Por la mañana preparé a Johan para ir a casa de mi madre, seguía viviendo en la misma casa decía que solo la sacarían de ese lugar hacía el cementerio, siempre decía que iba a morir pronto, a mi me parecía ridícula su confesión y trataba de cambiarle el tema. La ama de llaves me abrió, después de saludarla, fui al jardín trasero en donde se encontraba. –Hola mamá. –¡Al fin apareces! –exclamó, se dio cuenta que Johan iba hacía ella –. Mi pequeño nieto hace cuánto no te veo, como has crecido. Siempre le gustaba dramatizar todo, venimos cada fin de semana, pero el anterior no pude venir por asuntos de la empresa. –Abuela, puedo comer tortas. –Por supuesto que si, ve a pedirle a Josefina que te dé las que quieras. Johan salió de prisa a la cocina para ir con la cocinera a pedirle de