La misma noche
Londres
Tessa
Supongo que los inicios son difíciles, no existe un camino trazado, solo las ganas de intentarlo, porque hay nervios, tensión, mariposas, vergüenzas e inseguridades, pero sobre todo apenas estás descubriendo el amor, y el miedo se cuela en tu mente acechándote con consumirte. Allí es que debes aprender hacer valiente y no dejarte vencer, es hora de dejar de dudar y dejarte llevar.
Nosotros lo hicimos sin saber lo que nos depara el futuro, nos aferramos al deseo de vivir lo que sentimos por el otro, porque hace mucho tiempo creamos un lazo tan fuerte siendo amigos, cómplices y compañeros de travesuras, entonces era hora de descubrir si podemos ser una pareja como tal. Es una línea tan estrecha que puede cambiarlo todo, pero queremos intentarlo y dejar atrás los miedos, las dudas, solo ser un hombre y una mujer que necesitan experimentar esto que aun sigo dándole un nombre, sin promesas de por medio, sin remordimientos y sin reproches.
Lo sé, tenemos un largo camino lleno de miles de desafíos, pero ya dimos un primer paso, y por el momento debo intentar contener mis nervios. Admito que estoy inquieta, con el corazón latiendo a mil por hora, siendo incapaz de ocultar la sonrisa tonta y mis ganas de estar al lado de mi novio, incluso siento que todos me miran extraño como si supieran que Donovan y yo estamos juntos. Obvio es mi consciencia quien me condena o tal vez no, y esa es la razón para despejar mi mente con la charla de Nicky mientras estamos en la cocina, buscando algo de beber.
–Tessa no preguntaré nada, porque tu cara te delata y si no quieres un interrogatorio de tu hermano guarda las apariencias... o puedes contarme todos los detalles de esa charla, de los besos apasionados y más cositas que hicieron en tu habitación– comienza Nicky con un tono que va convirtiéndose de formal a pícaro y desfachatado mientras sus risas llenan el ambiente, al punto que mis mejillas se sonrojan por lo que deja entrever.
–¡Cállate Nicky! No seas indiscreta. No sucedió nada de lo que imaginas– susurro con mi voz inquieta y me clava su mirada incrédula. –Solo charlé con Donovan, aclaramos lo del beso y…. me pidió ser su novia– añado dudando en confesarme, pero termino sincerándome con mi amiga, quien da un grito ahogado de emoción cubriendo su boca.
Nicky recupera un poco la compostura y su voz se presenta mientras su sonrisa llena de picardía me atraviesa.
–Si era obvio que el tonto se moría por ti, estuvo toda la semana volviéndome loca. Ahora cuéntame los detallitos candentes de esa declaración, ¿Hubo más que besos? ¿Manos inquietas? –espeta con descaro y me muero de vergüenza. Tan solo sonrió mientras niego con el dedo.
–No te contaré nada. ¡Curiosa! –respondo con un tono juguetón, y me saca la lengua. –Mejor vayamos al jardín, necesito saber si está a salvo Donovan– añado, un poco formal.
Apresuro mis pasos por el pasillo mientras Nicky camina a mi lado. Mis ojos escudriñan cada rincón de la casa hasta que me sorprendo al encontrarme con el idiota de David en la entrada del acceso al jardín, ¿Quién carajos lo invito? ¿Por qué vino?
–¿Y ese? ¿Qué hace aquí? ¿Por qué lo invitaste, Tessa? ¿no basta soportarlo en el colegio? –reclama Nicky con su voz amargada y busco el verde de su mirada.
–Te juro que no fui yo. Seguro fue mi tío Arnie quien lo invito, con el cuento que se sigue “adaptando a la ciudad” para hacerle un favor al pesado de su amigo, incluso a veces compadezco al idiota de David por tener un padre como Blake. Aunque mi tío perdió su tiempo, porque siempre busca fastidiar a quienes intentan ayudarlo– respondo muy sería y me mira pensativa.
–Quizás es idiota por lo que vivió. Dicen las malas lenguas que David estuvo en un reformatorio en Argentina por robarle a su padre, otros que estaba viviendo con su madre en Brasil. No quita que es un idiota. ¡Lástima! Porque es un desperdicio semejante galán– comenta y abro los ojos de par en par sorprendida por su comentario. –No soy ciega, otra cosa es que tenga novio y no pueda hacer nada. Por favor, no me condenes por decir la verdad– se defiende Nicky mientras seguimos caminando al jardín.
–No he dicho nada, tampoco tengo motivos para reprocharte, pero yo de ti pondría más atención en Freddy– aconsejo mientras observamos a su novio a la distancia charlando con otras chicas y tensa su rostro, aparece su mirada endiablada.
–Mira Tessa y aprende como defender lo tuyo. Ahora vengo– sentencia, tensa su mandíbula y da unos pasos en dirección a su novio.
Por mi parte, sigo buscando con mi mirada a Donovan, hasta que lo encuentro charlando con mi tío Arnie. Quizás me preocupo en vano, pero esa cara es señal que está siendo interrogado. Sería mejor rescatarlo. De pronto mis pensamientos son interrumpidos por la voz de mi hermano.
–Tessa, ¿Qué le pasa a tu amiga? –pregunta Jeff con dudas y desvió la atención un segundo a él. Vuelvo a mirar al frente, contemplando una pequeña pelea entre Nicky y Freddy.
–Va a matar al pobre de su novio solo por charlar con otras chicas, pero menos mal que no tienes ese problema, porque como tu hermano mayor le daría un buen susto al imbécil que quiera pretenderte o le interese una relación contigo– espeta con su voz firme. Trago saliva mientras observo a la distancia a Donovan.
¡Diablos! Lo sabía, mi hermano es demasiado sobreprotector, incluso ya me imagino la escena. Jeff a los gritos amenazando a Donovan si llega a robarme un beso, y peor si quisiera tener sexo conmigo.
–No me interesan los chicos, estoy centrada en mis estudios, tampoco necesito que me sigas cuidando como una niña. Crecí, soy una mujer, ¿No te has dado cuenta? –declaro con mi voz irritada y busca el azul de mis ojos.
–Tessa tienes apenas 16 años, y no sabes nada de la vida. Los chicos solo piensan en tener sexo, divertirse un rato y después te desechan como si nada, por ese motivo tengo que cuidarte de cualquier imbécil– dice con su voz llena de malestar y tuerzo la boca.
–Lo hablarás por ti, me imagino que te volvió a pasar. Te dejo la bruja de tu novia, pero está vez batiste récord, duraste dos semanas y ese es un gran avance. Además, era una pesada, engreída e insoportable y estarás mejor sin ella– argumento con mi voz inquieta y miro la frustración en sus ojos.
–Gracias por consolarme y apoyarme– replica con un tono de sarcasmo. Suelta un suspiro de impotencia y continúa hablando. –Espero algún día encontrar a la indicada, a la mujer que me acepte tal cual soy, ¿Será que existe? Pero volviendo a ti. Céntrate en tus estudios, se sensata o ¿Será que te interesa alguien? ¿Tienes novio? –agrega, me clava su mirada inquisidora queriendo descubrir lo que esconden mis ojos azules. Mi corazón late errático mientras me sumerjo en mis pensamientos buscando una respuesta.
Al día siguiente
Donovan
Desde pequeños nos viven preguntando sobre lo que ansiamos en el futuro. Primero en la escuela a modo de juego, después en la secundaria un poco más formal, pero la charla definitiva es cuando te falta poco para acudir a la universidad. Allí cambia el panorama drásticamente. Tus padres te llaman a la sala, te sientas en el sillón percibiendo sus miradas invasivas como si estuvieras en el banquillo de los acusados esperando tu sentencia. Pero ese es solo el comienzo, a medida que el interrogatorio transcurre no tienes idea que responderle. Ellos te observaban y escuchan atentos, estudiando lo que piensas y si no les gusta escucharás un largo sermón sobre el futuro y la vida. La verdad, los jóvenes a nuestra edad apenas estamos descubriendo lo que queremos y no necesitamos tanta presión, ni un maldito sermón, más bien, lo ideal es sentirnos libres de elegir lo que deseemos sin decepcionar a nadie. Sin embargo, la realidad es otra, nuestros padres depositan sus esperanzas y anhelos en nosotros, también muchas veces nos pesa quienes somos, el apellido que representamos, lo que resulta agobiante y frustrante.
En lo personal, quisiera seguir descubriendo lo que deseo en un futuro, pero no es tan simple, porque soy el único heredero de la fortuna de mi familia, mi madre espera que algún día lleve las riendas de las empresas, mi abuelo no desea esperar, ya tiene un puesto para mí en una oficina en New York, porque según sus palabras: “El lugar de un Marshall es en la cima, no en otro lado”. En cambio, mi padre me apoya en lo que desee, no quiere que sea ni la sombra de mi abuelo Phillip, en otras palabras, lo considera una mala influencia y también por su pésima relación. Es decir, siento la presión de mi familia, estoy abrumado, aun así, no tengo el mínimo interés en marcharme a otro país, para sumarle tengo otro motivo más para quedarme en Londres, Tessa y yo somos novios, entonces las interrogantes de Arnie me dejaron inquieto y preocupado, ¿Sería que vio algo? ¿Fuimos tan evidentes Tessa y yo? Por un instante guardé silencio buscando una salida hasta que mi voz llenó el ambiente.
–Arnie quizás la universidad me ayude para ganar confianza, porque no me interesa dejar lo que conozco. Aquí están mis padres, mis amigos, es donde crecí y no creo que me sentiría bien estando lejos, tampoco me interesa trabajar con mi abuelo– respondí con firmeza y miré su rostro serio.
–Yo de ti lo pensaría bien. Es una oportunidad única para cualquier joven que quiere tener un brillante futuro, no basta que seas un Marshall y lo digo bien. No te preocupes por molestar a Morgan con tu decisión. Él sabe que ese puesto te ayudará en tu futuro más allá de la pésima relación que tiene con Phillip– argumentó con su voz firme y mi malestar no podía quitarlo.
–Prefiero quedarme en Londres, descubrir lo que quiero y tal vez después piense en trabajar en las empresas de mi familia– dije con sinceridad.
–Allí está de nuevo ese brillo en tus ojos. Te tiene atado una chica, pero tómalo con calma, no te metas de cabeza, porque te pueden romper el corazón…–murmuró con un tono travieso. De pronto asomó su mirada perdida y llena de tristeza. Quizás recordó a algún viejo amor, porque a pesar que Arnie tenía miles de aventuras, diría que vivía con el corazón roto. Enseguida reacciono y mostró una sonrisa forzada.
–Debe ser horrible sufrir por amor, escucha la voz de la experiencia y vete lejos antes que sea tarde– mencionó con su voz inquieta y me dio una palmada en el hombro.
Digamos que sobreviví el pequeño interrogatorio de Arnie e intenté disfrutar de la fiesta en la medida de lo posible, porque Tessa seguía nerviosa y debo admitir que no ayudaba en mucho. Estuve embobado contemplándola, robándole besos cuando nadie nos observaba, pero en mi defensa era producto del amor.
Al final, no bastó la caótica noche que pasamos juntos. Necesitaba charlar, tener nuestra primera cita como novios y olvidarnos del resto del mundo. Esa es la razón por la que estoy aguardando en la entrada de la casa de Nicky, tal como me lo pidió. Miro los vehículos pasar frente a mi motocicleta, esperando ver su silueta en cualquier momento. Finalmente, las diviso a ella y a su amiga acercándose.
–Hola Donovan, te encargo a mi amiga, no vengan temprano y pórtense mal– saluda Nicky con un tono lleno de picardía apenas acorta la distancia. Toso, incómodo por sus comentarios.
Solo quiero tener una cita con mi chica, compartir miradas cómplices, sonreír como tontos, robarle miles de besos, caminar sujetando su mano sin sentir que cometo un crimen. No pido mucho, ¿o sí?
–Hola, Nicky. Cuidaré a mi novia, nos vemos después –respondo, un poco avergonzado. Ruedo mi atención a Tessa, quien luce unos jeans y una blusa que destacan su silueta.
–¡Hola, novia mía! Te ves hermosa, ¿nos vamos? –saludo a Tessa con un corto beso, deslizo mi mano en su cintura y le doy el casco.
–Hola, novio mío. ¿Dónde me llevarás? ¿Me darás una pista al menos? –saluda, sus ojos brillando de curiosidad. Niego con la cabeza.
–Sube y lo descubrirás. Conocerás mi parte romántica– sentencio con un tono de misterio y una sonrisa en los labios.
Un momento después
Supongo que en las cosas sencillas encuentras la magia; no necesitas una cena glamorosa para tener una cita perfecta. Entonces me dije, no quiero impresionar a Tessa, sino ser el dueño de su corazón, demostrarle que no es una chica más, sino la chica de mi vida. En resumen, estamos en el mirador Skygarden, observando el hermoso atardecer mientras caminamos por la terraza. De pronto su dulce voz se presenta en el ambiente.
–Al parecer alguien quiere mostrarme su parte romántica, pero yo conozco todos tus trucos, Donovan Mitchell– rebate Tessa entre risas contagiosas. Aclara su garganta y su mirada se cruza con la mía, paralizando mi mundo.
–Contigo no hay trucos, nunca los habrá, porque me desarmas con esa mirada que me enamora. Me conoces demasiado y tengo que esforzarme muchísimo para ser el dueño de tu corazón– digo con sinceridad prendido en sus bellos ojos y una dándole una sonrisa tierna.
–¡Ves! Si hay trucos, tu sinceridad... con ella no puedo– se queja con una sonrisa en su rostro. Muerde sus labios nerviosa y me huye la mirada por un segundo. –Pero a veces me asusta. Somos muy jóvenes, hoy nos gusta una cosa y mañana otra, nadie nos asegura que estaremos juntos hasta viejitos y no quiero perder a mi amigo, no quiero que llegue el día que nos odiemos– añade con un tono de incertidumbre, y agito la cabeza.
–No sucederá nunca eso, debes dejar el miedo a un lado, deja de pensar tanto y dejemos que todo fluya como lo pediste, porque esto que siento por ti es muy fuerte– murmuro, deslizando mis manos en su cintura. Ella cuela sus brazos en mi cuello, acercándonos aún más.
–Lo estoy intentando, pero es inevitable pensar en el futuro, pronto vendrá el baile de tu graduación, después... –replica con voz llena de preocupación, pero la silencio con un beso robado, profundo y lleno de promesas.
–Después, nada. Solo nosotros, y no son simples palabras, te lo demostraré. Aún no tengo pareja para el baile, ¿quieres acompañarme como mi novia? –declaro con seguridad, proponiendo algo que significa mucho para mí. Su silencio me confunde, llenándome de ansiedad.