Me quedé sin palabras al escucharlo, acepté su invitación, tal vez solo lo decía por compromiso, era un hombre muy atractivo seguramente algunas de las otras chicas hubiera sido una mejor opción. Caminé a su lado, al subir a su auto me abrió la puerta del copiloto, me sentí extraña cuando hizo eso, agradecí y subí, en unos minutos se estacionó en un restaurante italiano muy elegante, estuve agradecida porque mi vestido elegante color lila era aceptable para asistir a un lugar así. Nos dieron una mesa, muchas personas nos veían extrañados, yo era conocida por la empresa de mi padre, casi no salía a ningún lugar, no me gustaba este tipo de atenciones. –Señorita O´Neill, que placer tenerla en nuestro restaurante –saludó un camarero –. Me permite servirle el vino de nuestra reserva especia