¿Quién es el chico?

1506 Words
Valeria pasó el resto de la mañana y la tarde limpiando su apartamento de arriba a abajo. Después de cuatro pisos fregados, tres alfombras aspiradas, dos cargas de ropa y un baño limpio y reluciente, había terminado. Sentándose en su sofá, hizo la llamada que había estado postergando todo el día. —Hola, cariño, ¿cómo va tu fin de semana?— La voz de Ángela era tan alegre como siempre. —Bien— no estaba segura de cuánto deseaba revelarle la noticia a su mejor amiga por teléfono— Tengo una cita mañana por la noche —¡Oooh!— Valeria sostuvo el teléfono lejos de su oído hasta que los chillidos cesaron— ¿Dónde lo conociste? ¿Es alguien que conozco? ¿Es sexy? Sabes qué, no importa. Puedes contarme todos los detalles jugosos cuando llegue allí. Valeria asintió —Bien. Puedes ayudarme a seleccionar un disfraz apropiado —Atuendo— la corrigió Ángela sin pensar— ¿Y de tu armario, cariño? ¡De ninguna manera! Saldremos a cenar y luego de compras. ¡Sin discusiones! Valeroa suspiró pero estuvo de acuerdo y colgaron. Una hora más tarde empezaba a arrepentirse de la decisión. —Entonces— dijo Angela tan pronto como llegaron sus platos principales— ¿Quién es este tipo misterioso? —No me siento cómoda revelando su identidad en este momento— dijo Valeria, eligiendo sus palabras con cuidado. —¿Es un agente secreto o algo así?— Angela bajó la voz con complicidad— ¿O tampoco me lo puedes decir? —No puedo— dijo Valeria simplemente— y además, no es importante —Bueno, ¿está caliente? —Está bien ensamblado, sí —Vale, los autos están bien ensamblados— suspiró Angela con sufrimiento— Los hombres son atractivos. O lindos. ¿Cuál es su tipo? —¿Cuál es la definición cuantificable de caliente? —Está bien, mira— Angela clavó su tenedor en dirección a Vale— No puedes estar diciendo eso en tu cita. —¿Qué?— trató de ignorar la acusación y se concentró en el punto de su amiga. —Cuantificable. No puedes usar palabras como esa en una cita. No puedes ir mostrandole todo a él. —Ange— se rió Vale— si no puede aceptarme por lo que soy o si tengo que simplificar mi vocabulario para él, entonces obviamente no vale la pena —¿Es otro científico o genio como tú?— Ángela quería saber. Valeroa negó con la cabeza, con la boca llena de comida. —Entonces hazle un favor y no seas nerd en tu primera cita —Pero... Ángela levantó la mano —Solo confía en mí en esto, cariño, ¿de acuerdo? —Está bien— murmuró Valeria mientras comía. —Ahora, ¿puedes al menos decirme qué estarán haciendo ustedes dos tortolitos? —Cena y baile, creo. —Bien— Angela procesó la información— No puedes equivocarte con el baile. ¿Será en un club o estamos hablando de un salón de baile? —No estoy segura. ¿Importa? —No realmente. Solo compraremos un vestido para cada opción y puedes llamarlo y preguntarle más tarde. Esto tenía sentido para Valeroa y pasaron el resto de la cena planeando a qué tiendas ir y en qué orden. Angela le aseguró que siempre era mejor tener un plan de ataque al comprar un tipo de atuendo específico. Al final, encontraron tres vestidos que le gustaron a la científica y llegó a casa más tarde de lo planeado, pero satisfecha con los logros de la noche. Estaba a punto de ponerse de pie cuando sonó su teléfono celular. —Hola— respondió ella. —Hola, Vale— respondió la voz del otro lado— ¿Cómo estuvo el resto de tu día? —Extremadamente productivo— dijo con orgullo, sirviéndose un vaso de agua y relajándose en su cama— ¿Cómo estuvo tu día con Peter? —Estuvo genial— podía escuchar la sonrisa en su voz— Fuimos al parque, jugamos al fútbol. ¿Sabes? Solo pasamos el rato. —¿Eso es lo que normalmente haces?— ella preguntó. —A veces, cuando hace buen tiempo. Otras veces vamos al cine o a un juego de pelota o simplemente nos quedamos en casa y jugamos videojuegos". —Oh— de repente se dio cuenta de que esta era un área de la vida de Alejandro con la que no estaba tan familiarizada como pensaba— Entonces, ¿a dónde vamos? —¿Un chico no puede tener un secreto?— bromeó. —Sería útil para saber qué ropa debo usar— explicó. —Oh, bueno, entonces vamos a L'Auberge Chez Francois, un pequeño lugar francés en la frontera de Virginia. Nuestra reserva es para las siete en punto, así que estaré en tu casa a las seis. Hay un club de jazz cercano si quieres ir a bailar allí. —Me gustaría mucho, Alejandro— dijo agradecida— Aprecio la música jazz. —Lo sé, hermosa —¿Cómo lo sabes? —Tu colección de CD —Vaya, no me esperaba que les prestaras atención. —Entonces, ¿qué estás haciendo ahora?— Alejandro preguntó después de un lapso en la conversación. —Relajarme en la cama. —¿Te estoy manteniendo despierta? —No particularmente. —Bien— lo escuchó sofocar un bostezo. —Tal vez ambos deberíamos dormir un poco— sugirió Valeria— podríamos levantarnos bastante tarde mañana. —¿Vas a salirte con la tuya conmigo, Vale? Ella se sonrojó furiosamente, contenta de que él no pudiera verla —¡N-no quise decir eso en absoluto, Alejandro! —Lo sé, hermosa— se rió suavemente— solo estaba bromeando contigo. —Okey. —Buenas noches, Brown. Dulces sueños. —Buenas noches, Vitale Esperó unos segundos más antes de colgar el teléfono, preguntándose si él repetiría el sentimiento de la otra noche. Efectivamente, tal como lo había hecho la noche anterior, lo escuchó susurrar, "Te amo, Valeria Brown". Esta noche, sin embargo, le trajo un extraño consuelo y se sumió en un sueño pacífico. XXX Punto de vista de Alejandro Alejandro dejó que el agua caliente de su ducha fluya sobre él y lo calmara. Había estado anticipando lo que sucedería en una hora desde el momento en que Valeria accedió a salir con él. Se había distraído ayer cuando había estado jugando al fútbol con Peter. Pero le había molestado la noche anterior cuando no podía conciliar el sueño. Eso lo había enfurecido francamente esta mañana mientras se sentaba inquieto, incapaz de pensar en otra cosa que no fuera el sabor que sus labios habían dejado en los suyos cada vez que se besaban. Después había hecho una carrera de cinco kilómetros por su barrio, seguida de media hora de levantamiento de pesas. Todavía se sentía como si hubiera tomado cinco tragos de espresso, pero al menos lo había intentado. El teléfono sonó y salió corriendo del baño desnudo para contestar. —Hola— se quedó sin aliento, contento de que sus persianas cubrieran las ventanas. Era Frank, queriendo saber si quería o no participar en la liga Fantasy Football este año. Alejandro estuvo de acuerdo y Frank le dio la fecha y la hora de la fiesta de la noche del Draft que sería el anfitrión en la mansión. Él le dio las gracias y colgó el teléfono lo más rápido que pudo. Treinta minutos más tarde estaba vestido con un traje n***o con una camisa de vestir blanca, una corbata negra delgada y su hebilla de cinturón para el coraje. Necesitaría toda la confianza que pudiera tener esta noche, pensó mientras conducía hacia su apartamento. "Hot Blooded" llegó a todo volumen a través de la radio y sintió una pequeña sonrisa dibujarse en su rostro. Cuando llegó a su apartamento, se detuvo un momento, respiró hondo y llamó a la puerta. —Hola, Alejandro— lo saludó Valeria cálidamente. Su sonrisa era amplia y cálida y tranquilizó los nervios que le quedaban— Adelante. —Gracias— le entregó un ramo de narcisos y entró al apartamento. —Estos son hermosos— inhaló su aroma profundamente. —No son tan hermosos como tú— extendió la mano y tomó su mano y plantó un beso cortés en sus nudillos. —Gracias— ella se sonrojó, escapando de su agarre y buscándo un jarrón para las flores. Él la vio moverse sin esfuerzo con sus tacones altos y su largo vestido azul por el apartamento. Su cabello estaba peinado de la misma manera que lo había estado cuando asistió al banquete de donantes de la agencia hace cuatro años atrás. Esa noche no estaba seguro de cómo felicitar a su flamante pareja. Esperaba que le fuera mejor esta noche. —¿Todo listo?— ella se le acercó por detrás, habiendo encontrado un hogar para las flores en un jarrón en la mesa del comedor. —Estoy listo cuando tu lo estes.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD