La misma noche
Londres
Tessa
Mi papá decía que el amor es como encontrar una luz que enciende tu alma. Un sentimiento tan fuerte que te arrastra a vivirlo por más miedo que puedas tener, porque lo bonito es reflejarte en los ojos del otro, perder el control con un beso que llegue al alma y encontrar esas fuerzas para enfrentar la vida de su mano. En resumen: deja que el destino te sacuda, olvida la cabeza y escucha al corazón, porque vivir sin eso no tiene sentido alguno, enamórate hasta las trancas y guarda los miedos en un cofre con muchos candados.
Alguna vez pensé que exageraba mi papá, que sus palabras eran producto del amor que sentía por mi mamá, pero él tenía razón, yo encontré quien enciende mi alma, y el beso fue la confirmación, estoy enamorada hasta las trancas de Donovan, entonces: ¿Por qué seguir huyendo de él? ¿Por qué negarme a vivir lo que me pide mi corazón? Sí, es cierto que soy una novata en materia del amor, aunque esto no puede ser una simple ilusión, ni obsesión, es tan fuerte que me quita el aliento, dispara mis latidos al infinito, tiemblo con su roce y sus miradas profundas me perforan el alma.
Además, acaba de tirar abajo cualquier miedo con su propuesta, me pidió ser su novia y quiero gritar de felicidad, prenderme de sus labios y enloquecer, pero hagamos las cosas con calma, un paso a la vez, primero confirmar que no estoy soñando, como tal dejaré escapar mi voz de mis labios para acabar con este breve silencio que nos envuelve.
–¿Me pediste ser tu novia? ¿Significa quieres tener una relación contigo? ¿Me dijiste que te gusto? –susurro con mi voz inquieta, muerdo mi labio inferior nerviosa y me devuelve una sonrisa traviesa.
–Sí Tessa, me gustas mucho o más bien me tienes hechizado, embobado... enamorado y quiero ser tu novio. Sujetar tu mano, perderme en tus ojos, robarte besos y…–responde, duda en seguir mientras mis nervios se disparan por su sinceridad. Abro los ojos de par en par por cada palabra, pero finalmente sigue y desliza sus manos en mi cintura. –Quiero más que una amistad, vivir el amor contigo, a tu ritmo, sin prisas, ni presiones. Ser tu novio, ser tuyo y tu mía, porque nada tiene sentido sino nos arriesgamos. Démonos una oportunidad, ¿Sí? –pronuncia sin apartar sus ojos de los míos, dejando a mi corazón errático, muriéndome delante de él con cada palabra y debilitando mis defensas.
–Sin presiones, sin tiempos y sobre todo no quiero perderte como amigo, ¿De acuerdo? –espeto mi voz quebrada y se perfila para besarme, pero no lo hace, sus labios superiores rozan los míos, erizando cada poro de mi piel.
–¡De acuerdo, Tessa! –susurra sobre mis labios y se prende de mi boca.
Es un beso tan diferente al primero, cargado de intensidad, de deseo, de pasión. Cada roce, cada movimiento desata el fuego en mi interior, como si fuera lava ardiente que fluye sin frenos. Sus labios expertos y seguros exploran los míos con una destreza que me deja sin aliento, pero aumenta el calor del momento cuando su lengua inquieta se cruza con la mía en un baile prohibido y excitante. Es una delicia ser dueña de sus labios y no quisiera detenernos, pero no quiero empezar con el pie izquierdo, cualquiera puede sorprendernos, como tal detengo el beso, con mi respiración agitada mientras me devuelve una dulce sonrisa.
–Novia mía, abre mi regalo, en el interior de la caja hay algo más– dice con su voz agitada, pero serena y lo miro con curiosidad.
Me suelta de su agarre, doy unos pasos en dirección a mi escritorio, levanto la caja todavía llena de dudas y emocionada. Comienzo a sacar el popurrí, la envoltura y al final encuentro un libro “Los pasos del amor” y aparece mi decepción en mi rostro, pero intento ocultarla tras una sonrisa forzada.
¿Por qué me dio un libro? ¿Acaso es un manual para ser novios? ¿Tendrá reglas estúpidas? Ya sé que soy novata, pero quiero descubrir el amor de su mano, no con un tonto libro.
–Tessa, recordé que te gustan las novelas románticas y pensé que sería el regalo perfecto, es una linda historia de una bailarina y un príncipe árabe, ¿Te gusto el libro? –comenta con su voz apacible y me giro con el libro entre mis manos.
–Sí, lindo detalle. ¡Gracias! Lo leeré en las noches– respondo con mi voz inquieta, todavía con la sonrisa forzada en mis labios y observo un rastro de picardía en su rostro.
–Novia mía, tiene un separador especial el libro– señala, agarra el libro y lo abre por en medio dejándome boquiabierta. –Fíjate acá– menciona, saca dos cadenas de oro con un dije de corazón en dos mitades. Su gesto cala hondo en mi ser, solo Donovan puede tenerme un minuto con el alma en el piso y al siguiente elevarme a los cielos. Es tan prefecto.
–Es para que me lleves a tu lado y también yo. Espero no asustarte…–dice con su voz con un ligero temblor y con delicadeza me coloca la cadenita alrededor de mi cuello mientras aparto el cabello a un lado. Y aun todo parece irreal, me cuesta creer que somos novios.
–Me encanta la cadena, pero... –confieso mientras me giro buscando el azul de su mirada, y las palabras cuestan salir de mis labios.
–Pero corro, di un montón de pasos. En mi defensa…es la primera vez que no quiero detenerme a pensar, solo vivir lo que siento por ti...–confiesa, con una sonrisa genuina en sus labios y esa mirada intensa que me descoloca.
–Sí, corres un poco. Bajemos a celebrar mi cumpleaños, antes de que tener que dar explicaciones por estar solos en mi habitación– admito con tímides y asienta con la cabeza, pero antes de abandonar mi dormitorio, me roba un beso.
Unas horas después
Donovan
Dicen que el amor nos nubla el pensamiento, nos quita el aliento, no eleva hasta las nubes, pero más allá de suspirar, de aparecer la sonrisa tonta en nuestro rostro, nos llena el corazón, nos deja vulnerable y deseamos vivirlo, aunque nada garantice que no nos rompamos en el camino. Sí, es una apuesta sin certezas, con miles de interrogantes y con muchos miedos. Sin embargo, lo mejor es aventurarnos, olvidarnos del fracaso y lanzarnos con todos nuestros temores a lo que llaman amor.
Si bien me arriesgué, olvidé la sensatez y dejé que mi corazón hablé, me jugué todo por el amor de Tessa, reconozco que tenemos un largo camino, no será fácil lograr un equilibrio como pareja. Aun así, existe una gran verdad, ningún soportaría convertirnos en dos extraños el día de mañana, sino funciona lo nuestro después de haber sido inseparables, entonces será un reto acortar las cosas que puedan separarnos. Por ahora la felicidad no me cabe en el pecho, porque nos dimos una oportunidad, me aceptó como su novio y es un gran paso que quisiera gritarlo a los cuatro vientos, pero no puedo, ni quiero asustarla, tampoco quiero tener a su hermano, menos a su tío cuestionando nuestra relación, en este momento me conformo con tenerla entre mis brazos mientras bailamos al ritmo de la música.
–Donovan quisiera seguir bailando contigo, pero tengo que atender al resto de mis invitados. Además, acaba de llegar mi tío Arnie y no para de mirarnos. Está raro ¿o estoy paranoica? –comenta Tessa sacándome de mis pensamientos y solo sonrió por sus palabras.
–Estás nerviosa, muy nerviosa y crees que nos descubrió...Deberías relajarte o cambiemos la situación. Quizás pedirle permiso o no– menciono, miro con disimulo a Arnie y vuelvo mi atención a Tessa, cuando me clava sus ojos llenos de reproche. –Mejor no, es muy pronto por ahora– añado y me da una mirada profunda.
–No corras, anda a mi paso, y deja que todo fluya. Hablamos después– pide, detiene el baile y asiento con la cabeza.
Observo como se pierde la silueta de Tessa en la pista, sin saber si metí la pata, pero en mi defensa quiero hacer todo bien y a la vez me siento atado de manos, porque no quiero interrogatorios. Supongo que debo irme acostumbrado hasta sentirnos listos para hablar de nuestra relación con nuestras familias.
Camino unos pasos en dirección a la mesa con las bebidas, todavía sintiéndome algo frustrado mientras la música suena de fondo, cuando escucho un carraspeo detrás de mi espalda y en un reflejo me giro encontrándome con Arnie, quien me recorre de pies a cabeza, trago saliva algo nervioso. ¡Diablos! ¿Fuimos tan evidentes? ¿Me va a matar por andar con su sobrina?
–Sí que has crecido Donovan, y según mi experiencia con esa facha de galán debes tener a las chicas detrás de ti. O ¿Serás como tu padre? Un novato con las mujeres– espeta divertido y aumenta mis nervios mientras le devuelvo una sonrisa forzada.
Sí supiera que soy el novio de Tessa no creo que me hablaría de esta manera, más bien me daría un sermón y quizás escucharía algunas amenazas.
–Arnie, aunque no parezca soy un poco torpe con las chicas...mucho– respondo con mi voz inquieta y sigue observándome con recelo.
–Tal vez cuando vayas a la universidad te sueltes más, te aplomarás. Te aseguro que te hará bien irte a otro país, sobre todo deberías aceptar la oferta de tu abuelo de trabajar en New York, ¿Ya lo resolviste? ¿O alguna chica te impide decidirte? –argumenta, cuestiona con dudas y me deja en jaque con sus palabras.