Capítulo 5

1368 Words
La policía escuchó mi historia con atención y me pedían que avanzará lo más rápido posible, intenté no olvidar decir ni un solo detalle sobre el chico extraño de la tienda. Aunque omití el momento en que me susurró algo mientras le daba el cambio, y Laurie revisaba alrededor si descubría algo perdido. No les dije que esa noche no pude dormir porque intenté recordar al chico, ya que él mismo me había dicho... —¿No te acuerdas de mí? Cuando le entregué su cambio lo miré fijamente y él sonrió encantado por mi falta de memoria, le gustaba pensar que me ponía nerviosa e incómoda. Me desagradaba recordar su sonrisa de chico malo, porque en el pasado seguramente me hubiera enamorado de él, antes tenía mal gusto en los chicos o eso decía mi madre. Ella insistía que lo había heredado, porque mi padre tampoco fue su mejor elección en el amor, y aún así no se arrepentía de amarlo. —¿Entonces, dice que Owen Anderson la acosaba? —me preguntó la policía, y me pregunté qué era más conveniente para mí, y al final concluí que hasta que no encontraran un cuerpo yo estaba en desventaja. —Solamente digo que era un chico extraño —dije pensativa. —No, simplemente estaba enamorado —dijo el policía que dirigía el interrogatorio —, simplemente era un poco tímido. Era una descripción acertada para Owen, más de una vez me había percatado de su timidez, aunque solamente cuando se trataba de mí. Me causaba bastante gracia verlo reunir valor para acercarse a hablarme, como cuando lo vi en el supermercado con su madre y yo estaba con Mags haciendo compras de último momento. Agradecí que mi tía no lo hubiera visto primero, porque seguramente habría intentado acercarse para iniciar una conversación con él y su madre. Nuestras miradas se cruzaron en el área de las frutas y verduras, sentí su mirada sobre mí y me di la vuelta para descubrir el origen de aquella sensación, él me había visto primero. Por un momento nos quedamos en el mismo lugar, volando en un universo diferente y tuve que forzarme a romper el hechizo que nos mantuvo juntos por tanto tiempo. Nos cruzamos de nuevo en el corredor de los helados, nosotras entrábamos y ellos se iban, él no fue capaz de acercarse a mí porque de alguna forma le avergonzaba que su madre lo viera de ese modo, algo que entendía muy bien porque mi madre hubiera hecho todo tipo de preguntas y luego también bromearía al respecto. Entonces, cuando estaba haciendo la fila para pagar en la caja registradora, lo vi ingresar de nuevo al supermercado sin saber que ya había salido del lugar, y vi que buscaba algo con la mirada, a lo que decidí esconderme detrás del estante de revistas. Sabía que me buscaba a mí y no quería que me encontrará, actúe como una chica tonta de mi edad, y también me sentí mal al pensar eso de mí misma. Estaba segura que tuvo que rendirse e irse porque no me vio, luego lo encontramos en el estacionamiento y no tuve forma de evitarlo. —¿Me estás evitando? —preguntó apenas me vio, y luego saludó a mi tía, a quién también ayudó con las bolsas. —No, nunca —respondí de inmediato. —¿También es tu día de compras? —le preguntó Mags. —No, mi madre vino a buscar ingredientes para hacer galletas —le explicó el chico —. Por cierto, ¿te gusta algún deporte? —me preguntó y mi tía entendió que el chico realmente quería hablar conmigo. —El fútbol. —A mi me gusta el baloncesto —agregó él, un poco preocupado de que no fuera algo que tuvieramos en común, tal vez porque tuvo que decir más de lo que esperaba —. ¿Has escuchado de los Warriors? Es el equipo local, hay una tienda de camisetas y demás en el centro de la ciudad. —Oh, ya veo —dije sin saber qué decir. —Estamos en temporada, y podría conseguir entradas para algún juego... ¿Te gustaria venir conmigo? ¿O con nosotros? —se apresuró a explicar su cometido de la conversación —. Puede ser una cita... de amigos —, él no se arriesgaba a darme oportunidad de recharzarlo aún. —Suena bastante bien —dijo mi tía. —No he dicho que voy —le dije. —¿Has ido a algún juego? —me preguntó ella, mencionando que esta podría ser una gran experiencia para mí. —Por supuesto, en el colegio —respondí, aunque sabía que no había comparación. —Entonces, debes ir, lo vas a disfrutar mucho, hasta te compraré una camiseta —me animó a decir que sí, y no tuve más remedio que aceptar, pero en realidad sí quería ir. Simplemente me hacía sentir mejor pensar que mi tía me obligaba a salir y conocer otras personas, en especial a Owen, de ese modo me era más fácil culpar a alguien más sobre mi fallo de planes. Era obvio que si realmente no hubiera querido, simplemente me hubiera negado rotundamente y habría podido acabar con cualquier interés amoroso por parte del chico rubio, pero nunca lo hice porque me gustaba la atención que estaba recibiendo. Era bastante duro para mi aceptar aquella verdad después de tanto tiempo, probablemente lo aceptaba porque ya era algo que había perdido. Así que me dolió recordar la sonrisa que se extendió por el rostro de Owen cuando le dije que sí iría, y él se alejó mientras me decía que cuando llegara el momento me avisaría con tiempo a cuál juego iríamos. Lo vimos irse muy emocionado, y a lo lejos lo vimos reunirse con su madre en la gasolinera, él me habia estado esperando en el estacionamiento mientras su madre hacia fila para echarle gas al auto. —Es un buen chico —mencionó Mags —. Deberías salir más con él. No respondí a su comentario y simplemente fui a tomar asiento dentro del auto, no quería hablar del chico porque sentía que iba a ceder en cualquier momento. Así que puse música en todo el camino, y solamente volvimos a hablar cuando regresamos a casa, de modo que Mags me recordó sobre mi cita con la universidad, y le dije que la había movido porque la hora no era adecuada con el tráfico. No di una fecha exacta y en su lugar me dispuse a ayudar con las bolsas de las compras, lo que nos tomo un tiempo mientras organizabamos todo en el refrigerador. Creí que la conversación se retomaría después, pero Mags recordó que tenía que regresarle algo a Olive, la anciana del vecindario de quién todos se preocupaban, lo único que me hacía pensar es que moriría pronto y todos querían asegurarse de no abandonarla por mucho tiempo. —Vuelvo en unos minutos —dijo Mags cuando se fue, pero sabía que le tomaría por lo menos media hora porque Olivia vivía tan sola que aprovechaba cualquier posibilidad de conversar, pero todos decían que simplemente era una mujer muy extrovertida. —Como sea... —desestimé los pensamientos en mi mente y decidí tomar un baño caliente, lo hubiera hecho sino fuera por el teléfono. Era extraño que sonara porque ya casi nadie llamaba a los teléfonos de las casa, pero Mags tenía uno con contestadora porque le parecía bastante genial —. ¿Aló? —respondí la llamada y luego escuché la máquina preguntar si aceptaba una llamada de la prisión —, sí, acepto. Cuando Mags regresó, la llamada ya había terminado, pero estaba segura de que algún rastro quedaría en los registros. Sin embargo, nunca dije nada y ella tampoco, así que pensé que todas aquellas llamadas quedarían olvidadas, obviamente no fue así porque la policía me mostró esos registros durante el interrogatorio. —¿Qué nos puedes decir al respecto? —me preguntó el policía. —No tiene nada que ver con esto —les dije. Los policías no estaban satisfechos con esa respuesta, pero finalmente Mags llegó junto a una abogada, y simplemente decidí guardar silencio.
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