Ingrid

1074 Words
-¡Abril! –Ingrid gritó en medio del restaurante, donde se habían quedado de ver. Abril sonrió y la recibió con los brazos abiertos cuando llegó corriendo a su encuentro, sin importales que las personas a su alrededor las vieran como a un par de locas. Habían pasado un par de meses desde la última vez que se vieron, porque Ingrid había obtenido una beca para estudiar un diplomado en Ciudad Sigma. Se sentaron en la mesa y comenzaron a conversar de la nueva experiencia que había adquirido Ingrid, pero pronto la plática se enfocó en sus vidas amorosas. -¿Cómo vas con Ian? –Ingrid le preguntó a Abril. -Bueno, ¿seguimos saliendo? –Abril se sentía culpable, porque a pesar del tiempo y la distancia, no podía olvidar a Seth. Ingrid suspiró resignada y llamó al mesero. –Sé que es muy temprano, pero necesito una bebida para poder hablar libremente – le dijo a Abril. –Dos shots de vodka – se dirigió al mesero tan pronto llegó, provocando una expresión de impresión en Abril. -¡Yo no quiero! –Aclaró sobresaltada, y no porque en realidad no quisiera, sino porque aún tenía pacientes que atender. -Los dos son para mí – la respuesta de Ingrid turbó más a Abril, pero no la detuvo. -¿Qué nos pasa amiga? ¿Por qué nos enamoramos de dos imposibles? –Con esas dos preguntas, Abril supo hacia quiénes se dirigiría la plática. El mesero llegó con el pedido, e Ingrid de inmediato se tomó de golpe uno de los shots. –No sé qué me pasa con Axel, después de todos estos años sigo enamorada de él, a pesar de sus desplantes de no querer verme. Entiendo por qué lo hizo; pero, si supiera que realmente no puedo superarlo – Ingrid dejó caer su cabeza contra la mesa, abatida. –He salido con un par de chicos, pero no puedo pasar a algo serio con ellos - se levantó, tomándose el segundo shot con rapidez. -Te entiendo totalmente. Ian es un buen chico, es solo que, Seth sigue aquí –Abril se tocó con el dedo índice el corazón – muy dentro de aquí – suspiró, pensativa. Era una locura, ¿por qué estaba obsesionada con él? - Todo esto es tan loco. – Ingrid levantó un hombro. –Ya sabes lo que dicen, en las mejores parejas uno debe ser raro y el otro loco -Abril frunció el ceño. -¿De qué estás hablando? –Realmente deseaba que le explicara. -Sí, uno es el atrevido, despreocupado, imprudente, positivo, loco; mientras el otro es mesurado, precavido, dudoso, raro –Abril abrió los ojos con sorpresa, como si hubiera tenido una epifanía. –Ya sabes, como opuestos – se quedó pensativa, entendiendo a lo que se refería. -¿Y yo, qué soy en este caso? –Era una duda honesta. ¿Cómo era vista por el resto del mundo? -En definitiva, Seth es el raro y tú la loca – respondió impávida. -¡Gracias! –Dijo con ironía, se había recompuesto con rapidez. Las dudas aparecieron casi de inmediato en su mente. -Eso me deja peor, ¿qué se supone que significa? ¿Qué no podré estar con él? ¿O que debo encontrar otro chico raro? – -¡Oye! Nosotras podríamos ser pareja - Ingrid levantó las cejas con una sonrisa socarrona. -¡Muy graciosa! –Abril respondió con seriedad. -Lo sé, un mal chiste. Pero es que tampoco tengo una respuesta. De verdad que lo he intentado, pero Axel de verdad me hizo algo que no puedo olvidarlo – lo decía en serio; había sufrido su desprecio sólo después del accidente, él mismo le había dicho el motivo por el que la alejaba. Abril sonrió. –Ya ha comenzado a hablar conmigo – esa era una buena noticia en medio de todo el mal que había pasado. -¡¿De verdad?! –Ingrid estaba asombrada. -Tengo una idea un poco loca – se rio; a partir de ese momento, le atribuiría a su loquera sus constantes ideas fuera de lo común. –Pero tengo que hacerte una pregunta muy personal antes –Ingrid frunció el ceño, ellas hablaban de todo sin mesura alguna. -¡Pregúntame! –La apuró con un poco de desesperación. -¿Axel y tú, tuvieron sexo? –Le interrogó un poco avergonzada. Ingrid suspiró. –Sí, perdí la virginidad con él. Creo que por eso estoy obsesionada. Sabes, si hubiera sido un estúpido cretino, seguramente lo hubiera olvidado de inmediato, pero lo de nosotros iba en serio - la nostalgia le recorrió el cuerpo. -¡Lo sé! Por eso pienso que será bueno que te vea –Abril, había ideado un plan en el que necesitaría la ayuda de Ingrid. -¿Ya está listo para eso? –Preguntó consternada. Las últimas veces que fue a su casa, los padres de Axel no le permitían siquiera subir a la habitación. -No – se rio; – pero ya ves todo lo que se ha resistido, si no lo presionó en este momento, se tomará más tiempo y ya han pasado años – había perdido tanto tiempo en su necedad de permanecer alejado de las personas, que sin darse cuenta, unos buenos años de su vida no podrían ser recuperados. -Bueno, ¿qué vamos a hacer? –Ingrid cuestionó no muy convencida, pero realmente quería ayudar. -Primero, debes estar preparada para que te rechacé –Ingrid ladeó la cabeza. –Espera, déjame terminar – ella se recompuso. –Es un necio, tú lo conoces, va a ser grosero contigo y seguramente conmigo también; por eso, en segundo lugar, debemos estar preparadas para obligarlo. - Abril terminó de contarle el plan, aunque Ingrid no estaba del todo convencida, después de todo ella se llevaría la peor parte si las cosas no resultaban como esperaban; aun así, aceptó. Al menos Abril le había dado un poco de esperanza para recuperarlo, para que él mejorara y porque no, que regresará a ser el chico lindo y tierno del que se enamoró. Se tardó una semana en preparar todo para la visita de Ingrid. De alguna manera la había metido en la conversación con Axel, para saber lo que él pensaba de ella. Verbalmente no expresó nada; sin embargo, sus respuestas físicas hablaron mucho mejor de lo que él mismo pudo percatarse.
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