Capítulo 10

4628 Words
El sonido secuencial de una gota que caía una y otra vez me estaba llamando en lo más profundo de mis sueños, aunque ni siquiera estaba segura de que estaba soñando exactamente, probablemente era otro recuerdo. Sin embargo, mi cuerpo quería resistirse a abrir los ojos, y la gota de agua que escuchaba caer se convirtió en un charco debajo de mis pies, que fue creciendo en un estanque hasta ser el mismo océano. Sentí que me ahogaba por completo en ese lugar, al mismo tiempo que hay en el agua una y otra vez del mismo modo que cuando fui empujada fuera del bote. Eran diferentes recuerdos sobreponiéndose entre ellos, el sonido que había escuchado antes cambió al de un disparo, a veces era un grito y otras veces era yo llamando al chico de piel bronceada sin obtener respuesta. En mi mente todo era culpa del agua, nunca me había gustado el mar porque siempre desconfiaba de su amplitud y profundidad, lo odié en Florida y también en California. Incluso cuando era niña solía pensar que el mar se lo llevaba todo, después de todo se había llevado mi muñeca favorita, y ahora también se lo había llevado a él. —No se siente tan fría en esta época del año —eso fue lo que me dijo Jenny un día al visitarme, ella insistió en que quería pasar un día en la playa conmigo. Estaba emocionada de que yo viviera tan cerca de una playa, me sorprendió que había vivido mucho más tiempo en ese lugar y nunca había estado en esa área. Le dije que lo mejor era bajar las escaleras para ejercitar un poco las piernas, y ya se tomó el consejo bastante en serio sin saber que era una broma, ahora tendría que soportar todo el camino de vuelta. —Siempre está fría —le dije sin mucho ánimo, me sentía bastante cómoda acostada sobre la manta de la playa, lo único que realmente estaba cálido en ese lugar era la arena. —Dime la verdad, no sabes nadar y le tienes miedo al mar —, dijo y me dio una larga mirada deslizando sus gafas de sol sobre el puente de su nariz para verme mejor. —Sin comentarios. —¿Alguna vez te metiste dentro del mar? —me preguntó con gran curiosidad. —Sí. —No se vale si solamente fueron los pies —añadió ella de inmediato. —Está bien, lo confieso, no me gusta el mar ni en esta costa ni en la otra. Espero esta respuesta te deje satisfecha, y me permita tomar una pequeña siesta —murmuré, y ella simplemente se ríe un poco. —Hoy vamos a meternos al mar —me dijo emocionada, y la miré aterrorizada, ella simplemente se rió de nuevo por mi reacción. —No, eso no —dije con tono cortante. Sabía muy bien que no servirían de nada negarme, porque seguramente ella crearía la oportunidad para hacerme tomar el riesgo. Pero, por el momento lo único que quería era cerrar mis ojos y descansar un poco, como el verano iniciaba había tenido días bastante ocupados en la tienda de recuerdos. Teníamos personas visitando desde todas las partes de California y otros lugares, la tienda nunca estaba vacía, de modo que ahora incluso trabajábamos con la hija del jefe, así que siempre éramos tres. Lo bueno es que me habían prometido que al final de verano sería un poco más suave y menos concurrido, por tanto nuestros horarios serían repartidos de formas diferente y tendríamos mucho más tiempo libre. Aunque en realidad lo mejor de todo es que nos pagarían más dinero en el verano, eso era algo que tenía mi tía feliz, ya que también me encontraba trabajando en el lugar de los bolos algunos fines de semana y ciertas noches entre semana, ella tenía la esperanza de que lograra reunir dinero para mi universidad. —¿Cómo va el trabajo estos días? —me preguntó Jenny de forma amable mientras se aplicaba otra capa de protector solar. —Bastante concurrido —le dije un poco somnolienta. —Es que ya viene la temporada alta —comentó. —¿Cómo? ¿que ya no había empezado? —le pregunté sorprendida. Ella se rió de nuevo y me dijo que a medida que avanzaban las fechas más personas iban a venir, además comentó que dentro de poco las playas iban a estar demasiado llenas, y el tráfico se iba a acrecentar. Le creí de inmediato al recordar que una semana atrás hubo días cálidos y vi muchas personas en la playa, lo que me causaba gran curiosidad es que ella decía que vendrían muchas más personas. —Vaya... —Sí, es que las personas del otro lado de la colina les gusta venir a nuestras playas, por lo que van a venir cada fin de semana a ocuparlas. Lo bueno de todo el asunto es que van a invertir en nosotros —comentó pensativa. —Sí, es cierto. Dime, ¿vas a trabajar en el verano? —No exactamente, pero pienso ayudarle a mis padres con la casa de la playa —explicó, sus padres tenían tres casas que rentaban para aquellos que vinieran a vacacionar, y le habían dado la función a ella de supervisar la limpieza y suministros, para que su hija aprendiera sobre el trabajo duro. No pude evitar pensar lo fácil que era su vida, no todos podíamos trabajar para nuestros padres como supervisores. Cuando ella volvió a acostarse sobre su manta color rosa creo que ambas nos quedamos dormidas, hasta que el viento del mar nos despertó y nos obligó a buscar más abrigo. Era algo bastante común en ese lugar, las mujeres llevaban el vestido de baño y también abrigo, los chicos tenían pantalones cortos en su lugar. —Deberías darle una oportunidad a Owen —mencionó de repente y me quedé en silencio. —No creo que sea justo para él, ya que no sé por cuánto tiempo voy a estar aquí. Mis padres vendrán a buscarme en algún momento, y no quiero una relación a distancia —mentí. —Siento que solamente estás creando excusas para alejarte de él, ¿no te preocupa que luego no dejes de preguntarte si...? —La vida siempre está llena de ese tipo de preguntas —interrumpí su discurso —. Además, el romance adolescente siempre tiene fecha de caducidad. —Que yo sepa no es un alimento, a veces puede ser duradero —me dijo en tono divertido —. Yo sé que Owen no es perfecto, aunque para muchas luce como un principe, pero el chico puede ser un patán cuando quiere. —¿Patán? —le pregunté sorprendida. —Es un chico al fin y al cabo —esa fue su explicación —, es bastante dulce cuando está enamorado y también es muy amigable, el problema es que vive en su propio mundo, así que no considera los sentimientos de otros en ciertas situaciones. Bueno, es como si no se diera cuenta... —No entiendo. —No estoy teniendo mucho sentido —me dijo —, lo que quiero decir es que a veces puede ser todo un idiota, como todas las personas en este planeta, pero sigue siendo un buen chico. Me quedé en silencio analizando lo que me había intentado decir, probablemente ni ella estaba segura sobre lo que me había dicho. Aunque, entendí que Owen no era perfecto, seguramente ese era el mensaje que intentaba transmitirme. —Solamente quiero que le des una oportunidad, si no funciona al menos lo habrán intentado y no quedará como una incógnita constante en sus vidas —insistió en ello. —Lo pensaré. Las horas pasaron y la temperatura empezó a descender, así que tomamos nuestras cosas y regresamos al vecindario de Seacliff, arriba sobre la pendiente. Mi cuerpo se sentía pesado y los ojos me escocian, siempre me pasaba cuando iba al mar, la sal y la arena me drenaban la energia. Así que ambas nos despedimos, y fui a tomar un baño en casa para relajarme un poco, había disfrutado el día junto a una amiga y eso era una gran novedad en mi vida. Después del baño pensé en ir a la cama, pero alguien golpeó la puerta e interrumpió mi camino hacia mi habitación. Por lo que fui a abrir la puerta y me sorprendí al ver a Owen esperando por mí, lo miré confundida mientras él se balanceaba sobre sus pies de forma nerviosa. —Owen. —Rossy... Yo, vine a verte. Me quedé en silencio para que continuara, porque por la forma en la que tenía agarrada la llave del auto con fuerza no creí que simplemente viniera a visitarme. —¿Estás ocupada? Pensé en decirle que sí y terminar la conversación, pero pensé en lo que Jenny me había dicho, y tampoco quería ser grosera con el chico. —Iba a la cama —dije con calma. —Oh. —¿Por qué? —me apresuré a preguntar al ver que él estaba perdiendo el valor. —¿Te gustan los acuarios? —me preguntó. —Supongo que sí —dije y me encogí de hombros. —¿Quieres ir al acuario? —¿Hay un acuario cerca? —le pregunté confundida, y una sonrisa iluminó todo su rostro. —No, no tan cerca, pero tampoco está tan lejos —dijo con emoción —, ¿quieres ir? Tuve curiosidad sobre sus planes, ya que el sol se ocultaría pronto y estaba segura que ya habían cerrado. De modo que después de pensar por unos segundos, tomé una decisión arriesgada y le dije que sí. Entonces, corrí hacía el interior de la casa para buscar algo de ropa, no pensaba ir al acuario en pijama, por lo que me cambié a un vestido rápidamente para no perder el tiempo, y le puse un abrigo de denim color n***o desgastado. —Estoy lista —le dije a Owen mientras corría de vuelta a la puerta, no me preocupe por ponerme maquillaje o arreglarme el cabello ondulado, porque el clima refrescante de la noche mantendría mi cabello en buena forma. —¿Segura? No llevamos prisa —me dijo sorprendido. —Puede que cierren pronto —mencioné. —Ya cerraron, y eso es lo que queremos —informó con sonrisa autosuficiente, y lo miré con curiosidad. —Pues, estoy lista —aseguré, y tomé unas sandalias del armario de los zapatos que había junto a la puerta. —Está bien, vámonos —aceptó con emoción y me abrió la puerta del asiento pasajero. Mientras el daba la vuelta para tomar su asiento le di un vistazo al auto, no lo había visto antes y era bastante sorprendente. Fue agradable que el me haya ayudado a subir, porque el Jeep era bastante alto para mí. Aún así me encantaba porque se veía moderno y con estilo, se notaba que era un nuevo modelo. —No había visto este auto antes —le dije. —Era el único que tenía suficiente gasolina —comentó —, es el auto de mi padre, pero siempre maneja la camioneta. —¿Entonces, nadie conduce este auto? —No mucho, pero está noche le vamos a dar un gran viaje —dijo emocionado y encendió el Jeep —. Espero que no se den cuenta que me llevé el auto favorito de mi padre —murmuró, y arrancó. —¿Cómo así? —No le gusta que nadie conduzca está máquina —explicó mientras se reía. —¿Vas a meterte en problemas? —pregunté. —Claro que no —mintió, y empezamos nuestro camino por la autopista, con las ventanas abiertas y la radio encendida. Mi cabello se volvió loco con la violencia del viento y me ví forzada a cerrar mi ventana, no quería lucir como si me hubieran electrificado —. Usa esto —, me entregó una gorra negra para el frío, y me la puse sin rechistar, de modo que él abrió la ventana de nuevo y pude disfrutar mejor del aire. Los cuarenta minutos de camino no se sintieron tan largos por la música y el paisaje, me gustaba ver los cultivos que eran constantemente rociados con agua. Además aún habían flores de primavera en las colinas que rodeaban la autopista, las más hermosas eran las de color naranja. —Esa es la flor de California —dijo Owen con orgullo cuando me vio intentar tomar una foto. Él me contó tanto como pudo sobre los alrededores, historias sobre las plantaciones y los residentes de allí. Presté atención a todo lo que dijo, siempre había tenido una debilidad por la historia y datos curiosos. Escuché todo lo que dijo hasta que llegamos a Monterrey, allí estacionamos sin problema porque había muy poca gente en el estacionamiento, probablemente eran trabajadores que terminaban su turno. —Sí, está cerrado —comenté. —No, no para nosotros —dijo, y tomó una de mis manos para llevarme a una puerta de emergencia —. ¿Lista? Asentí muy emocionada, y cuando entramos todo nuestro universo adquirió un tono azul. Era un mundo mágico bajo el agua, y hasta soñé que fuera posible respirar allí rodeados de peces, siendo participes de aquel universo en lugar de simples espectadores. En ese momento dejé ir todas mis preocupaciones, el mundo fuera del acuario ya no existía para mí, y en su lugar me encontraba en una realidad paralela de la cuál no quería irme nunca. —¿Quieres ver los pingüinos? ¿Tiburones...? —Lo quiero ver todo —le dije con una gran sonrisa —, ¿me vas a decir cómo lograste esto? —¿Esto? —me dijo en forma de broma, y lo miré de forma sería —, mi padrino, es dueño del lugar... O hace parte de la junta que administra el lugar, francamente no lo sé muy bien, pero él me dió el acceso —me dijo con orgullo. —A veces olvidó que eres un niño rico —le dije, y empecé a caminar lejos de él. —No lo soy, hay chicos mucho más adinerados, te lo puedo asegurar —argumentó, y me reí de lo que dijo porque de todos modos era un chico de dinero —. ¿Es algo malo? —me preguntó de repente. —Simplemente nos hace diferentes en muchos aspectos —le dije mientras me volvía hacía él para mirarlo, y empezaba a caminar de espaldas. —Yo creo que no somos tan diferentes, ambos respiramos el mismo aire —comentó con elocuencia —. A menos que seas una persona prejuiciosa. —No lo soy —dije, ofendida por la déclaration, y el se apresuró a tomar mi brazo para detener mi pasó y que no me cayera. —Cuidado, hay un escalón detrás de ti —me advirtió, y luego me empujó un poco más cerca de él para alejarme del peligro —. Ahora, puedes caminar con más seguridad —dijo, y me miró fijamente. Mi primera reacción fue intentar apartarme de él para no generar una situación romántica de malentendidos, pero mis pies se enredaron un poco, y su mano termino en mi espalda, cerca de mis caderas. El evitó que me cayera, y yo puse una de mis manos en su pecho para no quedar tan cerca, de modo que terminamos en el tipo de situación que quería evitar. Sentí los latidos de su corazón ir más rápido bajo mi toque, y el color de sus ojos se profundizó un poco más, sabía lo que iba a ocurrir si no tomaba control de la situación, así que di un paso hacia un lado y le agradecí por la ayuda. Él se quedó mirando la mano con la que me había sujetado, como si aún se encontrara absorto en ese momento y al mismo tiempo intentara recuperarse. —Hay muchos tipos de peces —dije de la nada y caminé alrededor, e intenté calmar mi respiración también porque aunque no quería aceptarlo su toque también me había afectado. Él no se movió por varios segundos y dejó que la distancia entre nosotros creciera un poco, probablemente eso le ayudó a calmar sus pensamientos. Yo intenté olvidar mientras miraba cada uno de los peces y especies marinas en exhibición y leía sus descripciones, desde que era una niña siempre me habían gustado mucho los museos y acuarios, mi madre se impacientaba porque quería tomarme mi tiempo para leer toda la información que estuviera allí a mi alcance, recuerdo que solía decir que era un aspecto que había heredado de mi padre. En algún momento me quedé mirando el pulpo con alguno de sus tentáculos extendidos en el cristal, se movía lentamente e intentaba ocultarse del público. No sabía si el pobre se sentiría demasiado observado todos los días, tal vez era bastante tímido o simplemente un introvertido. —No creo que le guste la atención —dije en voz alta. —Pero puede que le gustes tú, porque nunca había visto sus tentáculos de esta forma, o tal vez lo atrapaste de forma inadvertida —esa fue la hipótesis de Owen —, hoy luce bastante amigable. Desde mi punto de vista no entendía porque decía que lucía amigable, no estaba segura si me estaba mintiendo o realmente conocía muy bien al pulpo. Así que lo miré con desconfianza y simplemente seguí mi camino, él se rió de mí dándose cuenta de lo que pensaba y recuperó la confianza dejando atrás el momento de incomodidad. entonces seguimos caminando alrededor hasta llegar a lo que supuse era el lugar principal del acuario porque el cristal se levantaba sobre nosotros a una gran altitud y también tenía un gran ancho, era el momento de ver todo el espectáculo Marino. —Dios, mira esa tortuga marina... —dije sorprendida y me acerqué hasta tocar el cristal con mis manos. —Espera, aún no ves los tiburones —me dijo, y se posicionó a mi lado. Vimos todos los peces pasar, y él intentó decirme el nombre de cada especie, quería demostrar que era un gran conocedor del acuario. Luego vio la hora y me dijo que debíamos correr, hasta que llegamos a un pasillo semicircular. —Debes experimentar como se siente estar debajo de una ola — dijo emocionado, y un torrente de agua se movió sobre nosotros por canales de cristal. La primera vez me quedé sorprendida, era algo inesperado y diferente. La segunda vez me sentí con más expectativas porque quería verlo de nuevo, luego en la tercera vez vi que él estaba grabando un video en su teléfono de mi reacción sonriente y maravillada. —No lo publiques en tus r************* —le dije con advertencia —, no me gusta... —, no supe que decir, e intenté no mostrarme enojada al respecto. —Está bien, será nuestro secreto —dijo en tono de burla, y luego me lo envió para que pudiera verlo —. Te ves bien. Le di un vistazo al video mientras retomábamos el recorrido, y me sorprendí al ver la expresión en mi rostro. Me veía feliz y cómoda, como si no tuviera nada de que preocuparme en el mundo. Era una adolescente normal, llena de curiosidad y maravillada por lo diferente y nunca antes visto. Al mismo tiempo me asusté porque creí que la chica del video no se parecía a mí, luego comprendí que era una versión de mi que nunca tuve oportunidad de mostrar. Lo que más me impactó es que me gustó aquella sensación, quería ser esa persona para siempre y Owen tenía ese efecto en mí. —¿Soy un buen camarógrafo? —me preguntó cuando me encontró mirándolo con una expresión pensativa. —Sí, tal vez deberías dedicarte a esto —dije en modo de broma para borrar mis pensamientos. —Bueno, no sería una mala idea, ya he tenido otras profesiones en mente bastante absurdas. —¿Cómo cuáles? —De niño quería ser ninja, luego quise ser chef... de albóndigas. —¿Solamente albóndigas? —le pregunté con curiosidad. —Sí, albóndigas de pollo, carne de res, carne de cerdo, de queso también —explicó cuan descabellado había sido su sueño —. Luego, quise ser bombero, las albóndigas fueron demasiado para mi —, se rio de ello. —No te creo —dije intentando no reír, y el continuó explicando porque había elegido el área de las albóndigas, me hizo reír con aquella historia, probablemente inventó gran parte de lo que dijo. —En fin, hace poco pensé en ser un biólogo marino, podría trabajar en el acuario —comentó. Quise decirle que no creía que lo vería trabajando en el acuario, en su lugar sería el dueño o algo parecido. No sé qué tipo de respuesta me hubiera dado, porque empezamos a escuchar musica romántica por lo altavoces. Él estaba un poco avergonzado mientras escuchaba y pensaba que podría estar ocurriendo, nos detuvimos por un momento y se volvió a mi silenciosamente antes de extender su mano. —¿Quieres bailar? —, su pregunta me pareció extraña. —¿Ahora? ¿Aquí? —pregunté sin entender lo que pasaba. —Sí, esto es vergonzoso, pero creo que Roger arregló todo esto para la ocasión, le dije que vendría con una chica. —Entonces, esto es una cita —dije, como si no hubiera sido obvio todo el tiempo —¿a cuántas chicas traes a este lugar? —Eres la primera, no soy alguien que repita la misma cita con diferentes chicas —dijo un tanto ofendido —, me gusta ser creativo. Me hizo reír lo serio que se había puesto, y deseaba ponerlo un poco nervioso. —Lo que significa que si han habido más chicas —añadí. —Nunca dije que no haya tenido novia antes —dijo rápidamente —, salí con una chica por cinco meses, se podría decir que fuimos novios y esa ya sido mi relación más larga. —¿Cinco meses? —No era la indicada —explicó —. Tampoco pienso juzgar tus relaciones del pasado. —No hay mucho historial, mis padres viajaban mucho así que no tuve tiempo para fortalecer ese tipo de relación, tampoco estaba interesada en relaciones a larga distancia —di una breve explicación para que no se imaginara nada extraño, aunque había experimentado muchas cosas con diferentes chicos. —Pero, ahora estás aquí por un tiempo indefinido. —Tal vez —dije sin mucho ánimo. —La canción ya va a la mitad —mencionó con su mano aún extendida levemente, y accedí a bailar con él para no rechazarlo de forma grosera. —No suelo bailar este tipo de música —comenté mientras empezábamos a balancear nos de un lado a otro lentamente —, es bastante lenta. —Es romántica, debe ir lento para que haya más acercamiento —explicó con sus manos en la parte baja de mi espalda, después de haber situado mis manos en sus hombros. —Entonces, se supones que la pareja se bese —dije aburrida, aunque por dentro no dejaba de pensar en qué pasaría si dejaba que ocurriera, tenía una creciente curiosidad sobre qué sentiría si lo besaba. —No siempre —añadió mientras la canción terminaba —, no quiero forzar nada, intento ir tan lento como puedo. —Lento —repetí sorprendida. —No sé en que residen tus dudas sobre nosotros, pero si es necesario darte tiempo para que puedas ver que esto puede funcionar, entonces iré lento —me dijo con seriedad —, podemos intentar ser algo más o simplemente amigos. Por alguna razón mis ojos se enfocaron en sus labios, tuve que sacudir la cabeza para deshacerme de lo que sea se hubiera apoderado de mí. Sin embargo, no dejaba de preguntarme sobre cómo se sentiría, cómo podría afectarme si... Sí lo hiciera podría tomar una mejor decisión. —Lo pensaré —le dije, y por la forma en que me miró, estaba claro que no esperaba esa respuesta —. Mi madre siempre ha dicho que soy una persona muy curiosa, y una vez tengo algo en mente, debo descubrir cómo se siente y qué efecto tiene —intenté explicar lo que pensaba —. En este momento tengo curiosidad, y esa curiosidad está creciendo demasiado rápido. —¿Curiosidad sobre qué? —me preguntó confundido, y cuando terminó la canción extendí mis manos a su rostro e hice que se inclinará un poco para besarlo. La voz de Jenny había resonado en mi mente, ella dijo que siempre me preguntaría a mi misma sobre qué hubiera pasado si. Lo que nunca le dije es que no era una pregunta que me hiciera usualmente, porque siempre fui demasiado impulsiva, hasta que llegue a ese lugar e intenté llevar una vida tranquila. Besar a Owen destruiría toda mi tranquilidad, pero no besarlo tendría un efecto similar en mí porque mi mente no dejaría de plantear la posibilidad. Él tomó esa oportunidad para mostrarme lo que podría ser, le sostuvo contra él con delicadeza, pero su boca tomó un rumbo más profundo, y so no fuera porque las luces se apagaron de repente, quién sabe que tan lejos hubiéramos podido llegar. —¿Has saciado tu curiosidad? —susurró contra mis labios, y no dije nada —. No quiero que te sientas avergonzada, pero creo que los pingüinos nos están observando. Mire alrededor y vi los pingüinos que nos miraban, aunque Owen nunca apartó la vista de mi. Había hecho aquel comentario para romper el hielo, sabía que si no cambiaba el tema algo podría salir mal, empezaba a conocerme. —Que chismosos —les dije a los pingüinos. —Deveb estar cansados de siempre ser el espectáculo —dijo Owen, y le di la razón. —Esta tarde —comenté entonces al recordar las luces apagadas. —Sí, te llevo a casa. —No, besame de nuevo —le dije, y me miró con incredulidad —, aún tengo curiosidad. El sonrió de forma coqueta y entonces negó con la cabeza, creí que haría lo que le pedía pero en su lugar lideró el camino hacia el estacionamiento. —Ya sacaste tu curiosidad, ahora debes procesar los resultados de tu... Investigación —dijo de buen humor, y entendí lo que intentaba decir, él quería que lo pensara muy bien y no jugará con él. —¿Qué pasa si te rompo el corazón? —No te preocupes, siempre puedo recoger las piezas para ponerlas en su lugar de nuevo, además no creo que me vayas a romper el corazón. Verás, tengo una política de terminar relaciones en buenos términos, no soy un chico malo y tú tampoco eres mala, considero que eres bastante madura y... —Piensas muy bien de mí —comenté sorprendida. —Tal vez, tu no te das suficiente crédito —dijo él —. Rossy, me gustas, y so consciente que no todas las relaciones funcionan, así que si realmente crees que no deberíamos estar juntos no insistiré más y aceptaré que seamos amigos, pero ese beso... —, no termino la oración a propósito, no era necesario hablar sobre el beso, así que salimos del acuario y dejamos la conversación atrás. Necesitaba pensar y recordar porque era una mala idea salir con Owen, porque era una mala idea vivir con libertad. ¿Por qué era tan importante tener una vida de bajo perfil sin llamar la atención de nadie? En ese momento no lo recordaba muy bien, porque me permití vislumbrar el "¿qué pasaría si...?".
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