Locas Historias Raras

Axel (2)

-¡Buenos días! –Abril entró a la recámara de Axel, que estaba acostado en su cama, con esa actitud apática ante la vida. Después de todo ese tiempo, no había cambiado casi nada con referencia a él. Ella abrió las cortinas con fuerza, permitiendo a la poca luz que apenas comenzaba a anunciar el día, entrar.

-No tienen nada de buenos Abril – le habló sombríamente.

-¡Vaya! Parece que hoy amaneciste de mejor humor – y es que generalmente no respondía. Abril se dirigió a la mesa, para acomodar el ramo de flores que solía llevar con regularidad, porque quería mantenerle un ambiente lleno de vida.

Escuchó a Axel suspirar pesadamente. Cuando giró a verlo, él estaba pasando la sábana por su cabeza, cubriéndose completamente, lo que provocó que ella se riera.

-Axel, sabes que eso no va a detenerme – se acercó, jalando lentamente la sábana.

-Abril, ¿por qué no te das por vencida de una vez? –Le preguntó destapándose por completo, encontrándose con su mirada amigable, llena de energía. –¿Por qué no me abandonas como todos los que han estado a mi alrededor? –

Ella sonrió. –Nadie te ha abandonado Axel. El que no los veas aquí, no significa que no estén al tanto de tus avances – le dijo con calma.

-¡¿Avances?! ¡¿De qué malditos avances hablas Abril?! ¡Sigo enclaustrado en está habitación, sin poder caminar! ¡Sin nada! –Gritó frustrado, molesto; pero Abril no perdió su temple.

-Antes no hablabas para nada – ella sonrió triunfante, mientras Axel entrecerró los ojos, sabiendo que le había ganado en los argumentos.

-¿Qué es lo que quieres de mí? –Le preguntó derrotado.

-Que hables conmigo, eso es todo. Dime lo que piensas, lo que sientes - miró su reloj, después se acercó a la silla frente a la ventana, para observar el panorama. –Está recámara es privilegiada, tiene una hermosa vista – su voz esperanzadora provocó algo en Axel.

-Lo sé – susurró él. –Me gusta cuando papá viene para obligarme a estar ahí – una risa irónica y sin ganas ella le escuchó, haciéndola sentir satisfecha. Había pasado años intentando dialogar con él, y esa era la conversación más larga que habían tenido en todo ese tiempo.

No quiso presionar más, Abril miró de nuevo su reloj. –¡Me tengo que ir! –Axel volvió a entrecerrar sus ojos, le parecía que ella se estaba burlando de él. Abril se había puesto de pie, y se acercó para despedirse de él con un beso en la mejilla. Él abrió los ojos con sorpresa, lo tomó desprevenido. –¡Hasta mañana! –Y ella lo vio sólo asentir sin intentar decir nada.

Abril salió de la habitación, para encontrarse con la madre de Axel en el pasillo.

-¿Estás bien hija? –Le preguntó con preocupación, pero ella no entendió por qué. Le hizo señas para que bajaran, ya que no quería que Axel las escuchara.

-Sí señora, todo está bien – le dijo con emoción.

-Es que lo escuché gritando, y me asusté, creí que podría pasar algo – aceptó apenada.

-Al menos ya está reaccionando, con enojo, pero es normal - en su mente estaba intentando idear cuál debía ser el siguiente paso.

-¿Tú crees que está avanzando? –Cierta ilusión se apoderó de la madre de Axel, haciendo a Abril sonreírle.

-Aún hay mucho camino que recorrer; pero sí, pienso que vamos avanzando – la madre de Axel comenzó a llorar, había perdido la esperanza hacía tiempo atrás, porque ningún médico que lo veía le daba buenos pronósticos, ya que mucho tenía que ver la actitud de Axel, y mientras él no estuviera dispuesto a cooperar, nada podrían hacer. Abril se acercó a abrazarla, para darle cierto consuelo.

-¡Gracias! –Le dijo entre sollozos en medio del abrazo.

Abril se separó de ella un poco. –Aun no señora – ella comprendió y asintió. –Puede decirle a su esposo que no deje de obligarlo a sentarse frente a la ventana – sonrió con burla. –Le gusta – aseveró.

-¡¿Te lo dijo?! –Preguntó sorprendida, a lo que Abril asintió. –Le diré a mi esposo. –

-Voy a confirmar con Jacob que vendrá por la noche a tocar un rato – comentó Abril, y la señora sólo asintió. Abril se sintió mal. –Sabe que Axel sólo nos permite a Jacob y mí interactuar con él, así como sabe que Ingrid sigue en contacto, al igual que Seth y Jorge – le dijo con seriedad. Al menos eso era lo que sabía; porque ella hablaba con Ingrid, quien le platicaba que Jorge le escribía con frecuencia preguntando por Axel, y era lógico que Jorge le comentara a Seth. Y es que después de aquella ruptura, no había hecho el intento de mantener el contacto con él, ¿para qué? Sería un eterno recordatorio de que no podían estar juntos.

-¡Lo sé hija! Sé que todos lo quieren, y a su modo no lo han abandonado – la madre de Axel quería creer esas palabras, se obligaba a creerlo, aun cuando solo Jacob y Abril habían estado presentes durante todo ese tiempo.

Pero la realidad era que el único que no se enteraba de nada, era Seth.

-Bueno, me tengo que ir –Abril retomó su entusiasmo. –Vengo mañana, puntual – se acercó de nuevo, besándola en la mejilla y salió de la casa de Axel.

Abril, había culminado la Licenciatura en Psicología hacía un par de años atrás. Trabajó en un hospital para adquirir la experiencia que ella consideró necesaria, antes de atreverse a poner su propio consultorio y tener sus propios pacientes. Pero durante todo el tiempo en el que Axel había regresado a su casa; porque Seth se lo había llevado de gira, creyendo que eso podría hacerlo recuperar su actitud, no obstante, no funcionó; ella comenzó a visitarlo a diario. Había un sinfín de motivos para hacerlo, porque siendo honestos, Axel no había iniciado siendo su amigo, ella lo hacía por Seth y por Ingrid principalmente; pero después, su interés se volvió genuinamente personal.

Llegó al siguiente día, temprano y puntual a casa de Axel. Se sintió complacida, Axel estaba sentado, esperando por ella y la conversación se centró en sus temores.

Un día más, para hablar de su enojo y sus frustraciones.

Otro día, lleno de tristeza y melancolía.

La semana pasó con todos los sentimientos negativos siendo expuestos, y creyó que eso sería suficiente; no pudo estar más equivocada. Pasaron dos meses, y Axel seguía explayando lo que al parecer había guardado durante todos esos años después del accidente.