Terapia

1071 Words
Eran las 7 de la mañana de un sábado primaveral. Abril abrió la puerta de la recámara de Axel, abrió las cortinas y arregló las flores como de costumbre. Axel estaba sentado en la cama, observando que actuaba de manera extraña, aun cuando había realizado cada movimiento como solía hacerlo, ella no había hablado en lo absoluto, y eso era demasiado sospechoso para él. Abril arrastró la silla hasta dejarla frente a la cama, se sentó y observó por algunos segundos a Axel. -¿Sucede algo malo? –Sintió como si lo estuviera preparando para darle una mala noticia, pero Abril sonrió, él estaba teniendo la reacción que ella quería. -Quiero que hoy intentemos algo diferente – aun cuando conservó la sonrisa, las palabras salieron con seriedad. Axel suspiró. –¿Qué tan diferente? Porque no quiero salir de aquí, no quiero ser observado con lástima -Axel conservaba un amor propio que limitaba con el orgullo. -No estaba pensando en que saliéramos. Quisiera que me dijeras las cosas buenas que te han pasado en la vida –Abril le mostró su típica actitud alegre y positiva. -¿Cosas buenas? –En ese momento lo único que había en su cabeza, era una lista de cosas que había perdido o renunciado a consecuencia del accidente. -Sí, las que fueron antes del accidente –Abril sabía que él no podía ver más allá del infortunio, así que tendría que obligarlo. Axel guardó silencio. Comenzó a escarbar en sus memorias y no tardó mucho en aparecer una en su mente. -Bueno, creo que comenzaré con la primera vez que toqué la guitarra – una sonrisa se escapó de sus labios. –Papá me la regaló en mi cumpleaños, estaba muy emocionado cuando me enseñó. Recuerdo a mamá mandándonos al ático a tocar, era su manera sutil de decirnos que desafinábamos como el infierno – los ojos se le cristalizaron y guardó silencio una vez más. Le tomó algunos segundos tranquilizarse, evitando que las lágrimas abandonaran sus ojos. -La primera vez que choqué el auto. - -¿Eso cómo puede ser bueno? –Cuestionó Abril de inmediato. Él no pudo contener la risa. –Choqué contra Jacob, fue como nos conocimos. Y después conocí a Jorge, porque era su amigo –Abril entonces lo entendió. -Mi primer día en la niversidad -Axel comenzó a enlistar de manera rápida los eventos, con su mirada perdida en un punto de la habitación. -El proyecto a mitad de la carrera, cuando conocí a Seth… Ingrid – cuando la nombró, no pudo negar lo que su cuerpo le hizo sentir. Un extraño hormigueo lo recorrió, el hueco en el estómago apareció y la estúpida sonrisa de enamorado, se dibujó. -¡Espera! –Lo interrumpió Abril, provocando que Axel le dedicara una mirada con poco entendimiento. –Quiero que me cuentes cómo conociste a Ingrid; pero cierra los ojos, que todo lo que me vas a decir, sea la descripción de la imagen que estás viendo en tu mente; y para que no hagas trampa te cubriré los ojos –Abril se puso de pie, salió de la habitación con la excusa de que estaba buscando algo para cubrirlo. Llamó a Ingrid, quien le dio una banda, ya que iban preparadas para eso, y se quedó esperando en la puerta hasta que Abril le indicara el momento que podría entrar. Abril entró directo a cubrirle los ojos a Axel, quien de inmediato reaccionó, suspirando y comenzó a hablar; mientras Abril abrió la puerta para que Ingrid entrara y se sentara en la silla junto a la cama. –Estaba parado en la fila para pagar en la librería, hojeando el libro que iba a comprar. Una corriente de aire entró por la puerta cuando alguien entró, provocando que el cabello castaño de la chica frente a mí golpeara mi rostro. Esos breves segundos, fueron suficientes para que su olor a cereza entrara por mi nariz –Abril los vio sonreír a ambos. –Ella comenzó a recoger con desesperación su cabello, se giró a verme pidiéndome disculpas, pero yo… Yo no podía dejar de detallar ese hermoso rostro que en mi vida había visto. Tal vez fue mi imaginación, pero un haz de luz pegaba directo en ella, permitiéndome descubrir en sus ojos las líneas amarillas sobre un fondo verde, porque… ella tenía sus ojos completamente abiertos. Detallé su nariz respingada, sus mejillas estaban sonrojadas, sus perfectos labios delineados con un color rosa articulaban palabras sin detenerse… Porque estaba avergonzada… - -Dime Axel, ¿aún piensas en ella? –Preguntó Abril desde la puerta. Ingrid estaba llorando, le parecía increíble que Axel tuviera el recuerdo de ese encuentro de aquella manera. -…Cada día de mi vida… - en su voz había anhelo, un destello del chico positivo, alegre y entusiasta que solía ser. Sintió unos labios, y aunque el sabor era un vago recuerdo dentro de él, la apartó con poca delicadeza. –¡Qué diablos Abril! –Se quitó la banda de los ojos y su sorpresa fue notoria. –Ingrid… – dijo casi en un susurro. La castaña puso su dedo índice sobre su boca, para que guardara silencio, quitándolo rápidamente para volver a besarlo. Ya no pudo resistirse, dejó que fuera ella quien los guiara en el beso, mientras sus manos comenzaron a tocarla, queriendo recordar lo que alguna vez tuvieron. Abril salió de la habitación, cerró la puerta y se fue a la cocina con la madre de Axel. -¿Cómo va todo? –Preguntó la madre del guitarrista con preocupación. -Al parecer, bien –Abril, estaba invadida por un entusiasmo y una felicidad que no podía explicar. Pensar que sus amigos podrían reconciliarse le hacía sentir sumamente dichosa. Estaban conversando en la cocina, tomando una taza de café; pero después de 20 minutos, Ingrid no salía de la habitación, y el ruido era nulo. -¿Crees que está bien que los dejemos tanto tiempo solos? –Cuestionó de nuevo la madre de Axel. -Tienen muchas cosas que hablar. Ingrid bajará cuando hayan arreglado todo –Abril le respondió segura. Pasaron 20 minutos más, e Ingrid bajó las escaleras con una sonrisa que no le cabía en el rostro. -¿Y bien? –Le preguntó Abril tomándola por las manos. -¡Volvimos! –Comenzaron a saltar felices, y la mamá de Axel se lanzó a abrazarlas a ambas.
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