—No me has contestado— dijo Ada mientras terminaba de quitar los vidrios rotos de la mano de Nicol con una pinza especial.
—Bueno, trabajo con él en la empresa, soy su asistente.
Nicol apretó los labios para no quejarse mientras Ada extraía los restos de vidrio con una habilidad impresionante.
— ¿Eso es todo? — preguntó la mujer.
—Si es todo.
La mujer asintió antes de tomar un spray del maletín y rociarlo sobre la mano de Nicol que comenzó a arder horriblemente sin embargo ella se cayó y lo soportó.
—Te creó—dijo finalmente— ¿pero si trabajas para la empresa que haces aquí?
Nicol contuvo la respiración ante su pregunta, ¿cómo iba a explicar eso?
—Le pedí al… — estuvo por decir socio cuando la realidad le llegó, Dante había llamado hermano a Azael antes, ¿Cómo se suponía que debía dirigirse a él ahora? — señor Dante Lyod que me diera un empleo de medio tiempo por navidad y él sugirió esto—terminó Nicol tratando de sonar lo más convincente posible.
Ada soltó una suave risa antes de hablar
—Perdóname que te lo diga pero suenas como alguien que está leyendo un guión que alguien más le dió.
Nicol cerró los ojos para ocultar su frustración, o ella era terrible mintiendo o esa familia tenía una habilidad impresionante para leer a las personas.
La mujer terminó finalmente envolviendo una gasa adhesiva en la zona dañada de la mano que era el último lugar que faltaba por limpiar.
—Pero todos tenemos nuestros secretos así que no presionaré— dijo la mujer con un tono tan paciente que a Nicol le sorprendió. — Lista— dijo liberando su mano.
Nicol observó la curación y las medicinas, ella parecía saber lo que hacía.
—Eres buena en esto— dijo Nicol.
—Gracias— dijo la mujer y parecía decirlo en serio— soy médico-partera en realidad.
Nicol la miró impresionada
—Bueno lo soy en teoría pero no en la práctica, jamás he ejercido como tal.
— ¿Por qué no? — la pregunta salió antes de que Nicol pudiera contenerse.
—Bueno—dijo la mujer sentándose en la silla del elegante tocador blanco junto a la cama— eso es algo que se quedará en secreto como la verdadera razón por la que estás aquí ¿no es así? Creo que todos merecemos tener nuestros secretos.
A Nicol le sorprendió la respuesta pero igualmente asintió.
—Bien ahora hay que hacer algo con esa ropa.
Miró el uniforme arruinado.
—No es necesario yo…
—He perdido la cuenta de cuántas veces has dicho que algo no es necesario desde que te traje aquí, por favor déjame ayudarte, ¿sí? — había una autoridad sorprendente en el tono cálido y el rostro hermoso e imponente de la mujer.
—De acuerdo — dijo Nicol finalmente.
—Soy Ada por cierto— dijo extendiendo la mano hacia Nicol quien la extendió respondiendo.
—Nicol—dijo mientras Ada tomaba con cuidado su mano para evitar las heridas.
La llevó hasta una puerta de la habitación y al abrirla un enorme guardarropa se extendió antes ellas, cientos de prendas, bolsos y zapatos.
—Veamos que te puede quedar.
…
Azael estaba comenzando a perder la poca paciencia que le quedaba, no le interesaban los patéticos y predecibles trucos del hombre por comprar su empresa, eran discursos que había escuchado miles de veces antes y estaba harto de ello, pero muy en el fondo era consciente de que había algo más que lo estaba volviendo loco.
Hacía una hora que su hermana se había ido con Nicol y no había señal de ellas, había enviado un mensaje a Ada hacía quince minutos pero no respondía.
Estuvo por cortar tajantemente al estafador que tenía enfrente cuando las luces del lugar se bajaron y la orquesta abrió el momento del baile lento y el vals que su padre organizaba al final de la velada.
Le sorprendía lo rápido que el tiempo se había ido.
Azael comenzó a notar que la atención de algunos empezó a centrarse en las escaleras principales que daban a la puerta principal y por las que había que descender para llegar al salón.
De ella bajaba primeramente su hermana, con esa falsa y elegante sonrisa en la cara y por impecable presencia no le sorprendía la atención que siempre recibió, lo que llamó su atención fue a la mujer tras ella.
Era una visión que Azael nunca olvidaría.
Tuvo que tomarse un tiempo para comprender que aquella mujer era Nicol, sin embargo no tardó en reconocer ese tímido rostro y esos ojos y cabello n***o que destacaban aún más su pálida piel.
No era la primera vez que Azael la veía con un vestido pero era la primera vez que el vestido parecía estar hecho para ella. Tenía una falda amplia pero corta que apenas le rozaba las pequeñas rodillas, era de un color rosa mate que iba difuminándose hasta convertirse en azul oscuro
Llevaba unos botines de agujeta a juego con un diseño parecido al que se usaban en el tap pero con un tacón de goma que le impidió resbalar por las escaleras.
Había algo en ese atuendo que la diferenciaba de todo lo demás que él le había visto usar.
Ella se veía cómoda en él, no era un enorme suéter que tenía que estarse ajustando o una falda de trabajo que apenas le permitía agacharse, era perfecto, ajustado justo donde debía estar ajustado y marcando su pequeño cuerpo donde le beneficiaria más.
Le habían soltado el cabello y arreglado en rizos suaves sobre su rostro.
Azael no tenía que preguntar para saber que Aba tenía algo que ver con la presencia de Nicol en ese baile y toda la atención molesta que estaba atrayendo.
Azael comenzó a abrirse paso entre la multitud para llegar junto a Nicol pero alguien llegó primero.
Vio impotente como Dante le ofrecía su mano a Nicol para ayudarla a bajar los últimos escalones.
Nicol dudó un momento antes de aceptarlo y justo en ese instante comenzó el baile, las personas comenzaron a moverse y la visión de Dante y Nicol se perdió por completo para Azael.
…
Nicol apenas pudo seguir el paso de Dante que la arrastraba a través de la pista de baile donde las personas ya habían comenzado un vals que se veía realmente complicado para alguien que no tenía idea sobre baile.
—Dante espera— intentó llamarlo ella al notar que la presión que él ejercía en su mano estaba haciéndole daño a las heridas causadas por las copas rotas.
Él no se detuvo hasta que llegaron a una esquina oculta de la sala justo tras un muro que los alejaba de la atención del resto.
—Niña estúpida— dijo pero no parecía realmente molesto solo divertido—si hubiese querido traerte como invitada lo habría hecho, ¿sabes que hay una razón para que haga las cosas verdad? Pero parece que te sigue gustando jugar al zorro tonto Nicol.
Dante si bien le hablaba a ella parecía estar discutiendo consigo mismo mientras miraba al cielo y se pasaba la mano por el cabello con un gesto pensativo.
—Bien, no sé cómo terminaste en esta situación Nicol pero la aprovecharemos— la tomó de la muñeca arrastrándola de nuevo hacia una barra donde un hombre servía bebidas. — Espera aquí— dijo antes de dejarla sola.
Nicol estuvo tentada a pararse e irse corriendo pero las miradas que estaba atrayendo la ponían demasiado nerviosa para atreverse a atravesar el tumulto de personas en el lugar.
Un sonido de cristal contra cristal la hizo mirar al frente encontrándose con Dante de nuevo junto a ella.
—Bébelo—dijo y extendió la copa hacia ella.
—Pero…
—Ahora— sentenció y le llevó la copa a los labios contra su voluntad, Nicol no tuvo tiempo de pensar mucho antes de que Dante forzara el contenido en su garganta. Nicol sintió que se atragantaba con el contenido pero Dante no se detuvo hasta que terminó la última gota.
—Muy bien—dijo él sonriendo ampliamente. — me iré ahora, diviértete Nicol— dijo esto último con un tono tal que a Nicol se le erizó el vello de la nuca.
Ella no sabía lo que Dante le había hecho beber, parecía una combinación de agua mineral con alcohol pero no estaba segura. Ni tampoco él porque lo había hecho pero era consciente de que aquello no terminaría bien.
…
— ¿Ada qué hiciste? — preguntó Azael en cuanto la encontró recargada en un ventanal como parecía disfrutar hacer.
—De nada Azael.
—Ada— recriminó
—Ayudarte, eso es lo que hice, cuidar de la chica por la que parecía estabas dispuesto a dejar a un importante inversionista con tal de ayudarla.
Azael se encontró a sí mismo sin palabras mientras su hermana miraba atentamente la luna que iluminaba el ventanal.
—No había visto esa expresión de impotencia en ti desde que murió mamá— dijo de pronto atrayendo la atención de Azael. — desde que tomaste el negocio parecías una roca sin vida, así que me alegra ver que no lo eres. Por cierto ella está ahí— dijo señalando a la barra al final de la pista, era difícil de ver pero pudo distinguir a Nicol que parecía tan perdida como ya era característico en ella.
Ada se le quedó mirando, como retándolo a que fuese tras ella. A que confirmara lo que ella ya sospechara.
Y Azael lo hizo.
Nicol saltó en cuanto él la llamó por su nombre, una nueva canción comenzaba en cuanto la alcanzó.
—Ya que estas vestida para bailar— dijo él y extendió una mano hacia ella.
Nicol lo miró con ojos temerosos y confundidos antes de extender su temblorosa y frágil mano a la de él para que este la guiara al centro de la pista.
Las luces bajaron aún más cambiándose por tonos artificiales en azul y blanco.
Nicol se veía claramente sorprendida pero no se resistió mientras él la acercaba y poco a poco comenzaban a moverse. Sintió el traspié que Nicol iba a dar ante de que viniera y logró equilibrar su cuerpo, no era difícil adivinar que ella nunca antes había bailado pero ella no retrocedió mientras Azael cubría con su mano su cintura y la empujaba más contra él facilitando el guiarla durante el suave vals.
El cuerpo de Nicol parecía tan frágil en sus manos que Azael sentía que un movimiento en falso podría quebrarla entre sus manos.
—Azael— dijo ella apenas en un susurro y a este lo sorprendió el efecto que tuvo en él que ella lo llamara por su nombre cosa que jamás había hecho antes. Le sorprendió aún más notar que ella lo miraba a los ojos. Una expresión vidriosa en ellos.
De pronto ella se derrumbó en sus brazos, ella pareció no poder sostenerse mientras lo agarraba de la camisa en busca de apoyo. A los ojos de los demás parecía un acercamiento íntimo pero Azael pudo notar que ella no se veía bien, su piel de por sí pálida había palidecido aún más quitándole su sonrojo característico.
—Azael, no me siento bien—dijo con dificultad y fue todo lo que él necesitaba oír.
Tratando de no llamar mucho la atención del tumulto que los rodeaba apoyó a Nicol hasta la salida más cercana.
—Nicol ¿Qué ocurrió? ¿Qué tomaste? — preguntó al llegar al pasillo donde estuvieron lejos de la atención de la gente pero ella parecía incapacitada de hablar y mucho más de sostenerse por sí misma.
Y con un gemido de frustración Azael la tomó en brazos.
Cruzó con rápidas zancadas gran parte de la casa hasta que logró llegar a una de las habitaciones de invitados en el primer piso.
Se dio cuenta que el calor en el cuerpo de Nicol aumentaba cada segundo.
La recostó en la cama libre de sábanas debido a su poco uso, intentó llamar a Ada por ayuda pero su teléfono no tenía recepción.
—Nicol— la llamó obligándola a sentarse para que no se durmiera— Nicol contéstame— la llamó dejando que se recostara contra él mientras le retiraba el cabello del rostro caliente.
—No me siento bien— fue lo único que decía ella.
Azael intentó de nuevo pero la recepción fue horrible. Comenzó a desesperarse.
— ¡¿Qué demonios tomaste?! — exclamó de nuevo con furia aunque ya era consciente de que ella no contestaría.
Acercó el rostro de ella al de él tomándolo con ambas manos y pudo detectar cierto olor a alcohol en su aliento pero nada más.
Se dió cuenta que tendría que ir él mismo por Ada.
—Nicol tengo que dejarte un momento pero necesito saber que vas a estar bien, que no te vas a dormir, por favor respóndeme.
Él sostuvo de nuevo su cálido rostro ahora sonrojado por lo que probablemente era temperatura cerca del suyo tratando de escuchar el más mínimo “si” que ella pudiera darle pero lo que ocurrió no fue eso.
Lo siguiente que Azael notó fue los labios de su asistente chocando contra los suyos cuando Nicol se inclinó hacia delante y lo besó.