Me sorprendió descubrir que los gemelos de verdad se llamaban Marco y Polo, cuando les pregunté por ello se rieron y explicaron que sus padres pensaron que podría ser algo bastante divertido. Ciertamente, podía imaginar cómo eran los padres de los dos chicos, sus personalidades hablaban por ellos, me parecía que eran demasiado transparentes con todas sus emociones. Tenía sentido que fueran amigos de Owen, su personalidad también era un poco ingenua y amable. Pero, Jenny era una chica más sensata y observadora, se notaba que era la más madura del grupo, y los tres chicos le tenían mucho respeto.
—Entonces, ¿cuánto más vamos a caminar? —pregunté por tercera vez y los gemelos me miraron con n diversión.
—Creí que era buena caminando —le comentó un gemelo a otro en un susurro, como si no los pudiera escuchar.
—Es impaciente —respondió el otro.
—Tal vez le duelen los pies...
Decidí dejar de prestar atención a su intercambio de ideas, y continué caminando detrás de Jenny y Owen. Mi tía se había encargado de que la salida al bosque sucediera, y ahora me encontraba en medio de una frondosa montaña con cuatro chicos al final de sus años de adolescencia como yo. La diferencia entre nosotros era el tipo de vidas que habiamos tenido hasta ese momento, además del amor hacia la naturaleza que ellos profesaban, eso era algo que realmente me tenía sorprendida. Caminamos por una hora hasta que llegamos a un riachuelo que iba cayendo como una pequeña cascada y en un punto especifico se encontraba un grupo de peces koi. La chica le tomó miles de fotos y videos que luego subiría a i********:, mientras los chicos miraban que árbol podían escalar, al final no escalaron ninguno porque eran demasiado altos como ellos ya me había dicho, pero a mi parecer solamente intentaban pasar el tiempo siguiendo ideas extrañas para divertirse. En cuanto a mi, me sentía extraña en ese lugar rodeada de compañia, levanté la mirada para ver el final de los árboles y luego cerré mis ojos para escuchar el viento silbar, era algo realmente hermoso y tranquilizante, siempre había estado rodeada de los ruidos de la ciudad con los autos, las construcciones, las personas caminando de un lado a otro y el mundo que nunca se queda quieto. Ese momento se convirtió en uno de mis refugios secretos, así era como mi madre los había llamado para mí, me dijo alguna vez que cuando sintiera que todo se desbordara podría cerrar los ojos y viajar a un refugio secreto, dependiendo de la situación podía elegir un lugar en específico, este era mi tercer refugio porque incluso cuando abrí mis ojos y vi a los chicos sonreír y divertirse, me sentí contagiada por sus emociones.
—¿Qué te parecen? —me preguntó Jenny, y me volví a ella para ver los peces —. ¿No te parecen hermosos y mágicos al mismo tiempo? —me preguntó y me acerqué al agua para ver mejor, ciertamente brillaban mientras nadaban de un lado a otro —. Dicen que traen buena suerte...
—Son lindos —comenté.
—Sí, lo son... Entonces, ¿cuál es tu historia? —me preguntó de repente y la miré con duda —, ¿cómo terminaste aquí?
—Mis padres viajan mucho, entonces mi madre decidió que me haría bien estar en un solo lugar por un tiempo, quiere que mi vida sea más estable y mi única familia además de mis padres es Mags —expliqué y ella me miró de forma atenta.
—¿A qué lugares has ido? —hizo otra pregunta con mucho más interés.
—Muchos lugares, más que todo ciudades, he estado en Europa, en Asia, en muchas partes del continente de América —resumí un poco y ella abrió sus ojos con gran sorpresa —, se hablar español, ingles, francés y un poco de alemán, aunque no soy muy buena en los dos últimos. Intenté aprender c***o, pero no tuve mucho éxito...
—Wow, ¿acaso tus padres son embajadores o algo parecido? ¿Trabajan en hoteles o agencias de viaje?
Al principio no supe cómo responder a esa pregunta, aunque muchas veces di diferentes respuestas que ya tenía practicadas de toda la vida, por alguna razón en ese momento me quedé en blanco. Probablemente me había afectado su forma tan honesta de hablar y relacionarse, sentía que mis mentiras de algún modo estaban destruyendo lo puro del momento, y nuestra relación de posible amistad. Sin embargo, en un parpadeo volví a ser yo de nuevo, como si me alejara de golpe de una llama de fuego a la que me había acercado demasiado por sus bellos colores, el momento perdió su encanto y la burbuja explotó antes de que pudiera hacerse más fuerte.
—Bancos, trabajan en bancos —dije y me alejé con la excusa de querer ver más del bosque, pero en realidad quería evitar nuevas preguntas —. ¿Cómo se llama este lugar?
—Este es el parque Redwoods, los troncos son ligeramente rojos si los miras con atención —dijo uno de los gemelos, explicando también el sentido del nombre y al mirar los troncos de los árboles le di la razón —. ¿Listas para la siguiente parada?
—¿Vamos a caminar más? —le pregunté sorprendida.
—Sí, vamos a ir a Felton —dijo el otro gemelo.
—No sé, creo que quiero regresar —dijo Jenny.
Owen permaneció callado durante el debate sobre lo qué haríamos a continuación, su mente pareció perderse por un instante y luego habló para dar su voto final sobre el día. Cuando les dijo que quería subir a los viejos carriles del tren nadie se negó, así que continuamos caminando y ascendiendo, en un punto fue bastante difícil para mí y Owen se mantuvo frente a mi para extenderme la mano cada vez que lo necesitara, y todas las veces recibí su ayuda sin quejas porque aunque estaba cansada de avanzar, tampoco quería quedarme atrás. Tuvimos que detenernos tres veces para tomar agua y descansar un poco, más que todo por mi, y eso me hacia sentir avergonzada, por eso me prometí hacerme más fuerte luego de ese día. Cuando llegamos al lugar que Owen quería ir, me sentí satisfecha con mi esfuerzo y lo que había logrado.
—¿Qué te parece? —me preguntó Owen.
—Me gusta —le dije y él sonrió, y me di cuenta que todo ese tiempo él estuvo intentando crear un vínculo entre nosotros, quise decirle que no estaba interesada pero como nunca me dio a entender algo de forma directa, no sentí que pudiera responderle en ese momento —. Gracias por traerme —le dije de forma cordial y di un paso atrás.
—¡Owen, encontramos una lagartija! —gritó uno de los gemelos como si fuera un niño pequeño, y él se marchó un poco avergonzado para ir con sus dos amigos.
—Nunca crecen —comentó Jenny que se acercó a mi de nuevo —. Vi que ya terminaste tu botella de agua, tengo una botella extra si la necesitas —me ofreció y acepté su acto de amabilidad —. Creo que lo sabes, sabes que le gustas...
—¿Qué? —pregunté sorprendida.
—Lo siento, te tomé por sorpresa, pero solamente quería decirte que es un buen chico, está bien si no te gusta, no tienes que ser su novia o ... Bueno, simplemente no te sientas presionada, te invitamos a venir hoy para pasar tiempo entre amigos y que puedas conocernos, no tenemos intenciones ocultas —se explicó rapidamente —. Nos agradas...
—Vale, gracias, parecen buenos chicos —dije de forma incomoda, porque realmente no sabía que responder —supongo que podemos salir de vez en cuando.
—Claro, cuando estés libre y lo desees, hasta podemos ir un día de compras o ver una película, incluso puedes venir a mi casa, tengo un televisor bastante grande para ver películas llenas de cliché o terror puro, lo que sea que te guste, los chicos también tienen videojuegos —mencionó todos los planes posibles que se le ocurrieron —, también hay fiestas si es lo tuyo, o siempre está la playa.
—Todo suena bien —le dije.
Cuando bajamos la montaña el día transcurrió de forma normal y por el corto tiempo que duró me sentí parte de su mundo, la sensación fue buena aunque también me asustó, porque estaba acostumbrada a no permanecer mucho en un mismo lugar. Tenía miedo de encariñarme demasiado con esa vida y luego tener que dejarla ir, por eso prefería no acercarme tanto a la gente para no tener que extrañarlos después.
—Owen, tu llevas a Rossy a casa, ustedes viven cerca —dijo Jenny cuando llegó el momento de despedirnos, y me llevó ella misma al asiento del copiloto para evitar protestas, sentí entonces que aquella había sido una pequeña emboscada en la que caí de forma inevitable. Entonces, me fui sola con Owen y no hablamos en todo el camino, el único sonido en el auto fue la música y en algún momento su voz cuando cantó para romper el hielo, ese fue el primer día que pasé tanto tiempo con Owen.
—Ya estamos aquí —dijo cuando llegamos a mi casa —. ¿Estás libre mañana...?
—No, trabajo.
—¿En el muelle?
—Sí.
—Vale.
Sonreí en ese momento de forma inesperada, su timidez era bastante comica para mí, me atreví a pensar que era la primera vez que conocía a un chico tan timido conmigo, y como era tan blanco cuando se sonrojaba se le ponía las mejillas bastante rojas.
—Adiós, Owen —me despedí y cerré la puerta para meterme a la casa sin darle oportunidad de hablar más, pero él bajó el vidrio de la ventana y desde el auto me gritó una despedida.
—Hasta pronto, Rossy.
No me volví a mirarlo y entré en la casa sintiéndome un poco nerviosa, en ese momento me di cuenta que el chico también me gustaba, no era un sentimiento fuerte como el de las peliculas donde las protagonistas se enamoran desde la primera mirada, sino que se trataba de un sentimiento suave y lleno de incertidumbre. Mi corazón se agitó un poco y me puse la mano en el pecho, estaba actuando como alguien de mi edad definitivamente, o eso quería pensar.
—¿Qué pasó? —preguntó Mags y me asusté, no la había escuchado porque probablemente estaba en su jardín cuando llegué —, ¿te sientes bien? —preguntó verdaderamente preocupada por mi expresión, ni siquiera yo sabía cómo lucia para que reaccionara así.
—Mucho ejercicio —le dije de inmediato —, estoy verdaderamente cansada, no más caminatas en un tiempo —expliqué y me alejé de la puerta.
—Que exagerada —comentó ella y se apresuró a ofrecerme limonada, lo cual agradecí —. Por cierto, te estaba esperando —dijo y la miré con curiosidad —, alguien te llamó, y te dejó un mensaje en la contestadora.
—No puedo creer que aún tengas una contestadora, nadie que conozco... —intenté desviar su atención a otro tema, y ella me ignoró para caminar a la contestadora y reproducir el mensaje para mi.
—Señorita Rossalina, nos comunicamos con usted de la Universidad de Stanford para hacerle saber que hemos recibido su solicitud, por tanto hemos agendado una cita con nuestro departamente de consejería para responder a sus dudas. Pedimos por favor que se comunique con nosotros a más tardar el próximo lunes para confirmar la solicitud.
Mags me miró con una gran sonrisa y yo me apresuré a sonreír también para que no se diera cuenta de cuan asustada había estado antes, aunque aún me sentía de ese modo porque no comprendía cómo habían obtenido el número de teléfono, pero por lo menos habían entendido el mensaje.
—¿Quieres conducir el auto? —me preguntó emocionada —, puedes pedir el día libre y conducir al lugar... ¿No estás emocionada? —me preguntó al ver mi falta de respuesta.
—Sí, por supuesto que sí —dije y me levanté para abrazarla, porque se notaba que eso era lo que quería hacer —, solamente es para responder mis dudas —le recordé y ella asintió diciendo que lo entendía.
—Simplemente me hace feliz que te estés esforzando en todo esto —me dijo con gran orgullo y me sentí mal, porque ella no sabía que le estaba fallando.
—Gracias, creo que los contactaré ahora para poder gestionar todo de forma diligente —le dije y ella estuvo de acuerdo, me dejó sola para que me encargará y prometió que esa noche iríamos a comer a nuestro restaurante favorito.