Locas Historias Raras

SEGUNDA PARTE

En la distancia

*Dos años y medio después*

Escuchaba la intensa algarabía detrás de la tela negra que lo separaba del escenario. Seth cerró los ojos y respiró profundamente, la banda que acababa de tocar para abrir su concierto, le recordaba sus inicios; aquellos buenos tiempos. Tal vez, esa era la razón por la que le gustaba escuchar y ver a las bandas previas.

-¡Ey! ¡Seth! Podrías tomarte una fotografía con nosotros – el guitarrista, fue el único que lo notó cuando salieron del escenario.

-¡Claro! –Seth le dio una sonrisa honesta y se colocó a un lado de él. Se dio cuenta hasta ese momento, que el representante de ellos estaba ahí, a un lado con el celular listo para fotografiarlo. El resto de los integrantes, rápidamente se acomodaron y la imagen fue congelada en ese momento.

-¡Gracias! –Le dijo el guitarrista, y todos los demás comenzaron a despedirse, porque habían visto a personal haciendo señas a Seth, sus compañeros músicos ya se encontraban listos.

Entró corriendo al escenario, la intensa luz iluminaba el camino que él iba recorriendo, que le provocaba un sabor agridulce constantemente. Saber que ese momento pudo haber sido de la Banda Omega y no del solista Seth Lomelí, lo carcomía; aun cuando había hecho lo que estaba en sus manos, para que todos sus compañeros alcanzaran el mismo destino junto a él.

Aunque Jorge lo había seguido, para compartir una parte del sueño de ambos, él prefería mantenerse como uno de los músicos que lo acompañaban sólo para tocar, no quería recibir ningún reconocimiento. Tal vez, la culpa también se apoderó de él.

Pero el espectáculo debía continuar, al menos el de su vida.

-¡Buenas noches Ciudad Alfa! –Gritó con una sonrisa, permitiendo a la emoción apoderarse de su cuerpo, cuando escuchó la respuesta del público. –¡Disfrutemos de esta noche juntos! –Hizo una seña, entonces los músicos comenzaron a tocar la primera canción del concierto.

El evento había terminado, a diferencia de algunos cuantos años atrás, la euforia ya no se experimentaba de la misma manera, por lo que Jorge y él se fueron directo al hotel.

-¡Katie! –Dijo con cierta sorpresa cuando abrió la puerta de su habitación. –Creí que se habían ido todos a un bar – caminó hacia el interior, permitiendo a la chica delgada y castaña entrar.

-Sí, pero cuando supe que estarías aquí, decidí venir a hacerte compañía – ella se acercó peligrosamente a Seth. Él sonrió de medio lado, sin ganas, pero no la rechazó. Fue un beso demandante por parte de ella, provocando de forma física a Seth, hasta obtener lo que deseaba, tener sexo con él.

Aun cuando disfrutaba el cuerpo de Katie, su corazón ya le pertenecía a alguien más.

Esa misma noche en otra parte del mundo, específicamente en Ciudad Ni, Abril llegaba a su casa; entró de puntillas, no quería despertar a sus padres.

-¡Abril, no seas ridícula! –Su padre estaba sentado en la sala, sólo con una lámpara encendida, viéndola a la distancia. Abril saltó del susto y encendió la luz.

–Papá, ¿por qué estas acechándome de esa manera? –Lo miró indignada.

-¿Por qué entras de puntillas? –Julio cuestionó.

-No quería despertarlos – respondió haciéndose del delito.

Julio puso los ojos en blanco. –¿Quién te trajo? –Preguntó acusatoriamente.

-Ian – se mordió los labios, nerviosa.

-¿Ya son novios? –Abril hizo una expresión reflexiva. Tenía un año saliendo con él, lo apreciaba, pero aún no generaba ese sentimiento: amor. Su corazón ya le pertenecía a alguien más, y era muy difícil para ella aceptar que tendría que entregárselo a otra persona.

Augusto abrió la puerta de la entrada, Abril y él se vieron con los ojos sumamente abiertos. Él se dio cuenta que su padre estaba en la sala, probablemente regañándola; mientras ella, comprendió que su padre esperaba a Augusto y no a ella. Intentó cerrar la puerta con lentitud y suavidad, para pasar desapercibido y no recibir el regaño, pero fue en vano.

-¡Augusto! –Gritó Julio, cuando descifró la expresión de Abril, y se dirigió a paso veloz hacia el pasillo de la entrada.

Augusto cerró los ojos, sabiéndose descubierto. –¿Si papá? –

-¿Qué horas son éstas de llegar? –Julio preguntó con molestia.

-Lo siento papá, no me di cuenta de la hora - el ahora joven trató de excusarse.

-¡Tienes que llegar a la hora que dices! ¡Tienes que respetar las reglas de esta casa! ¡Entiendes! –Julio alzó la voz, quería imponer respeto y autoridad, aun cuando Augusto ya tenía 19 años.

-Sí papá –Julio se sintió frustrado, no podía siquiera regañarlo, era un chico demasiado obediente y sumiso ante ellos, por lo que suspiró derrotado. –Vete a dormir – terminó hablando suavemente.

Augusto pasó por un lado de Abril, con una sonrisa de victoria; conocía tan bien a su padre, que sabía que no reñir, era la mejor forma de librarse de cualquier castigo o regaño. Lo había aprendido a base de prueba y error.

Julio regresó al sillón de la sala. –Estaba esperando en realidad a tu hermano – le dijo con suma calma, a lo que Abril sonrió, algo dentro de ella lo sabía. –Tiene que terminar la universidad antes de dejarlo hacer lo que quiera – suspiró.

Abril se sentó a un lado de su padre, le tomó la mano y se recargó en su hombro. –Augusto ya no es un niño, sabe perfectamente cuáles son sus obligaciones –

Julio tomó con sus dos manos la de Abril, apretándola fuertemente. –Lo sé, los dos han crecido y ya son unos adultos. No me di cuenta en qué momento pasó eso. –

Abril se rio. –No te pongas melancólico papá, ahora mamá y tú son libres de salir cuando quieran; además, ya no tienen la responsabilidad de estar detrás de nosotros - guardó silencio por unos segundos. –Bueno, a Augusto puedes seguir molestándolo; pero no porque lo necesite, sino porque es divertido verlos –Julio la alejó de él, con una expresión de recelo, y Abril comenzó a reírse de nuevo.

-Ya vete a dormir tú también, antes de que considere ponerte reglas – la sonrisa de Abril se borró al instante.

-Te quiero papá, buenas noches – le dio un beso en la mejilla, y subió a gran velocidad las escaleras.