Capítulo 4

1936 Words
La policía lo quería saber todo sobre mi relación con el chico de la casa de la colina, empezaba a creer que sospechaban de mi por mi historial, después de todo ellos tenían acceso a toda mi información y había mucho material que me hacía ver bastante mal. Estaba segura que en algún momento compartirían aquella información con su familia, y no me sentía segura sobre cómo me verían después de eso. Por ello, intenté ser lo más honesta posible y les hice saber que nuestra relación empezó a través de mi tía y que fue él quien siempre dio el primer paso, incluso sus amigos siempre buscaron la forma de ayudarlo para que pudiera acercarse más a mi. Yo vivía cerca del mar y él en lo alto de la colina, y aún así siempre tomaba desvios para pasar cerca de mi casa, él buscaba excusas para acercarse. Entre más lo pensaba más me daba cuenta que Owen y yo siempre nos encontrábamos en lugares inesperados, eso hizo que mi relato fuera más fácil de contar, como aquella vez que decidí caminar por la playa cerca de mi casa y llegué hasta el muelle, recuerdo que tuve el arrebato de intentar acercarme al barco hundido. Alguien había obstaculizado el camino con una cerca plateada que impedía que cualquiera pudiera acercarse, aunque fácilmente si no había nadie podría intentarlo. Ese día lo pensé porque creí no haber visto persona alguna alrededor, nunca entendí por qué siempre me atraía ir en contra de las reglas, supongo que la adrenalina me hacía sentir fuerte e invencible. Así que me fui preparada para adentrarme a la zona prohibida, extendí mis manos y antes de poder tocarlo escuché su voz. —Está prohibido entrar ahí —me dijo, y me quedé quieta por un momento pensando en qué decir —, hay un letrero en la entrada —añadió y me volví a él lentamente. —¿Lo hay? —pregunté de forma inocente y él sonrió con incredulidad —, ¿qué haces aquí de todos modos? ¿no deberías estar en clase? —Hoy es día feriado —me dijo. —Entonces, de repente decidiste que querías venir a esta playa a esta hora del día... No tenía mucho sentido porque la mayoría de las personas de clase alta solía ir a otras playas, donde seguramente poseían alguna casa de playa —No, estaba conduciendo por el lugar y te vi —explicó un poco avergonzado. —Me seguiste. —Te vi y pensé en saludar, así que bajé por la colina y estacioné allí —continuó la explicación, ignorando lo que le había dicho —. En ese momento vi que te dirigías al muelle, ya había pasado cierto tiempo... tuve que girar por varias calles para poder regresar y venir a la playa. —Me seguiste. —Sí, está bien, te seguí. —¿Estás obsesionado conmigo? —¿Obsesionado? Eso se escucha bastante mal, no diría que esté obsesionado contigo sino más bien... —, él intentó buscar por la palabra correcta —. Simplemente tengo curiosidad, eres una chica misteriosa para mí. —Bueno, no hay mucho misterio, mis padres tienen trabajos aburridos y normales, y siempre están viajando, así que vine a vivir con mi tía por un tiempo. Tengo trabajos de medio tiempo porque estoy ahorrando para la universidad, y prefiero tomar el examen estatal que tener que asistir al colegio a mitad de año escolar, sería una pérdida de tiempo para mí porque tendría que ponerme al día con todas las clases y sé que no podría —expliqué mi situación —. No sé qué más quieres que te diga, soy como todas las chicas: me gusta ir de compras, caminar por la playa, ver películas románticas, pintarme las uñas, arreglarme el cabello... —El otro día te vi en la patineta, en el parque cerca de aquí —dijo y lo miré pensativa, intentaba recordar el día que él estaba nombrando. —¿Seguro que no me sigues? —le pregunté al pensar en ello, dado que se trataba de varios días atrás, cuando no llevaba mucho en el lugar. El parque quedaba bastante cerca así que caminé y llegué en veinte minutos, solamente buscaba una excusa para caminar, mi objetivo era ver las rampas para patinetas y monopatines. Cuando llegué había un grupo de chicos, todos me parecieron novatos, así que para matar el tiempo los desafié y los chicos aceptaron porque querían ver qué iba a hacer. De vez en cuando iba a ese lugar y cuando me encontraba a los mismos adolescentes de ese día me unía a ellos, siempre querían ver mis movimientos y que les diera consejos. —No, tengo muchas cosas por hacer, no puedo seguirte todo el día —se excusó. —¿Y si tuvieras el tiempo? ¿Me seguirías? —le pregunté y di un paso hacia delante para ponerlo nervioso, ciertamente tenía un efecto sobre el chico, porque su pecho subió y bajó de forma notoria. Su mirada cambió y por un momento me asusté, así que retrocedí para romper el hechizo que de algún modo había puesto sobre él —. Tengo trabajo hoy... —¿Te... Te llevo a tu casa? —preguntó y señaló su auto. —Prefiero caminar —le dije y fui hacía las interminables escaleras que te sacaban todo el aire, pero no quería que Owen siguiera con su propósito de llegar a mí, aunque ir en el auto me hubiera ahorrado el aliento que perdí por intentar hacerme la desinteresada. Además que para mantener mi orgullo me negué a mirar atrás y al mismo tiempo subí todas las escaleras sin tomar los dos descansos usuales para mí, sin embargo, cuando estuve en la cima no pude contener mi curiosidad y miré abajo, no esperaba encontrarlo allí mirándome. No pude olvidar la forma en que me miraba, me sentí mal por haberlo dejado allí porque parecía un chico sin malas intenciones, se estaba esforzando tanto que me era difícil actuar como una chica mala frente a él para que se alejara de mi. Tal vez era el momento de ver aquella película sobre cómo perder a un hombre en cierto número de días, ya no me acordaba cuántos, igualmente tampoco es que tuviera una relación con el chico, solamente quería que perdiera el interés. Me fui del lugar muy pensativa y me dirigí a casa para ducharme, aunque el clima no estaba tan caliente por los vientos del océano pacífico, la caminata que había hecho era bastante demandante para mí poca capacidad atlética. Mi día no tuvo nada más interesante después de aquel incidente, incluso hasta esperaba que Owen se pasara por la tienda para reírme de sus inocentes intentos de coquetear conmigo, me era difícil tomarlo en serio porque me divertía y yo fingía estar aburrida. Pero, para mí sorpresa me encontré pensando demasiado en el chico y eso no me gustó, porque pensé que realmente no me afectaba. —Que tonta —comenté de la nada y Laurie se volvió a verme sorprendida —. Nada, no me prestes atención... —Ya estás perdiendo la razón —dijo sacudiendo la cabeza, entonces volvió su atención a la pantalla de su teléfono donde veía un documental, ese era su pasatiempo favorito cuando no había clientes. —¿Sobre quién es el asesinato? —pregunté, porque usualmente los documentales que ella veia hablaban sobre casos misteriosos de asesinatos. —Hoy no, he cambiado de tema. —¿Qué ves ahora? —le pregunté con curiosidad. —Grandes robos de la historia —respondió con una gran sonrisa —. Son historias fascinantes. —¿Lo son? —pregunté sin mucho interés. —Bueno, no creo que sea fácil robar bancos, y muy pocos ladrones han logrado huir con el dinero sin ser atrapados —explicó la razón de su entusiasmo —. Hubo un robo en particular... Ella no terminó la oración porque quería que yo le preguntara más, se notaba que quería hablar con alguien sobre lo que veía. —¿Qué robo? —le pregunté para no desalentarla, francamente no había mucho que hacer y una buena conversación no hacía daño a nadie. —Hace más de diez años hubo un gran robo a uno de los bancos más grandes del mundo y hasta el momento nadie ha podido encontrar el dinero, fue un robo casi perfecto, si no fuera porque descubrieron a uno de los ladrones. Thomas Carson, era el líder de este grupo de ladrones, fue la mente maestra detrás del robo, pero fue traicionado por su mano derecha. —¿Traicionado? —Ben D. como lo llamaban, se fue a beber a un bar y no dejaba de decirle a todos que pronto sería uno de los hombres más ricos del mundo, les dijo que había robado un banco. De modo que la policía lo atrapó y en su estado de ebriedad traicionó a muchos solamente para evitar la cárcel. Algo que en realidad no fue a su favor como él pensaba, ya que todos buscaban el dinero, pero solamente una persona lo tenía. —¿Por qué no fue a su favor? —pregunté. —El ladrón que fue atrapado dio el nombre del jefe del grupo, y cuando fueron tras él las cosas se salieron de control y él hombre murió con el secreto de dónde estaba el dinero. —Entonces, nadie encontró el dinero —concluí y ella asintió de acuerdo. —¿No es fascinante? —me preguntó y no supe que responder, pero de todos modos no tuve oportunidad porque un cliente finalmente llegó e hizo sonar la campanilla al abrir la puerta. Me volví a ver de quién se trataba y vi a un chico que parecía fuera de lugar, estaba segura de que era de otro lugar porque no tenía la misma vibra de los demás que viven allí. —No está cerrado —dijo el chico y señaló el cartel de cerrado a un lado, no estaba segura de la razón del comentario, probablemente quería parecer divertido y atraer nuestra atención. Me sorprendió la forma en que Laurie lo veía, como si se tratara de una persona sospechosa y hasta se puso de pie de inmediato después de haber estado sentada casi todo el día, simplemente disfrutando del momento. —¿Busca algo en especial? —se acercó al desconocido para ayudarlo y él simplemente le sonrió, lo que me molestaba es que no dejaba de mirarme cada tanto. Luego eligió un llavero sin mostrar mucho interés y fue directo a mí para pagar por ello, e intenté apresurarme para que se fuera porque su mirada era bastante intimidante. Así que cuando se fue pude tomar un respiro mientras intentaba mantener en mi memoria el rostro del chico, con sus ojos oscuros y su sonrisa de chico malo, su cabello corto y sus orejas horadadas, no había visto a nadie así en ese lugar. —Voy a revisar la cámara —dijo Laurie. —¿Crees que robó algo? —le pregunté mientras ella ponía el cartel de cerrado en la puerta, luego la bloqueó y la seguí a la pequeña habitación de seguridad. —No lo sé, pero no me dio un buen presentimiento, puede que no haya hecho nada —explicó y la seguí de todos modos, también quería ver el rostro del chico de nuevo porque sentía que debía recordarlo para tener cuidado. El chico no robó nada, y aún así dejó una extraña sensación en nosotras.
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