La misma tarde
Londres
Tessa
Algunas personas tienen una fascinación extraña por el peligro o lo prohibido, porque les encanta sentir la adrenalina, romper reglas y vivir al máximo. Otras en cambio les gusta la calma, lo predecible, la rutina, pues se sienten seguros en su burbuja. Sin embargo, debemos encontrar el equilibrio perfecto para no quebrarnos en el camino al más mínimo resbalón.
Supongo que mi vida tranquilidad dio un vuelco cuando Donovan me pidió ser su novia, porque salí de mi burbuja segura para lanzarme al precipicio sin tener red de contención, pero fue más fuerte el deseo de vivir lo que me exigía mi corazón sin frenarme, no podía ser cobarde y encerrar mis sentimientos, era hora de vivir el amor en todas sus facetas. No obstante, debo admitir que también aparecieron mis miedos y mis nervios, lo que es normal en toda relación, la diferencia es que apenas estaba procesando que tenía un novio y ya tenía que afrontar las consecuencias de mi decisión.
Mi primera prueba fue sobrevivir a la fiesta de mi cumpleaños, y vaya que fue un reto. Sentía las miradas de todos los invitados como si hubiera cometido un delito, pero eso no fue lo más grave sino escuchar los comentarios de mi hermano mayor. Sus palabras me alarmaban, porque conociéndolo no era un simple comentario, más bien era un hecho. Era capaz de usar su posición de abogado para darle un buen susto a Donovan.
Jeff desde que papá murió asumió el papel del hombre de la casa, y era lindo hasta cierto punto. Me llevaba a la escuela, me recogía en mis entrenamientos y cualquier cosa que le pedía me lo cumplía: como mis clases de equitación, pero desde hace un tiempo tiene la manía de vivir husmeando en mi vida, de preguntarme a donde y con quien voy. Lo sé, es su forma de cuidarme. La diferencia es que cambió el escenario y no quería tener que lidiar más con sus arranques de hermano sobreprotector. Por un instante guardé silencio por su pregunta directa sobre si tenía novio. Apreté mis labios, intenté bajar el ritmo de mis latidos y como la mejor actriz le respondí con mi voz en el ambiente.
–Jeff, si tuviera novio ni te lo diría. Es un hecho que apenas te lo presenté el pobre terminaría conmigo, ¿Quién soportaría a un cuñado tan metiche y celoso? Además, que yo sepa a quien le debo explicaciones es a mamá, no a ti– exclamé con mi voz inquieta y apareció su cara amargada.
–¡Cuidado, Tessa! Soy tu hermano mayor y no quiero que ningún idiota te rompa el corazón. Apenas estás viviendo, no conoces como son los muchachos cuando quieren sexo– argumentó con su voz irritada. Lo miré frustrada y de pronto se puso incomodo. Se agarraba el cuello, me miraba extraño, pero siguió hablando.
–Y no sé… ¿Ya tuviste tu primera vez? ¿Estuviste con algún chico? ¿Te cuidas? –indagó, su tono sonaba incomodo y vacilante mientras sus ojos buscaban una respuesta negativa en mi rostro.
En ese instante sentí que mis mejillas me quemaban de la vergüenza. ¡Por Dios! No necesitaba una charla sobre sexo con mi hermano mayor y hubiera dado todo porque nunca vivir ese momento tan bochornoso, pero antes que siga mi voz lo interrumpió.
–Jeff, no quiero tener esta charla contigo, no hace falta. Mamá ya me habló sobre los chicos y los cuidados, entonces lo mejor que puedes hacer es preocuparte por buscarte una novia, porque al paso que vas serás un solterón como el tío Arnie– respondí, mi voz cargada de irritación y malestar se deslizaba en el ambiente. Él me clavó sus ojos cargados de reproche por mis palabras.
–¡Hey! No soy un viejo, tengo 26 años. Tampoco me interesa convertirme en un solterón, no me compares con Arnie, porque no soy su sombra. Él es un seductor empedernido que huye del matrimonio, en cambio yo quiero una relación. Otra cosa es que no encuentre a mi alma gemela– se quejó, volví a encontrar su cara de tristeza.
Fue un cumpleaños con muchas sorpresas, desde momentos incomodos hasta alegres, entre risas, bromas, nervios, charlas extrañas, besos robados, miradas cómplices, pero no fue suficiente, necesitaba estar al lado de Donovan como cuando éramos niños y desvelarnos hablando, en su lugar Nicky no lo hizo mal, se quedó a dormir en mi casa. Y llegué a creer que tardaría en tener mi primera cita con mi novio, pero él siempre queriendo ser perfecto me envió miles de mensajes a mi celular muy temprano.
–Hola novia mía, esperado que hayas descansado. Perdona si te despierto, pero me moría por saber de ti. No sé que me has hecho Tessa, porque no dejo de pensarte, de recordar tus besos, te extraño y quiero verte.
Me sentía en las nubes leyendo sus mensajes, la sonrisa era imposible de ocultarla mientras estaba recostada en mi cama.
–Hola novio mío, si descanse a pesar de escuchar las quejas de Nicky sobre Freddy...Yo también te pienso mucho y quisiera verte para saber que no soñé nada.
–No soñaste nada, es lo más real nuestro noviazgo y te lo probaré. Tengamos oficialmente nuestra primera cita. ¿Te paso recogiendo en tu casa o dónde tú me digas? ¿Sí?
Obvio que acepté salir con mi novio, pero habré revuelto todo mi closet buscando el atuendo perfecto para nuestra primera cita. Sí, estaba más nerviosa que la noche anterior, ¿Quién no en mi lugar? No era una salida más, sino una ocasión especial donde todo debía fluir y quien contenía mis ansias era mi amiga.
Al final, me dije: “relájate, es Donovan, no un extraño”, pero ese era el problema, las cosas no eran tan fáciles, no era tronar mis dedos y guardarme mis miedos, más bien necesitaba un indicio para saber que no arruinaríamos nuestra amistad por una ilusión, un impulso de un momento, no quería ser otra chica más en su vida.
El caso es que jamás imagine tener una cita tan mágica, desde la vista hermosa del mirador hasta conocer la faceta romántica de Donovan, porque aunque había escuchado de sus salidas, ahora es diferente, soy su cita, su novia. Cuando su mirada se cruzó con la mía fue como entenderlo, volver a sentir los miedos y las dudas aparecieron. No pudo simplemente decirme “lo nuestro va a funcionar, vamos a estar juntos siempre” Existen muchos muros que intentaremos derribarlos con el tiempo prestado que tenemos, antes que se marché a la universidad.
A todo esto, Donovan con su determinación me empuja a dejar de dudar y lo ha vuelto hacer con su propuesta de acompañarlo al baile de graduación como su novia. No es cualquier tontería, sino algo importante para los chicos de nuestra edad, pero también tiene otro significado y eso si me preocupada. Poniendo en contexto todos sabemos que el baile es un preámbulo para una noche de sexo, la gran mayoría de los muchachos reservan una suite en un hotel lujoso para seducir a su chica de turno, entonces son normales mis dudas; no sé si sentirme halagada o inquietarme, ¿Es acaso su manera de decirme entrelíneas tengamos sexo? ¿O busca presentarme con sus amigos como su novia? Ese es el motivo de mi silencio, no sé qué responderle. Tal vez puedo hablar demás y ofenderlo o estoy equivocada. Aunque al parecer está muy ansioso y acaba de entre abrir sus labios.
–Tessa saca esa cara de preocupación y deja de imaginarte cosas que no he dicho– pronuncia, su voz se desliza inquieta y levanto la ceja sorprendida. ¡Carajos! Me conoce demasiado y eso es malo para mí, parece que pudiera leer mis pensamientos.
–Sí quiero que me acompañes al baile como mi novia es para que entiendas que no eres un juego para mí. No por otra razón…–habla un poco molesto, titubea ante mi mirada profunda y suelta un suspiro. –En verdad, sí quiero más que besos, pero ese no es el motivo para pedirte...–admite y lo silenció con mi dedo índice.
–No sigas, no es necesario que aclares nada, es normal que quieras más que besos y lo entiendo, estás acostumbrado a tener a las chicas a tus pies…Sino que pensé. Mejor cambiemos de tema– intento explicarme, pero no quiero discutir, ni arruinar el momento, más bien quiero ser madura, como tal guardo mis dudas. Él entrelaza su mano con la mía mientras su mirada intensa me perfora.
–¡No Tessa! Quiero que hablemos de esto ahora– su voz es firme, pero comprensiva. –Yo te amo, y quiero que tu primera vez sea especial, no en un cuarto de hotel, no sintiéndote presionada, sino que quieras estar conmigo porque es lo que deseas, porque me amas, porque quieres que sea el primero– exclama con sinceridad y sus palabras calan hondo en mi ser.
¿Acaba de repetir que me ama? Sí, sí lo escuche fuerte y claro. Donovan me ama, pero saca esa cara de tonta, no te derritas por él y muéstrale que no eres una niña.
–Te acompañare al baile, pero te advierto que no podrás deshacerte de mí, querré bailar contigo, y estar a tu lado todo el tiempo– sentencio con mi voz serena y una enorme sonrisa se dibuja en sus labios.
Sin previo aviso me alza un poco, hace que enrede mis piernas alrededor de su cintura mientras me besa de una manera única que no me importa estar dando un espectáculo. Supongo que es lo lindo del amor, no piensas solo quieres experimentarlo y yo soy el mejor ejemplo, quiero vivir a mi paso lo que me sucede con mi novio. En un segundo, bajo la intensidad del beso y vuelvo a encontrarme con esa sonrisa coqueta que me cautiva.
–Eres increíble y ni loco te dejaré sola, al contrario, quiero que todos sepan que somos novios, que eres mi dueña– habla mi novio emocionado, vuelve a robarme un beso y poco a poco deja que mis pies toquen el piso.
Al día siguiente
Fue una tarde especial e inolvidable, pero, aunque no quisiera despedirme de mi novio nos sorprendió la noche y con ello el final de una cita maravillosa, como consecuencia me dejo en la esquina de la calle de mi casa y a regañadientes, porque el terco no tiene intenciones de estar a escondidas, quiere hablar con mi mamá y Jeff sobre nosotros. Le tocará armarse de paciencia, pues siento que es muy pronto y sobre todo debo preparar el terreno.
A todo esto, la curiosidad de Nicky fue tan grande que no puedo esperar hasta vernos en las clases que vino a mi casa a conocer los detalles “candentes” de mi primera cita y eso no es todo, sino lo grave es seguir escuchando sus comentarios subidos de tono mientras estamos en los baños del colegio.
–Tessa no te lo vuelvo a repetir, lleva en tu mochila unos preservativos sino después te arrepentirás, porque Donovan no se conformará con unos besos candentes siempre. Por último, deberías darle un regalo inolvidable por haberse graduado– murmura con un tono de picardía y le doy una mirada de reproche.
–¡Basta! No sigas con lo mismo. Pasará cuando tenga que pasar– pido, arreglo mi cabello mientras me observo en el espejo.
De pronto, la puerta se abre de golpe, y el estruendo de las carcajadas grotescas inunda el baño. Entre las voces, reconozco inmediatamente la risa chillona de Kelsi. Mi mirada se dirige al espejo, observando cómo su silueta y la de sus amigas se reflejan a mis espaldas. Nicky, junto a mí, tuerce la boca en una mueca de disgusto.
–Chicas, saben que siempre obtengo lo que quiero. Denlo por hecho: Donovan me invitará al baile. ¿A quién más podría invitar? ¿Quién podría resistirse a mis encantos? –rebate Kelsi con voz de desdén, cada palabra cayendo como veneno en el aire. Se para a un costado de mí, su presencia tan abrumadora como una tormenta.
–Kelsi, eso lo sabemos, y no olvides que tenemos reservada la suite en el Sheraton para la gran noche– responde Ellen, otra zorra del clan. La rabia de Nicky se enciende como una chispa en un barril de pólvora.
–¡Zorras! No queremos escuchar sus detalles sórdidos. Tampoco creo que Donovan caiga con una perra como tú, Kelsi, porque no le gusta tener las sobras de sus amigos. Prefiere a otras chicas– espeta Nicky, su voz colérica rebotando en las paredes. Me giro para intervenir, aunque Kelsi no tarda en replicar.
–Nicky, si te molesta la verdad, allí está la puerta. Vete o deja que tu amiga saque sus garras. Claro, la mosquita muerta de Tessa es incapaz de mover un dedo por sí sola– se burla Kelsi, sus palabras ardiendo en mi piel como ácido. Exploto, incapaz de contener la ira que hierve en mi interior.
–¡Cállate, perra! No hables de lo que no sabes, menos de Donovan– bramo, enfrentándola cara a cara. Sus ojos, llenos de maldad, se clavan en mi silueta con una intensidad aterradora.
–Solo digo lo que ya sabes. ¿Acaso crees que puedes retener a Donovan con tu actitud pasiva? Eres solo su amiga. En cambio, yo, con tronar mis dedos, lo tendré rendido a mis pies. Siempre me busca para calentar su cama. ¿Aún piensas que puedes enfrentarme? –dice con descaro, dejándome sumida en mis pensamientos.