Reí divertido cuando frenamos frente a su casa, ella soltó rápidamente las manijas haciendo que yo me alejara de ella, se bajó. - ¿Cómo lo sentiste? – Le pregunté. - Tuve miedo – Aseguró, le mostré una leve sonrisa – Pero... fue divertido. - Lo dije, pronto serás una motoquera profesional. - Olvídalo – Dijo y comenzó a caminar. Me bajé de la moto y esperé a que ella me invitara a pasar. Vi cómo detenía su paso y giraba lentamente a mirarme. - ¿Qué sucede? – Pregunté. - Si quieres, puedes pasar – Me contestó, no estando muy convencida del todo. - Ya que insistes... Revoleó los ojos en el momento en el que yo me acercaba a ella, buscó dentro de su bolso las llaves. Nos acercamos a la puerta y abrió. Era un lindo edificio, grande, luminoso y totalmente lujoso. Siguió caminando