Julián.
Un mes después.
En las últimas semanas Lili estuvo con exámenes en la facultad y gracias a Dios aprobó todo, teniendo así dos semanas de vacaciones, la estuve ayudando a prepararse y si que le metimos porque se le vino todo junto en dos semanas y queria sacar todas las materias de una para no atrasarse más.
Preparamos todo para el viaje que le dije que íbamos a tener si aprobaba las materias, aunque no demuestra emoción pero ya va a cambiar de opinión, insistió en ir en auto para que pasemos tiempo juntos y me agrada eso porque podemos hacer que la relación se vuelva más sólida, le di a elegir y se decidió por nieve porque donde es invierno no podríamos disfrutar nada de una playa que sea dentro del país, sino tendríamos que viajar al exterior.
—Tengo hambre ¿No habrá un lugar dónde pasar?.
—Faltan dos horas para llegar, ¿no puedes aguantar?.
—No, ya me suenan las tripas. —me río porque siempre sale con cosas así.
—Mas adelante hay un pueblo, ahí páramos.
—Bueno. —sigue quejándose todo el camino del hambre, cuando llegamos canta alzando los brazos—. Por fin... Por fin... —entramos al local con Sofia riendo porque alza los brazos también—. Por fin... Por fin.
—Sentémonos. —vamos a una mesa donde hay una silla para Sofía y mira el menú mordiéndose los labios.
—¡Hola! ¿Qué van a ordenar?.
—¡Hola!, pollo con papas y muchas cebollas asadas, para la nena pollo solo y dos jugos de naranja.
—¿Y usted?.
—Lo mismo. —digo riendo ya que no dejó ni que se presente bien la señora.
—Ya se los traigo.
—¿Va a tardar mucho?. —la mira con los ojos como un cachorrito—. Es que me muero de hambre.
—Diez minutos mas o menos ya que el pollo con papas es el menú del día. —la señora me mira divertida.
—No doy mas por eso, disculpe. —a los minutos traen la comida, se soba las manos riendo, pide la bendición rápido y empieza a comer—. Mmmm esta buenísimo.
—Si, me di cuenta. —le corto a Sofía para que coma.
—Me siento rara. —de golpe está pálida—. Mejor voy al baño.
—Si, ve tranquila. —la veo irse apurada, la espero pero tarda mucho.
—Señor. —una chica viene con cara de preocupación—. Su mujer está descompuesta en el baño y lo llama.
—¿Puede mirar a mi hija por favor?.
—Si, por supuesto. —la busco en el baño, está apoyada en el lava manos con los ojos cerrados.
—¿Lili qué pasa?.
—Estoy mareada, comí muy rápido y me descompuse.
—¿Quieres ir al medico?.
—No, mejor vayamos. —se tapa la boca negando—. Me llega el olor de la comida y me da asco.
—Bueno... Vamos entonces.
...................
Al otro día pedí el desayuno y con esfuerzo la despierto, cuando lo hace se ríe viendo toda la fruta, pedí así ya que anoche estaba muy mal, se levantó dos veces a vomitar y ya estaba muy asustado pero no queria ir al hospital, tal vez el pollo estaba feo, no lo sé porque no lo probé pero a Sofia no le hizo nada solo a ella.
—¿De qué te ríes?. —me tiro arriba de ella con cuidado, sigo siendo mucho más grande que ella.
—De todo lo que te haria en esta casa. —se muerde los labios y me prende a full.
—¿Mas o menos qué seria?.
—No se me ocurren muchas cosas pero me puedes enseñar ¿Qué dices? ¿Me enseñarías toda la casa?.
—Menos mal que hay un cuarto para la nena sino no sé que haria.
—Aguantarte. —me empuja subiéndose arriba mío, se sienta en mis caderas moviéndose—. Me gustaría estar arriba.
—¿En serio?. —le doy una nalgada en el culo—. Me gusta la vista.
—¿Y porqué no me dejas?.
—Me gusta darte placer y tengo la manía de controlar.
—Vas a tener que dejar un poco esa manía porque yo quiero arriba. —se sigue moviendo y ya no hay nada divertido, pero para de golpe cuando escuchamos a la nena llorar—. Bueno, por hoy terminamos.
—No terminamos nada, espera a que Sofía se duerma y te voy a dar hasta para que guardes.
—Mmm ya quiero que la bebé se duerma. —bajamos y come con desesperación.
En el restorán ve el pollo y corre al baño a vomitar, ya me está preocupando que este así, al final le tengo que servir y ella sentada porque se descompone de nada.
A la salida vamos a un súper por los yogures y sopas de Sofia que por mas que estemos de vacaciones ella debe comerlos así tiene una dieta balanceada y saludable, estoy eligiendo unas bananas cuando una mujer se me pone hablar, sin darle la mas mínima importancia voy con Lili.
—¿Quién era?.
—Una alzada.
—Bien que te gustan. —se ríe mientras lee la etiqueta de un yogur.
—Me gustaban querrás decir.
—¿Y por qué ya no?. —lo dice sin mirarme.
—Ni idea, ¿a tí no se te ocurre nada del porque?.
—No. —me sonríe super cínica pero me encanta—. ¿Me alcanzas ese de ahí?. —me apunta otra heladera.
—¿Estas enojada?.
—¿Tendría que estarlo o quieres que te arme un escandalo como tú haces?.
—Que chistosa.
—Si, re chistosa.
—Pero si no hice nada.
Me da una sonrisa que me hizo temblar, se gira para agarrar el carrito y camina sin esperarme agarrando todo lo que precisa Sofia y un par de cosas que ella quiere.
....................
En la casa acuesto a la nena y bajo porque dice que quiere hacerlo en la orilla de la chimenea.
—¿Qué pasa?. —la quiero tocar pero no me deja.
—Yo quiero hacerlo.
—¿Qué cosa?. —me quiero acercar pero me aleja de nuevo—. ¿Qué pasa?.
—Sólo quédate quieto y no te muevas.
—¿Por qué?. —me saca la remera y la quiero volver a tocar.
—Te dije que no me toques Julián.
Riendo se saca la remera, me agarra las manos dejándolas pegadas a mis costados para no tocarla y me empieza a besar el pecho, el cuello y el contorno de la cara, lo que genera que me prenda como un calefón, baja de a poco por mi abdomen mientras me desabrocha el pantalón, cuando veo su intención la paro.
—¿Qué?.
—No quiero que lo hagas.
—¿Por qué? Quiero hacerlo.
—Pero yo no Lili, no quiero que hagas eso.
—Algún día lo voy a hacer.
—No lo creo. —la alzo apretándola.
—Ya lo vamos a ver.
Me besa con hambre, de los brazos me lleva a una frazada que hay en el piso mientras tortura mi pene, se sube arriba mío, la quiero tocar y no me deja y ya me estoy cansado de no poder hacer nada.
—Te dije que quiero hacerlo yo.
—¡Vamos Lili! Sabes que no me gusta.
—¿Lo has probado?.
—Si y lo odie.
—Pero no conmigo. —me acuesta y me pasa la billetera—. Dame un preservativo.
—Te dejo arriba si lo hacemos sin uno.
—Cuando volvamos voy al medico para cuidarme y ahí lo hacemos todas la veces que quiera sin uno, pero ahora no.
—Entonces no. —la giro quedando arriba y la acaricio para prepararla.
—El preservativo Julián. —lo dice justo cuando estoy apunto de entrar.
—Ponlo. —arrodillado veo que me lo pone mordiéndose los labios.
—Toda tuya. —esta con las piernas bien abiertas haciendo que se la meta de una—. Aaayyyy Dios.
—Si nena. —enreda los pies en mi espalda baja y me voy para adelante entrando mas profundo—. Aaagggg siiiii.
—Aahhh Julián. —me muevo un poco y me separo de ella que me mira dudando—. ¿Qué?. —la giro de costado y me pongo atrás.
—Levanta un poco la pierna.
—Julián que...
—No tengas miedo Lili. —le beso el hombro y con duda lo hace, es la primera vez que una mujer con la que estoy duda, se tensa completa cuando la toco—. Tranquila. —me pego bien a su culo y con mi mano guío mi pene a su entrada.
—Mmm que bien se siente. —dice cuando estoy todo dentro de ella.
—Si. —empujo mientras esta sin saber que hacer, le aprieto los pechos y la recorro toda con mis manos que tiemblan—. Lili no doy mas.
—Aaaaaa. —paro un poco para ir lento y nos venimos.
Nos dormimos abrazados mirando el fuego, durante la noche la volví a despertar o ella a mi por la necesidad, somos unos amantes sin fin parece.
Cuando me desperté tenia un dolor terrible en la espalda por dormir en el suelo y sin almohada, creo que ya no tengo edad para dormir en el suelo.
*****
Lili.
—¿Cómo pongo los pies?. —le tengo terrible miedo a estas cosas, me trajo a esquiar y ni la nieve conocia.
—Yyy... Me gustan alrededor de mi cadera.
—No seas tonto. —se mata de risa haciéndome caras, en eso viene el instructor.
—¿Te ayudo?. —Julián lo mira mal y sigue agachado agarrando mis piernas.
—Ya me esta enseñando él. —me ignora notablemente donde pone una sonrisa en su cara.
—Soy muy bueno enseñando, ¿qué dices?. —mueve las cejas y Julián se para enseguida pero lo abrazo.
—Ya mi novio me enseña lo que tenga que aprender gracias. —lo aprieto para que me mire—. Sigue enseñándome amor.
—Sí. —me besa y se agacha de nuevo—. Todo te lo enseño yo.
Una vez que tengo los esquíes puestos subimos a la montaña y con toda la paciencia del mundo bajamos, estaba muerta de miedo pero al sentir su mano apretando la mía me calmaba y me hacia disfrutar de esta nueva experiencia para mi, nunca me fuí de vacaciones, solo cuando fuimos a la playa en verano, pero después jamás y es todo nuevo para mi, cada experiencia la disfruto como ahora que aunque tiemble de miedo lo hago igual para poder llevarme un lindo recuerdo.
—Busquemos a la nena y vamos a tomar algo caliente que no doy mas del frio. —llegamos a la guardería donde la dejamos y esta roja en llanto—. Ooh mi amor, ya esta corazoncito.
—Lloró mucho. —dice la chica con cara de cansada.
—Gracias por cuidarla. —Julián le paga y salimos.
—Pobrecita, te dije que no la dejemos. —le limpio la cara dándole besos así se calma un poco donde está histerica—. Listo mi amor ya pasó.
—Bueno ya pasó, vamos a tomar algo caliente.
—Dale... Un chocolate caliente, estoy muerta de frío.
—Siempre quejándote de todo. —lo miro porque no tengo idea que le pasa, de golpe esta distante.
—¿Qué te pasa?.
—¿No puedes estar un segundo sin quejarte?.
—¿Quejarme? ¿De qué?.
—De todo tienes que quejarte, hasta de donde vamos a divertirnos te quejas.
—En primer lugar no quería ir a ningún lado y segundo solo tengo frío, no me estoy quejando del lugar.
—¿Hasta cuando vas a decir que no querías venir?.
—Te lo dije un montón de veces antes de venir.
—¿Qué te molesta? ¿Lo de la plata?.
—Si. —paramos de caminar y nos miramos de frente—. Me re molesta, me siento como las putas que las sacan a pasear y les pagan todo.
—No eres ninguna puta, que te quede claro que con mi plata hago lo que quiero.
—Bien. —sigo con la caminata y él me sigue.
—Lili espera. —le hago gesto de que no diga nada, de camino a la casa la nena se duerme, mi vida, como me arrepiento de dejarla ahí llorando, llegamos a la cabaña y la acuesto en nuestra cama así siente nuestros olores y no se altera, bajo para aclarar las cosas con Julián de una vez por todas.
—¿Podemos hablar?.
—¿De qué?. —nos sentamos en el sillón en silencio.
—De esto. —nos apunto—. Te dije que somos compañeros de cama y si me regalas esto, ¿cómo crees que me siento?.
—¿Otra vez con lo de compañeros de cama?. —se friega la cabeza furioso—. Ya te dije que eres mi novia.
—No Julián... Tú lo dijiste no yo.
—Cuando preguntan dices que somos pareja.
—¿Y qué voy a decir? ¿Es mi jefe y me lo cojo todos los días?.
—¿Porqué no lo aceptas?. —se gira poniendo una pierna arriba del sillón—. ¿Soy tu novio cuál es el puto problema?.
—Cuando yo me acosté contigo estabas de novio y no te importó, ¿qué queda para mi? ¿Te piensas que me vas a comprar como a Nadia?.
—¿Qué estas diciendo?.
—Que no quiero ser una cornuda... Estoy siendo cínica porque por más que estabas con alguien no me impidió compartir una noche pero yo no quiero lo mismo.
—Y no va a pasar... Te soy mas que fiel.
—Ella también pensaba que lo eras.
—¡Ya basta Lili! ¿qué tienes? Te estoy tratando de decir que ninguna mujer me interesa que no seas tu y no te importa.
—Si fuera verdad me importaría.
—¿Y qué te dice que no lo es?. —lo miro pensando en que no entiende mi punto de vista—. No te puedo sacar de mi cabeza, estoy todo el día pensando en tí, me vuelvo loco si otro hombre se te acerca.
—Obvio... Te sacarían a la que siempre esta dispuesta.
Subo al cuarto y me encierro en el baño a llorar de la bronca que tengo, no hacia él sino hacia mi misma porque fui la amante, fui la puta amante y ahora me aterra que él haga con otra lo que hizo conmigo.
Me pego un baño, agarro a la nena y bajo a prepararle la comida, él está en la misma posición que quedó cuando subi corriendo a llorar, dejo a la nena en la silla y preparo su sopita, me acerco a él con miedo viendo que lágrimas corren por su cara, me arrodillo delante de él abrazando sus piernas.
—¿Me vas a dejar? ¿Tienes a otro?.
—No... No sé porque dije todo eso.
—Es lo que piensas y esta bien.
—No esta bien. —yo también lloro porque me siento re mal al verlo asi—. Jamás vi tu lado siempre el mío.
—Te juro que nunca te voy a engañar Lili, dame una oportunidad. —me subo arriba de él que enseguida me acaricia la cara—. Una sola Lili.
—Esta bien. —me abraza y sonríe contento—. Solo no me uses Julián, cuando no quieras nada mas conmigo me lo dices.
—Solo a ti te quiero.
—Yo seria incapaz de engañarte, si estoy contigo no hay nadie mas.
—Gracias nena. —apoyo mi frente en la de él—. Tenia la esperanza de que aceptes.
—¿Vamos a comer novio?.
—Vamos novia.
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3 semanas después.
Lo que quedaron de los días la pasamos mas que bien, recorrimos toda la casa como me prometió y me enseñó cosas nuevas y alucinantes que aun las recuerdo erizandome la piel. La relación que teníamos no cambió para nada desde que nos pusimos de novios oficialmente, lo que si hubo fue una gran discusión por el hecho de que no he tenido tiempo ni ganas de ir al medico para cuidarme, estoy siempre cansada y estresada por todo y no he conseguido turno tampoco, mientras pienso en todo eso juego con Sofía en el living, cuando de la nada se para solita y da unos pasos hacia un muñeco que hay en el sillón
—¡Aaahhhh! —grito emocionada mientras me paro—. JULIIIAAAANNNN.. JULIÁN VEN RAPIDOOOO
—¿Qué pasa?. —viene corriendo desesperado.
—Sofía está caminando solita. —la apunto y queda mirándola.
—¿Es en serio?.
—Siiii. —la alentamos para que lo haga, le sacamos fotos y también filmamos—. ¡Aaayyy que bonita Julián!.
—Mi nena esta creciendo. —lo dice como si fuera el fin del mundo.
—Yyyy lo tiene que hacer no podía ser toda la vida un bebé.
—Desearía que fuera así.
—Ya esta la comida. —dice María desde el marco de la cocina.
—¿Qué cocinaste?. —pregunta Julián agarrando a la nena para llenarla de besos.
—Pollo con... —no termino de escuchar que corro al baño a vomitar mi estómago entero.
—¿Lili estas bien?.
—Siggh. —vuelvo a largar mas de nada, no comí en todo el día por la descompostura que tuve.
—Abreme.
—Estoy vomitando Julián. —estoy arrodillada gimiendo de dolor de cabeza.
—No seas tonta... Dale Abre. —le saco la traba a la puerta y entra—. ¿Qué sientes?.
—Que la casa gira sin parar.
—Vamos al médico, hacen días que estas así, capas es un virus.
—No, debe ser por el periodo .—cuando termino la frase se me viene algo a la mente y niego enseguida con terror puro—. Mejor me voy a acostar, estoy muy mareada.
—Ven que te ayudo. —me para porque no hago ni el intento de hacerlo sola y caminamos despacio, me acuesto gimiendo—. ¿Todo bien? ¿Estas muy descompuesta todavía?.
—Maso, pero si duermo seguro se me pasa.
—Mañana vamos al médico y no digas que no.
—Pero...
—Pero nada, hace mas de un mes que estas así, lo que comes lo vomitas, siempre estas mareada y descompuesta y vives con sueño. —siento que describe mi muerte y él ni sospecha—. No es normal Lili.
—Esta bien. —me toco los pechos porque me duelen.
—¿Qué pasa?.
—Me duelen. —saca mis manos para poner las suyas haciéndome jadear.
—¿Están mas grandes?.
—No sé... Aaaayyy Julián. —lo quiero tocar.
—No nena... Tienes que descansar.
Me dormí muy profundo pero me desperté porque sentía que me caía, me siento en la cama y Julián duerme súper tranquilo, me levanto despacio y voy a ver a la nena, la miro mucho rato dormir, mis lágrimas caen porque no soy idiota, ¿qué voy a hacer? ¿Cómo se lo digo? ¿Lo ira a tomar bien? ¿Sabe pero no me quiere decir?.
Me acuesto pensando en un montón de cosas y en como va a seguir mi vida de ahora en mas.
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