La Última en Verlo con Vida

El olor del mar era bastante fuerte en ese lugar, eso fue lo primero que noté cuando llegué y me di cuenta que aún era temprano para golpear la puerta. Así que caminé un poco más y fui al estacionamiento que daba con la playa, me sorprendió ver que se trataba de un gran precipicio y abajo estaba la playa que tenía gran extensión. Entonces, vi el barco hundido y sentí compasión por él, estaba completamente abandonado a su suerte como yo, se notaba que había empezado a oxidarse desde hace muchos años, lo que explicaba el fuerte olor que había en el lugar. Mientras contemplaba el horizonte frente a mí tomé una decisión, saqué un papel de mi bolsillo y lo leí por última vez en caso de olvidar demasiado rápido el valioso conté ido, luego procedí a quemarlo sin pensar que el viento podría jugar en mi contra con pedazos quemados, razón por la cual mi abrigo se quemó un poco. Tuve que sacudirme de inmediato con las manos, y alguien que paseaba su perro me miró con curiosidad, por lo que tuve que terminar rápido y regresar a dónde debía ir antes de que sin querer llamara demasiado la atención, francamente estaba haciendo un pésimo trabajo en mantener mi perfil bajo. No caminé tanto porque se trataba de un vecindario pequeño cerca de la pendiente, así que cuando llegué a la casa indicada golpeé la puerta y esperé hasta que alguien abriera. Escuché el ruido desde el interior, era una casa pequeña y pintoresca, me gustaba el color azul de sus paredes. Creí que no me había escuchado así que golpeé la puerta de nuevo, había practicado lo que haría en todo el camino hacia ese lugar, de modo que cuando se abrió la puerta ya estaba preparada para hablar, y al mismo tiempo estaba lista para moverme. —Hola, tía Mags, soy yo y vengo a quedarme contigo por un tiempo —dije, y al mismo tiempo metí mis maletas para ingresar de inmediato a la casa sin darle tiempo de negarse, temía que me cerrará la puerta en la cara. Por eso, fui directo hacia el interior y cuando vi la pequeña mesa del comedor me senté de inmediato y tomé un profundo respiro, sabía que ella me había seguido todo el camino sorprendida y haciendo preguntas, pero decidí silenciar mi mente para pensar y hablar con calma. Incluso cerré mis ojos por un momento e imaginé lo que podría suceder a continuación, como una serie de posibles guiones que podrían desarrollarse en el momento en que abriera mis ojos de nuevo. Cuando llegué a la conclusión de que estaba a merced de aquella mujer, intenté dar lo mejor de mí y abrí mis ojos para hacerle frente. —¿Tía Mags? ¿Es así cómo tú madre te dijo que me llamaras? ¿Dónde está ahora? —me preguntó enojada. —No lo sé, me dijo que si se iba por mucho tiempo viniera a ti —le dije una verdad a medias, o una mentira a medias dependiendo del punto de vista de quién lo supiera todo, yo optaba por llamarlo de la primera forma. —No, no, no... No estoy aquí para encargarme de los hijos de otros, ¿crees que vivo aquí para que...? —su voz bajó de repente y se sentó frente a mí para calmarse, no me dirigió la palabra por varios minutos —. ¿Tu madre está metida en problemas de nuevo? ¿Acaso tiene un nuevo novio? ¿Es otro ladrón? —No lo sé. —¿Tú estás metida en problemas? —me preguntó con tono grave —. Tengo una buena vida aquí... ¿Cuál era tu nombre? —Rossy, todos me llaman así —, otra mentira que salió de mi boca. —Rossy, tu madre se metió en muchos problemas, cuando se fugó con tu padre... ¿Qué crees que pienso de ti? Era hija de tu madre, una gran problemática, y luego está tu padre el ladrón de bancos... Me quedé en silencio, siempre que estaba con mi madre evitábamos decir aquello de mi padre, era una cualidad poco valorada. —¿Quién me puede asegurar que no eres tan problemática como ellos? —me preguntó molesta de nuevo —. No te quiero aquí... —No tengo a dónde ir —le dije con sinceridad. —Puedo llamar a servicios... —Eres el único familiar que me queda, así que te pido me dejes quedar aquí. Prometo no causar problemas, quiero una vida tranquila, necesito tomar el examen estatal y luego aplicar a universidades. Eso era algo que me había hecho prometer mi madre, y no me había opuesto a la idea porque sabía que era lo más beneficioso para mí, además no quería decepcionarla, y ahora tampoco podía decepcionar a la mujer que estaba frente a mí. Había tanto por hacer y tan poco tiempo, y al mismo tiempo tenía mucho que perder si no permanecía mi perfil bajo y mantenía mi promesa. Tenía un reloj interno sonando en mi mente, era una bomba de tiempo que necesitaba contener para que no me explotara en la cara. —¿Exámen? —Tuve que abandonar el colegio y ya es tarde para volver, pero soy buena estudiante —intenté convencerla —. Pero, necesito un trabajo... Ella se quedó mirándome en silencio mientras digería las palabras que había dicho, me sorprendió que no hubiera dudado que fuera su sobrina y me pregunté si tal vez había visto fotos mías alguna vez. Me miró a los ojos buscando una respuesta a sus preguntas internas, y luego parpadeo para apartar la mirada. La vi levantarse e ir por un vaso de agua, se tomó el agua tranquilamente mirando por la pequeña ventana de la cocina antes de darse la vuelta para decirme: —La segunda puerta —, señaló —, es la habitación de invitados, es tuya. Por el tono de su voz sabía que había una advertencia incluida, una advertencia que yo ya me había hecho a mi misma. No lo arruines. Pero, siempre estuve destinada a fallar.