La segunda vez que recuerdo haberlo visto fue la mañana del miércoles, antes de salir de casa estuve escribiendo cartas para enviar, y mi tía pasó por mi lado varias veces con curiosidad. No sabía que ella iba a estar en casa, de otro modo no lo hubiera hecho en ese momento para no tener que mentir. Sin embargo, decidí proseguir como si nada y sellé los sobres como si fuera algo natural, no quería que creyera que hacía algo malo o muy misterioso.
—¿Les estás escribiendo a las universidades demasiado pronto? —me dijo al ver que una de las direcciones decia Berkeley.
—Solamente deseo aclarar algunas dudas —dije con calma y ella se encogió de hombros, creo que la escuché murmurar algo sobre que, seguramente yo sabía lo que hacía. Así que puse cuatro cartas en el buzón ese día para enviar, y luego inicié mi caminata de una hora, me tomó treinta minutos llegar a la parte baja del parque natural que me gustaba caminar desde el día que llegué. Subí con calma y seguí mi camino hasta el río, mi parte favorita se encontraba río abajo en donde había un árbol caído, el tronco marrón era bastante largo y desde la primera vez que lo vi no dudé en trepar sobre él para tomar asiento. Se sentía como un lugar de ensueño, por lo que siempre cerraba los ojos y me quedaba escuchando la naturaleza a mi alrededor antes de ensuciarme las manos en la tierra. Cuando me sentí lo suficientemente satisfecha por el tiempo que había pasado allí, decidí emprender mi camino de vuelta, el tiempo siempre volaba rápido y debía calcularlo todo muy bien, porque cuando se camina el tiempo se va más rápido aunque se sienta lento.
Casi siempre evitaba tomar el camino de la calle principal para no ser vista por autos que pasaran por allí, pero algo me llevó a hacer lo inesperado ese día, por la tierra lodosa que no me dejaba caminar bien. Así que cuando pude salir de los senderos del bosque, me fui por el asfalto de la calle principal, caminé de forma tranquila hasta el final cuando un perro grande se abalanzó sobre mí con gran emoción. No tuve tiempo de evitarlo y caí al suelo ante su peso, estuve confundida durante los primeros segundos, ya que no conocía al perro de ningún lado y no entendía la razón de su actuar. Entonces, el dueño finalmente me lo quitó de encima y me sorprendí al ver al chico rubio de la tienda, él no dejaba de disculparse mientras intentaba controlar a su perro.
—Lo siento mucho, no sé qué le pasó... —empezó a decir avergonzado, entonces me miró y se sorprendió de encontrarse conmigo —. Hola.
—Dios, ese perro está muy grande —murmuré y procedí a intentar levantarme.
—Deja te ayudo —me dijo él de forma educada y procedió a extender su mano para ayudarme, tuve que aceptar de mala gana porque no me sentía con suficiente fuerza para hacerlo por mí misma. Su perro se calmó por un momento y nos miró de cierta forma que por un momento creí que había hecho todo eso a propósito, probablemente era tonto de mi parte pensar que su perro había hecho todo un complot para que nos reuniéramos en ese momento.
—Estoy bien —le aseguré para que me soltara, e intenté caminar, pero no podía mover muy bien mi pie derecho y él lo notó al instante.
—Dime dónde vives, mi auto está allí y... —dijo y señaló antes de volverse a mí y darse cuenta que no confiaba en él, en realidad no confiaba en nadie.
—Puedo caminar —le dije.
—Puedo llevarte a tu auto —dijo pensativo, creyendo que mi negativa se debía a que prefería conducir.
—No tengo auto —le dije.
—¿Vives cerca?
—Sí.
—¿Dónde? —preguntó, y procedí a responderle porque sabía que no iba a rendirse.
—Seacliff —dije en voz baja, y él asintió pensativo.
—Voy a llevarte, no puedo dejarte aquí.
—No, llamaré a alguien para que venga por mi —dije de inmediato y llamé a Mags para que viniera por mí, el chico se quedó a mi lado todo el tiempo, me ayudó a sentarme en el bordillo e intento no decir mucho, pero era obvio que le costaba permanecer en silencio.
—Te gusta mucho este parque, te he visto muchas veces por aquí —comentó.
Lo miré de inmediato como si fuera un espía que me perseguía, pero él se apresuró a sacudir la cabeza para negar cualquier acusación extraña dirigida hacía él.
—No soy un acosador —se defendió de inmediato, aunque en mi cabeza habían mayores preocupaciones.
—Te llamas Owen, ¿cierto? —pregunté, recordando lo que pasó en la tienda y él asintió, pude ver la emoción en el brillo de sus ojos al darse cuenta que recordaba su nombre —. Voy a estar bien, no necesito de...
Maggs llegó en ese momento y se estacionó de forma brusca frente a nosotros, por lo que ambos la vimos sorprendidos. Ella salió del auto como si algo terrible hubiera pasado, y corrió hacía mi para revisar mi estado.
—¿Estás bien? —me preguntó.
—Solamente me torcí el tobillo —le dije con calma.
—¡Pues claro, te la pasas caminando todos los días! Debes tener más cuidado, podrías romperte un hueso la próxima vez... Mejor agarras el auto de vez en cuando —dijo rápidamente con gran preocupación —. ¿Y quién es este? —señaló al chico junto a mí.
—Owen —dije sin dar muchas explicaciones.
—Mucho gusto —el extendió su mano para saludarla, y luego procedió a contarle lo que había hecho su perro. Ella terminó riendo a carcajadas sobre todo el asunto, y luego incluso hablaron más a fondo sobre Owen y su familia. Me sobresalté un poco cuando lo invitó a cenar y él casi dijo que sí, hasta que se dió cuenta que probablemente era demasiado o tal vez ya tenía planes.
—Mi sobrina no tiene muchos amigos de su edad aquí, le vendría bien conocer gente...
—Tía Maggs —dije con advertencia, pero ella continúo hablando de ello, y hasta le preguntó si podía obtener su número de teléfono. No pude detenerla, creo que hasta Owen estaba disfrutando todo el asunto. Cuando se despidió me sonrió de tal forma, que quedé sorprendida por lo transparentes que fueron sus emociones para mí. Siempre estuve rodeada por personas que constantemente mentían, pero aquel chico parecía genuino y eso también me asustó de una forma que en ese momento no pude comprender.
—Es lindo, deberías salir con él —me dijo mi tía cuando ya estábamos en el auto, Owen me había ayudado a tomar asiento, aunque le insistí que no era necesario.
—No busco novio —le dije de forma cortante.
—Deberías, ya que aún eres bonita y joven, ya cuando estés vieja como yo será más difícil —intentó aconsejarme —, además es bastante lindo, cuando llegue a los treinta seguro será bien guapo...
—La belleza no lo es todo —la interrumpí.
—Lo sé, por eso le pregunté por su familia, y tienen dinero, apuesto que hasta irá a una buena universidad, ¿escuchaste dónde vive?
—No necesito alguien con dinero —dije para molestarla, pero ella me ignoró.
—Y es bastante amable, es el paquete completo: guapo, rico y amable...
—No es rico, vive del dinero de sus padres —añadí —, de modo que...
—Alguien va a pagarle la universidad —, ella terminó la oración por mi, con sus ideas de grandeza. Probablemente estaba bromeando en la mitad de cosas que había dicho, solamente sus intenciones de conseguirme un novio eran lo único verdadero —. Lo veas por dónde lo veas, el chico es un buen partido, guarda su número en tu teléfono.
Me ajusté el cinturón de seguridad y no realicé más comentarios, incluso pensé en fingir que estaba dormida.
—Por cierto, ¿por qué siempre cargas con un bolso tan grande? —se refirió a la bolsa que siempre cargaba sobre mi espalda.
—Cargo con agua, un abrigo extra y un libro... Me gusta leer en la naturaleza —expliqué con cuidado.
—Deberías ir un poco más ligera o vas a sufrir de dolor de espalda —mencionó preocupada.
—Te preocupas demasiado —le dije, aunque sus palabras me habían conmovido. Al principio ella había intentado mostrarse distante conmigo sin mucho éxito, ya que siempre se aseguraba de que estuviera bien y no me faltará nada. Se sentía como una segunda madre para mí, y deseaba mantenerla en mi vida por un largo tiempo.
Al pensar en todo lo que ella había hecho por mí, y cómo me había dejado entrar a su vida, aunque de cierta forma yo haya sido una intrusa, me sentí extremadamente agradecida. Me quedé mirándola mientras conducía, sin dejar de pensar que nunca le había agradecido, pero tampoco quería dar muchas explicaciones al respecto.
—Gracias —dije de forma repentina y ella me miró confundida en busca de una explicación, pero yo simplemente me encogí de hombros y desvíe la mirada hacia la ventana.
—De nada, seguiré reuniendo números de teléfono de chicos solteros para tí —se rió y me volví a ella para protestar, hasta que la vi reír. Mi tía era bastante bromista, pero su voz podía sonar demasiado seria como para poder diferenciar la verdad de la mentira, esa era una característica familiar que había logrado identificar.
—No te atrevas —dije en un tono de broma y me reí también para mantener el buen ambiente.
Entonces, llegamos en pocos minutos a la casa y nos sentamos a ver televisión mientras comíamos, ya me había acostumbrado a qué esa era mi rutina diaria con ella durante las comidas, a menos que deseara tener un brunch en alguna cafetería cercana.
—Hoy no trabajas, Matt me llamó —me dijo cuando vió que me levantaba del sofá.
—¿Por qué?
—No lo sé —dijo concentrada en lo que veía —, y hay un evento en la playa, vamos a ir...
—No, gracias —respondí de inmediato.
—¿Por qué? —preguntó.
—He ido a tres y solamente veo gente adulta, no es nada divertido...
—Oh, no. Nadie te lo ha dicho —dijo de forma escandalosa —, ya eres una adulta también.
La miré mal por su comentario, actúe como toda una adolescente y le lancé una manta a la cara antes de marcharme a mi habitación, necesitaba un momento de privacidad para mover algunas cosas de mi bolso —. Entonces, ¡iremos a los bolos! —, la escuché gritar y me apresuré para estar lista, era obvio que ella quería salir y no sería inteligente de mi parte negarme. Realmente me estaba esforzando en ser una buena sobrina, tampoco quería que sospechara de mí.
Así que nos fuimos a los bolos más tarde con sus amigas, era una actividad bastante simple que me encantaba. Estaba aprendiendo a disfrutar de los eventos más calmados y competitivos a la vez, porque antes solía estar en otro tipo de ambiente.
Así que nos fuimos poco después, todo parecía normal hasta que vi al grupo de chicos llegar y miré a mi tía con sospecha, la encontré mirándolos también con expresión de satisfacción, era obvio que estaba planeando algo.
—¡Owen! —gritó el nombre del chico apenas lo vio, estaba con su grupo de amigos.
—Mags, ¿qué estás haciendo? —le pregunté en voz baja —. No grites, vas a llamar la atención...
—Te estoy ayudando —me dijo mientras movía los brazos para que Owen la viera, y cumplió su misión porque él le respondió con un movimiento de manos, y luego fue con sus amigos para obtener los zapatos para los bolos. Después de ello se acercó a nosotros, se veía bastante sonriente y sus amigos nos miraban con curiosidad.
—Marco...
—Polo...
Dijeron dos chicos con rostros iguales, era bastante obvio que se trataba de gemelos e intentaban parecer divertidos. Ambos querían llamar mi atención con la esperanza de conocer más sobre mí, los chicos querían asegurarse de que era una buena persona.
—¿Cuál es su nombre?
—Rossy, llamenla Rossy —dijo mi tía —, es nueva en la ciudad y necesita amigos para que deje de salir con este grupo de ancianas —continuó, y junto a sus amigas se rió de lo último que dijo.
La miré indignada porque no me atreví a decir nada, ya estaba lo suficientemente avergonzada por todo el asunto. Los chicos fueron bastante amables y no prestaron mucha atención a las bromas, en su lugar se mostraron comprometidos a la causa y recordé que la gente de la zona era demasiado amable.
—Bueno, puede salir con nosotros —dijo uno de los gemelos—. Ey, Jenny... —llamó a una chica que pasaba y ella se acercó.
—Perdón, llego tarde —se disculpó y los chicos no hicieron caso, estaban enfocados en algo más.
—Es Rossy —me señalaron —, una nueva amiga.
—¿A qué colegio vas? —preguntó ella con curiosidad.
—Tiene clases privadas —se apresuró a decir Mags —, va a presentar el exámen pronto.
—Mis padres viajaban mucho —añadí como explicación y ellos asintieron con la cabeza a modo de comprensión.
Mi tía regresó al juego y me dejaron socializando con los chicos, ellos me preguntaron si me gustaba el lugar, que me había sorprendido y qué me gustaba hacer. Dije las cosas más aburridas que se me ocurrieron para no llamar la atención, pero ellos no dejaban de mostrarse interesados. Luego Owen añadió que me gustaban las caminatas en el bosque, y me invitaron a ver los árboles más altos del estado, dijeron que sería una experiencia inolvidable. Cómo sentí la mirada de mi tía sobre mi todo el tiempo, me forcé a decir que sí para darle tranquilidad, así fue como empezamos a conocernos.