Los chicos insistieron en llevarme a comer a otro restaurante cerca del lugar, no querían dejarme fuera de su vista. No quise ser grosera con ellos, así que los seguí en silencio aunque deseaba ir a casa, luego llegó Jenny a mi rescate para ver cómo estaba, era claro que alguno de los chicos la llamó para que hablara conmigo. No dejaban de insistir en que debía llamar a la policía, les preocupaba que el chico fuera un acosador. Sin embargo, Owen parecía pensar algo más, porque su silencio me hacía creer que estaba conectando ciertos puntos en su cabeza. Probablemente estaba pensando en aquel día en Stanford, un día que no dejaba de perseguir me en mis memorias.
—¿Lo conoces? —me preguntó Jenny al ver que me negaba a llamar a la policía y a reportar lo sucedido.
—No, no lo conozco —dije de forma cortante, y mi tono de voz trajo incomodidad entre nosotros —, por cierto, ¿qué estaban haciendo aquí? —intenté sonar más amigable.
—Estábamos jugando béisbol con unos amigos —me dijo Owen —, luego vinimos a comer algo y te vimos.
—Siento haberlos involucrado en esto, no era tan malo como parecía, solamente fue una discusión que salió un poco de control —entre más hablaba sentía que lo empeoraba todo —, francamente, quiero ir a casa.
—Yo te llevo —me dijo Jenny, y los chicos intentaron protestar al respecto, pero Owen insistió en que podría ser mejor para mí ir a descansar.
De modo que me fui poco después, e intenté no hablar mucho en el camino, aunque Jenny intentaba entenderme. Me sentí mal por no poder decirle tantas cosas, y entonces comprendí que nunca podría ser honesta con ellos.
—Voy a presentar el examen dentro de poco —le dije para cambiar el tema —, y entonces me concentraré en elegir una universidad.
—Intenta vivir un poco también —me aconsejó.
—El verano siempre termina en un parpadeó, pero todos insisten en que tenga una aventura de verano... No quiero dejar mi corazón en este lugar, quiero llevármelo conmigo a donde sea que vaya —le dije y ella me miró de forma vacilante.
—Espero algún día puedas encontrar un lugar donde dejar tu corazón entonces —me dijo con tristeza.
Cuando llegué a casa no pude dejar de pensar en todo lo que había ocurrido, quise tomar una siesta pero no pude. Así que salí a correr cuando todas las luces estaban apagadas, fui al estacionamiento para poder bajar a la playa por las escaleras, y aunque se me escapaba el aliento no dejé de mover mis pies con rapidez. Corrí por un largo tiempo, mientras otras pocas personas caminaban con sus perros, también ví un grupo de chicos cerca del río, y otras personas regresando a sus automóviles. Seguí corriendo hasta que ya no ví a nadie más, las piernas ya me dolían y me dejé caer sobre la arena. Lo único que podía escuchar era el sonido de las olas y mi respiración, me ardía la garganta y el pecho me dolió, pese a ello grité con gran frustración y golpeé la arena con mis puños. Luego me senté y me quedé mirando el mar, quería ver el atardecer, pero solamente ví la oscuridad. Fue así como me perdí en los sonidos del mar, mi mente se la pasó divagando y de algún modo logré regresar a casa a tiempo para dormir un poco. Al siguiente día me desperté como de costumbre para ir a trabajar, mi cuerpo actuó de acuerdo a la rutina, e hice mi trabajo sin ningún problema con la esperanza de simplemente terminar el día.
—Hoy estás actuando de forma extraña —me dijo Laurie —, ni siquiera has notado que al otro lado de la calle está Owen y ese grupo de moscas.
Di una mirada por la ventana y vía Owen rodeado de varias chicas, no pude evitar reír al pensar que mi compañera las había llamado moscas. Ella me miró como si hubiera perdido la cabeza, se veía realmente preocupada.
—¿Crees que esté intentando darte celos? —preguntó preocupada.
Por alguna razón para mí eso era algo impensable, según lo que me había dicho Jenny él no era un chico que saliera con varias mujeres al tiempo. Después de tener ese pensamiento me di cuenta que de todos modos no estábamos saliendo, hoy no me debía nada y yo no tenía por qué reclamarle.
—Supongo que realmente no te importa si él sale con alguien más —dijo mi compañera de forma pensativa, así que dejó de mirar la escena y se fue a organizar algunos estantes.
Pero mis ojos se quedaron fijos en la ventana, no podía dejar de pensar y pelear contra mi propia naturaleza, porque le había prometido a mi madre que ya no me meterían más problemas, y me había prometido a mí misma que empezaría a concentrarme más en mi futuro.
—mi madre me pidió que no me metiera en problemas —pensé en voz alta, y mi compañera se volvió para mirarme con gran curiosidad porque no muchas veces compartía cosas con ella sobre mi vida.
—¿El amor es considerado como un problema? —me preguntó y le di un vistazo, no quería confundir mi mente con lo que veían mis ojos a través de la ventana.
—Suelo hacer muy malas elecciones cuando se trata de chicos, tal parece que tengo muy mal gusto y termino eligiendo chicos malos —le expliqué.
—Owen no me parece una mala elección.
—Lo sé, pero si no hago una mala elección con los chicos entonces lo hago con mis decisiones —lo dije pensando en lo que había ocurrido antes de venir, había empezado a salir con un chico bastante gentil, el cual tenía una hermana muy inocente. Todo pudo haber sido perfecto si no hubiera sido por el chico que la acosaba, el mismo chico que empezó a meterse conmigo porque yo intenté proteger a la hermana pequeña de mi novio. Fue en ese momento cuando empecé a tomar malas decisiones, aunque el problema también era que yo era una mala influencia, mi madre nunca me había puesto límites.
—¿Qué malas decisiones podrías tomar? —me preguntó la chica sin comprender cómo es que las cosas podrían ir mal, no había nada en su lógica que le indicara que yo podría cometer un error.
—No lo sé —dije con gran incertidumbre.
De repente me encontré haciéndome la misma pregunta y buscando todas las respuestas posibles, porque había mucho que podría salir mal. Entonces, pensé en todas las veces que ya me había equivocado frente a él, como cuando vio la carta que venía de la prisión, como cuando me vio en Stanford hablando con aquel hombre extraño, como cuando escuchó mi discusión en la calle con el chico desconocido. Definitivamente había muchas cosas que podrían salir mal, no sabía si alejarlo era algo bueno, o sin mantenerlo a mi lado sería la mejor forma de controlar que nada más lo pasara. Tampoco sabía si pensar en aquello era solamente una excusa para permitirme acercarme a él, porque era mucho más fácil creer que estar a su lado Me podría ayudar a controlar la situación cuando en realidad solo nos ponía todo sin más peligro. Sin embargo, me encontré mirándolo por la ventana de nuevo, viendo las moscas y deseando poder espantarlas.
—¿Sabes cuántas personas tienen un amor de verano y luego se van a la universidad como si nada? Que salgas con el chico no significa que vayas a estar con él para siempre...
Sus palabras llegaron a lo profundo de mi ser, y sin poder controlarme más empecé a caminar hacia la puerta. Entonces, me detuve cuando puse mis manos para empujar la puerta hacia afuera, intentaba escuchar mi conciencia con la esperanza de que me advirtiera y me detuviera, pero la voz que escuché en mi cabeza me decía que viviera mi vida como quisiera. Esa era la voz que había intentado mantener en silencio todo este tiempo, mientras la voz de mi madre estuvo siempre presente con las palabras que me había dicho en nuestra última conversación.
—No lo dudes más chica —dijo Laurie y me abrió la puerta, al ver que no me movía también me empujó un poco para que empezara a caminar.
Me sentí un poco tonta allí de pie afuera de la tienda, por el momento pensé en dar la vuelta al darme cuenta que nadie me había notado aún. Pero, mis pies comenzaron a moverse solos con un rumbo fijo, caminé a toda velocidad para dejar todas mis dudas atrás. Cuanto más veía aquellas chicas mis celos crecían, entendí que no quería compartir aquel chico con nadie y decidí que sería mío durante todo el verano hasta que llegara el momento de que yo tuviera que desaparecer.
—Rossy —llamó mi nombre con sorpresa cuando me vio avanzar hacia él, y las chicas a su alrededor me miraron confundidas y hasta molestas.
¿Qué harás con él si descubre todos tus secretos? Me preguntó la misma voz en mi cabeza que me había impulsado a ir hacia él. Lo que más me asustó es que mi respuesta no fue clara, porque si hubiera sido cualquier otro chico seguramente hubiera pensado en la mejor forma de deshacerme de él. Aunque no pude darme a mí misma aquella respuesta que debía ser, me posicioné frente a él y lo miré fijamente.
—¿Pasa algo? —me preguntó confundido.
Luego, me incliné hacia él, parada en la punta de mis pies, y lo besé. Por su reacción me di cuenta que estaba realmente sorprendido, le tomó unos segundos responder a mi beso. Aunque no tardo mucho en sostenerme con sus brazos y acercarme más a él, probablemente se trató de una reacción natural de su cuerpo, o solamente era el reflejo de los sentimientos que había intentado controlar todo este tiempo. Porque me besó con tal pasión que tuve miedo de que él nunca pudiera dejarme ir, como también de que yo nunca quisiera dejarlo ir.
—Aún estoy trabajando —dije cuando nos separamos para poder respirar, y lo miré sintiéndome un poco desestabilizada —. Hablamos después —, esa fue mi despedida y me alejé de él bruscamente para regresar al trabajo.
Él me miró con incredulidad y sorpresa, así que cuando me di la vuelta sonreí con cierta diversión, y las mariposas que él me estaba haciendo sentir.
—¿Ves que no era tan difícil? —preguntó Laurie cuando regresé, a lo que preferí no dar ninguna respuesta, y en su lugar me di la vuelta para poder dar un vistazo a través de la ventana. Owen me estaba mirando sin poder salir de su sorpresa aún, pero a lo mejor de todo es que las chicas a su alrededor se habían dispersado, y me sentí llena de victoria al pensar que él era completamente mío.