Dejé escapar el humo de mi boca, estaba exasperado de todo. Miré a mí alrededor, estaba solo, sentado bajo el viejo árbol del jardín de la Universidad. El recuerdo de mi madre aun no salía de mi cabeza, desde ayer que no se va. - Te juro que voy a matarla si no haces lo que te digo. A tu madre se la tengo jurada... Sus palabras llenaron mi cabeza. Él era un cobarde, un canalla. ¡Y maldita sea! Me tenía agarrado de las pelotas. Sacudí mi cabeza para tratar de pensar en otra cosa y volví a absorber el humo de mi cigarrillo. Esta vez me había ausentado de la clase de contaduría. Matt y Pablo habían decidido quedarse ya que les gusta la profesora. Una mujer de unos treinta años que estaba como quería, pero juro que hoy no tenía ganas de babearme como esos dos. Miré mi reloj mientras apa