Capítulo 8: La fiesta de navidad
Nicol miró la dirección en la invitación una vez más.
Era un lugar gigantesco, el evento no era nada en comparación con la fiesta de aniversario de la compañía, las luces desde adentro podían verse desde detrás del muro y la fila de autos a la puerta era interminable, sin embargo Nicol no entraría por la puerta por la que todas esas personas elegantes entraban, el Uber se desvió justo en el cruce del gran patio de la enorme mansión hasta un patio trasero con un pequeño portón ahí llegaban a pie o en taxi diferentes personas con el mismo uniforme que ella, junto a ellos también llegaban enormes camiones con comida y bebidas.
Nadie a su alrededor le prestó atención al bajar de Uber, en el interior había el inicio de un almacén, todos se movían alrededor con perfecta sincronía mientras dejaban bandejas y cajas de alimento en diversos lugares. Nicol no sabía qué hacer ahora, Dante solo le había indicado que debía estar ahí, no sabía qué hacer ni a quién dirigirse.
Justo cuando estaba por sacar el teléfono y llamarlo algo cayó en sus manos.
—Repártelo en las mesas— le dijo una mujer de enorme estatura con un cuerpo ancho como el de una boxeadora y con uniforme similar al de Nicol, después se volteó para entregar una bandeja similar a una chica junto a ella indicándole lo mismo, en la bandeja había pequeñas muestras de fruta que estaban acomodadas estratégicamente para parecer decoraciones navideñas.
Nicol se pegó a la chica junto a ella que con un aire de profesionalismo se limitó a seguir la orden.
Pasaron una pesada puerta de metal hasta una cocina en la que los presentes no paraban de gritar especialmente un hombre robusto y bajo de bigote con un acento marcado que no paraba de dar órdenes a todos los presentes, la cocina estaba envuelta por tal calor que aquello parecía un horno un contraste con el clima que le llegó al salir de ella, uno enorme salón con altos techos y gigantescos ventanales y en el techo elaboradas pinturas de un cielo con ángeles. Los enormes ventanales completamente libres de cortinas dejaban entrar la noche y la imagen despejada de las estrellas y la luz de la luna.
Era una imagen mágica y perfecta.
Las personas entraban poco a poco con costosos cubre bocas muy similares a los que usaba Azael y se dirigían a lugares específicos a los que lo guiaban a chicos uniformados como Nicol con una camisa de vestir blanca, un pantalón de vestir azul marino y un cubre bocas blanco a juego, muy similar al uniforme de la empresa.
Se limitó a imitar a la chica que dejaba un pequeño adorno de frutas sobre un envase como centro de mesa. No había que ser un genio para notar que todas esas personas estaban en un nivel muy diferente, aquello no se parecía nada a las pequeñas y acogedoras fiestas navideñas con su padre, un pequeño pavo o un pollo que consiguió de último minuto y un pequeño regalo que o bien era hecho a mano o que ella lograba juntar de los ahorros que él le daba, era una vida sencilla pero la hacía muy feliz.
Ahora estaba en medio de probablemente una de las fiestas de navidad más grandes del país y solo quería salir corriendo.
Por suerte el uniforme de servicio por algún motivo la hacía invisible a todas esas personas que destilaban millones por los poros de su piel.
Entonces lo vio, Dante entró acompañado de un hombre mayor y de una mujer que pese a su juventud parecía ser la esposa de este hombre mayor, este hombre parecía ser alguien realmente importante porque paso que daba paso que detenía cuando una persona se acercaba a hacer una especie de reverencia manteniendo una distancia respetuosa, mantenía una pequeña conversación con ellos antes de pasar a la siguiente.
Nicol no supo cómo ya que el salón era norme y cada vez se llenaba más pero Dante levantó los ojos y la encontró justo en medio de la multitud, el hizo un gesto para que se acercara, Nicol se quedó congelada en su lugar un momento antes de obedecer.
Sin embargo cuando estaba por cruzar un par de personas para llegar a él una pesada pila de bandejas de plata llegó a sus brazos ya llenos de por sí.
—Lleva eso a la cocina— le dijo uno de los meseros y Nicol agradeció el pequeño milagro que la alejó un poco más de tiempo de ese aterrador hombre.
Cuando volvió Dante se había ido y las bandejas siguieron llegando a sus manos, los siguiente minutos para Nicol se limitaron a bandejas yendo y viniendo de sus manos, fue un milagro que no terminara tropezando con sus pies entre el mar de trabajo y gente sin embargo todos los otros meseros se movían con una confianza y seguridad sorprendente, jamás chocaban con nada y no derramaban una gota de las bebidas que llevaban, sus rostros eran serios y eficientes casi como maquinas sin vida.
El rostro de Nicol por otro lado probablemente revelaba un pánico enorme, sin embargo no fue tan difícil ya que aquel trabajo no era muy distinto a los trabajos de medio tiempo que había tenido antes.
Un sonido de copas tintineando detuvo el movimiento de todos incluyendo a los meseros. Y justo en el centro del salón como la única persona de pie y en un traje n***o a la medida se encontraba Azael Walk, su oscuro cabello perfectamente peinado y su presencia tan imponente y autoritaria como siempre, la única diferencia es que tenía una sonrisa radiante y cálida en apariencia pero Nicol podía ver más allá, algo oscuro e incómodo, una especie de ira contenida que parecía sostenerse apenas por poco, como un corcho a punto de reventar de una botella.
Sin embargo, nadie más pareció notarlo.
—Quiero iniciar este brindis en nombre de mi padre, Derek Walk — dijo Azael con una voz profunda y modulada— el cimiento y fundador de nuestra empresa y el sostén de esta familia.
El lugar estalló en aplausos cuando el mencionado se puso de pie con ayuda de un bastón de madera tallada tomándose de la base que formaba la boca de un lobo que parecía a punto de morder, una imagen muy similar a la que a los ojos de Nicol veía en Azael en ese momento.
Él tenía una sonrisa radiante y perfecta mientras levantaba la copa y terminaba el brindis, pero Nicol podía apreciar entre las grietas del muro de yeso que en sus ojos había ira contenida.
Después de eso siguieron más brindis de diferentes personas alrededor y Azael caminó de vuelta a su mesa.
Nicol escaneó entre las infinitas mesas pero no logró encontrar a…
—Buscas a alguien Nicol.
Nicol casi dejó caer la bandeja con postres que le habían ordenado rolar por el lugar cuando Dante se acercó tras ella y le susurró al oído.
—Dante— dijo ella en un susurro que ahogó la música de la orquesta que comenzaba a acomodarse.
—Querida Nicol que gusto verte por aquí, dime ¿te has estado ocultando?
Ella apenas negó con la cabeza.
—Qué bueno no me gustaría tener que molestarme contigo, ahora linda quédate cerca ¿sí?, probablemente voy a necesitarte pronto así que no te alejes mucho, le guiño un ojo antes de girarse hacia una de las mesas y comenzar una conversación.
Ella tragó saliva mientras se alejaba lo más posible de él.
Nicol fue consciente de que había estado evitando estratégicamente la mesa de Azael y Dante, que era de hecho la mesa más grande y concurrida, justo en el centro se encontraba el hombre que Azael había presentado como su padre, a cada lado estaban Azael, Dante y la mujer que parecía ser la pareja de hombre mayor, más allá un chico que parecía realmente incomodo con el traje que usaba ya que tiraba constantemente de cuello de este, un chico que tenía la sonrisa más picante y segura de sí misma que Nicol había visto y que no se molestaba en contestar a los saludos de los invitados aunque estos parecían igualmente evitarlo de cierta manera, por ultimo estaba la única otra mujer en la mesa, una mujer de un despampanante vestido rojo y un largo y perfectamente peinado cabello dorado que saludaba a los invitados con gran maestría pero Nicol podía ver que su sonrisa parecía tan falsa como la de Azael.
Si algo tenían en común todos ellos era su perfecta presencia y apariencia, incluso el que parecía más joven y no tenía mucho interés en nada más que su celular era la imagen de la elegancia y el atractivo, el sexapil de cada uno de ellos era impresionante, había tal magnetismo en su presencia que era difícil apartar sus ojos de ellos.
Nicol encontró difícil especialmente apartar los ojos del que ella llamaba su jefe.
Poco después las personas comenzaron a dispersarse, algunas se quedaron en el gran salón y otras salieron al patio y a los pasillos, la música clásica de la orquesta nunca se detuvo.
Nicol logró evitar la mesa de su jefe hasta ese momento, sin embargo cuando Dante pareció excusarse y comenzó a buscar entre la multitud Nicol no supo qué más hacer para no ser vista ahora que la gente se dispersaba más y más, si volvía a la abarrotada cocina la mandaría de regreso con un platillo nuevo o una nueva tarea así que en un ataque de pánico se perdió entre los invitados hasta el pasillo y finalmente salió al gran patio perfectamente decorado con motivos navideños, en el centro un gran árbol tan grande como el que Nicol iba a ver con sus padre de pequeña en el centro.
Una ola de nostalgia la atrapó de pronto. Su padre probablemente ahora estaba solo en esa fría habitación de hospital, ella no podría tomar su mano esta navidad, no podría besarle la frente y él no le desearía feliz navidad y luego le daría uno de esos abrazos de oso asfixiante que lo caracterizaban.
Ella estaba obligada a estar aquí.
“Para protegerlo” se recordó a sí misma.
“Voy a protegerlo” se repitió.
— ¿Señorita Johnson? — Dijo una voz barítono tras Nicol— ¿Qué está haciendo aquí?
…
Dante encontró a Alison en la mesa central platicando con su hermanastra Ada. Ada sin embargo parecía seriamente aburrida de su conversación y solo asentía con la cabeza cortésmente.
—Alison, que gusto verte— dijo este con ese perfecto tono cortés que sabía lo caracterizaba y que formaba parte de sus mejores máscaras.
—Dante ¿Cómo has estado?
—Excelente querida, pero me darías un momento, tengo algo que hablar contigo.
Alison se disculpó con Ada que no parecía en lo más mínimo interesada en que ella se fuera, para Dante Ada era un misterio que no comprendía, la chica tendría por derecho que haber heredado el puesto de la empresa que le fue dado a Azael y ella parecía simplemente aceptarlo, ni una palabra, ni una queja, era la perfecta marioneta de su padre, aceptaba los rechazos y los desplantes de su padre de frente a diferencia de Caín que regresaba cada golpe con una sonrisa de suficiencia.
Si su padrastro Derek Walk la tenía amenazada con algo debía ser algo muy bueno.
No había otra razón para que alguien con el carácter que ella poseía simplemente aceptara lo que Derek Walk hacía con ella.
— ¿Qué querías hablar conmigo Dante? — preguntó Alison cuando ambos llegaron a un pasillo despejado pero que daba directamente al gran ventanal del patio.
— ¿Dime qué es lo que le has estado diciendo a nuestros invitados? —el perfecto tono cordial que caracterizaba a Dante se transformó en un chasquido a una oscuridad aplastante.
— ¿De qué hablas?
—Más de un invitado se ha acercado a decirme que eres la prometida de Azael, me temo que si estás difundiendo esos rumores tú y yo tendremos muchos problemas.
Alison nunca había visto a Dante así, mantenía una postura cordial y una expresión amable que no haría sospechar a nadie de que su conversación era tan hostil.
—Bueno, llevo conociendo a Azael más de dos años, creo que tengo derecho a…
—Tú tendrás derecho a lo que nosotros te digamos que lo tengas, para Azael eres una cortina de humo y nada más Alison, si te veo otra vez difundiendo rumores que puedan afectar la imagen de Tocología Zyro o del apellido Walk me obligaras a hacer algo que no quiero hacer.
Alison dio un paso atrás casi cayendo al borde del escalón tras ella.
— ¿Cómo te atreves a decir eso? Nada de lo que he dicho es mentira, yo debería ser la futura esposa de Azael Walk y…
—Eres nada Alison, nada para la familia y especialmente nada para Azael, ¿lo entiendes?, ¿en serio crees que le importas aunque sea un poco? Entonces mira por la ventana.
Justo tras el gran ventanal y frente al gigantesco árbol Azael estaba peligrosamente cerca de una mujer del servicio, una chica joven que por la diferencia de tamaños casi parecía estar cubierta por el cuerpo de él.
—Lo ves, él sigue siendo el mismo de siempre, no toma nunca a ninguna mujer en serio y tú no eres la excepción, así que cuida lo que dices la próxima vez Alison. No quisiera que te humillaras más— al decir lo último la máscara de cordialidad volvió a Dante mientras la dejaba ahí sola y hecha un nudo.
Y es que si bien podía parecer un acto sin importancia desde su lugar Alison podía ver la expresión de deseo plantada en los ojos de Azael mientras miraba a esa maldita mesera, pero lo que más le enfureció y llenó su corazón de fuego ardiente fue que él jamás la había mirado así.
Nunca.
Y la odió, odió a esa chica con todas sus fuerzas.
Alison tomó los restos de su corazón destrozado antes de correr al baño
— ¿No vas a contestar Nicol?
Nicol se mantuvo helada frente a Azael Walk que cada vez parecía más impaciente sin embargo Nicol no logró ver ira en sus ojos, solo sorpresa y un poco de frustración que ella no comprendió del todo.
— ¿Azael? — le llamó alguien y Dante se acercó junto a ellos copa en mano. — ¿Hermano? ¿Qué haces aquí afuera? Mi padre nos espera en el saloncito.
Nicol casi se atragantó aunque tenía la garganta seca.
¿Hermano? ¿Dante le había llamado hermano?
Sintió unas enormes náuseas creciendo dentro de ella.
No era posible, ¡no podía ser posible!
—Señorita Nicol— dijo Dante con una perfecta sorpresa fingida. — Con este mar de gente me sorprende toparme contigo, es el destino— dijo en broma y tal vez fue la imaginación de Nicol pero Azael pareció gruñir a su lado.
—Pero si usted…— intentó decir Nicol pero él la cortó.
— ¿Hay algo que querías hablar con la señorita, Azael? — preguntó Dante pasando de ella.
—Sí, quería saber que estaba haciendo en este lugar. — respondió este con evidente molestia.
—Bueno yo puedo responder a eso, esta chica debe tener gastos importantes porque el otro día me suplicó que le consiguiera un trabajo extra así que considerando nuestra falta de personal la contraté para nuestra cena de navidad. ¿Es un problema para ti Azael?
Nicol tuvo que morderse la lengua para no replicar que había sido Dante de hecho quien la había obligado a venir. Sin embargo, la mente de Nicol también seguía asimilando la nueva información.
Hermano.
Dios.
—Ver a mi personal dentro de la casa de nuestro padre no es algo con lo que me sienta muy cómodo— Nicol notó que Azael hizo cierto acento posesivo al decir mi personal. — como sea entonces siga con su trabajo señorita Johnson, hablaremos el viernes en el trabajo—él ni siquiera la miró al decir esto y se fue.
Dejándola sola con la última persona con la que Nicol quería estar cerca.
— ¿Acaso noté que querías decir algo que no deberías, Nicol? — preguntó Dante dando un paso hacia ella al mismo tiempo que Nicol daba un paso hacia atrás. Se dió cuenta que en cierto momento se habían alejado del tumulto y ahora estaban tras una fuente encendida e iluminada con motivos navideños que los ocultaban de la atención de resto.
—Yo no te suplique que me contrataras— se las arregló para decir ella.
—No, tal vez no pero eso es lo que vas a decirle a Azael si no quieres que yo le haga una visita navideña a tu padre. — él no perdió esa máscara de amabilidad mientras la dejaba sola, cada cuantos pasos alguien se acercaba a saludarlo e incluso a felicitarlo, Nicol se dio cuenta por parte de las conversaciones que era de hecho el cumpleaños de Dante.
Aunque no se había mencionado nada sobre eso en el brindis.
Si algo tenía Dante a diferencia de Azael era su perfecta capacidad para fingir una sonrisa o un gesto cordial sin sentirlo en lo absoluto, mientras en voz baja él amenazaba con muerte los demás veían a un hombre elegante y atractivo que se movía con una confianza y seguridad impresionante que solo poseería alguien con su nivel de poder y su capacidad de manipulación.
…
Azael esperó ver a todos sus hermanos en el saloncito junto a su padre pero en su lugar estaba solo él frente a la gran chimenea encendida.
—Pasa Azael— dijo retirándose del fuego.
— ¿Por qué me llamaste? —preguntó Azael caminando hacia él.
—Llegaron a mis oídos peligrosos rumores que Alison está repartiendo respecto a un supuesto compromiso entre tú y ella, me aseguraste que no invitarías a tus noviecitas a las fiesta y sin embargo esta mujer sigue generando el mismo tipo de escándalo que las otras.
—Padre…
—Sin embargo no vengo a reprenderte por el caos de tu mujer en turno—dijo interrumpiendo—hay algo importante que quisiera hablar contigo justo ahora.
El viejo se acercó a un sillón sentándose con esfuerzo e indicando después a Azael que hiciera lo mismo.
—Debes ser consciente de tu importancia para la compañía y la familia— su padre esperó su respuesta afirmativa antes de continuar— por esta razón espero que entiendas que no puedo dejar que sigas teniendo este estilo de vida, he arreglado un matrimonio para ti.
Azael pudo sentir la voz de su hermana el día anterior llegando a él “y te tocara a ti” pero se negó a sentir el pánico.
—No lo entiendo padre, en que beneficiara a la empresa que arregles un matrimonio para mí— dijo con el tono más cordial que pudo reunir sin estallar.
—Me alegra que lo preguntes, tal vez esto resuelva tus dudas.
Extendió un sobre para él y Azael supo sin abrirlo que en su interior había una especie de contrato. Un contrato que confirma lo que Ada le advirtió.
Azael leyó detenidamente cada párrafo en él.
Era un contrato prematrimonial. Era un contrato dirigido a su futura esposa y no hacia él, en él le exigía casarse por bienes mancomunados, ella además aceptaba que al contraer matrimonio todas sus pertenencias y bienes pasarían a manos de la familia de su esposo y que ella renunciaba voluntariamente a ellos. Además de un contrato de confidencialidad respecto al matrimonio. Azael notó también que al contrato le faltaban páginas que parecía su padre haber quitado adrede, ¿Qué era lo que no quería que Azael leyera?
El documento ya había sido firmado por ella quien sea que fuese ella. ¿Cómo pudo aceptar un trato así?
—Padre…— intentó decir Azael de nuevo.
—Es la hija de uno de mis mayores socios y heredera de su fortuna, así que te casaras con ella para que la fortuna de la familia se mantenga unida.
—Padre…
—Harás este sacrificio por el bien de la familia Azael.
“Por el bien de la familia” en cualquier otra circunstancia Azael quizá hubiese terminado por aceptar la imposición de su padre, pero esas seis palabras se le clavaron como una lanza.
Porque era justo lo que le había dicho a su madre antes de arrebatársela para siempre.
—No— dijo simplemente poniéndose de pie.
— ¿Qué has dicho? —dijo su padre pero no parecía sorprendido por su reacción.
—No— repitió— no me casaré padre, he levantado el nombre de la empresa y su prestigio sin necesidad de eso, me he asegurado de mantener mis relaciones lejos de la imagen pública y así seguirá, pero no permitiré que hagas esto… no me harás lo mismo que hiciste con mi hermana.
—Azael, no te estoy….
—Con permiso padre—dijo interrumpiéndolo y saliendo de la habitación.
En cuanto Azael dejó la habitación una gran sonrisa iluminó el rostro de su padre.
— ¿Con que “no” Azael? ¿Eso lo veremos? — dijo para sí.
Poco después un toquido llenó la habitación.
—Adelante Dante— dijo sabiendo quien se encontraba al otro lado de la puerta.
—Señor vi salir a Azael. — dijo este entrando.
—Salió tal cual lo esperaba, él se negó. — dijo Dereck Walk levantándose con la ayuda de Dante que se apresuró a su lado.
—No se preocupe señor, ya estoy trabajando en eso.
—Bien, confió en ti.
…
A Nicol le sorprendió que la chica la llamara específicamente a ella por una bebida considerando todos los meseros que se encontraban más cerca de ella, pero igualmente Nicol se las arregló para llegar hasta el otro lado del salón que ya había sido despejado de mesas y ahora era un centro baile.
Conforme se acercaba descubrió que la reconocía de la fiesta de aniversario de la empresa a la que también fue obligada a asistir, Dante la había llamado Alison.
Nicol se las arregló para evadir a las personas en la pista y le sorprendió que de hecho la chica que le llamó pareciera decepcionada de pronto. Después de que tomó su bebida de la charola de Nicol la desechó.
Nicol un momento estaba girándose para retirarse de vuelta a la esquina que le habían asignado, al siguiente todas las bebidas estaba sobre ella y ella estaba en el suelo cuando alguien la empujó desde atrás atravesando un pie entre los de ella, sintió perfectamente como los cristales se enterraron en sus manos y rodillas mientras intentaba ponerse de pie. Un par de tacones se posaron frente a ella y al levantar la vista se encontró con ella.
—Fíjate por donde vas mesera, podrías lastimar a alguien— dijo esto con una sonrisa de satisfacción en el rostro, todas las personas a su alrededor solo le prestaron atención a Nicol para evadirla o mirarla con molestia pero nadie le prestó mayor importancia la torpe mesera en el suelo.
De pronto alguien la tomó de los brazos y la ayudó a enderezarse.
Al girarse vio tras ella a una mujer de ojos canela y largo cabello rubio, la reconoció por ser una de las dos mujeres que se encontraban en la mesa con Azael.
—Ven, vamos a limpiarte. — dijo simplemente antes de empujarla suavemente fuera del tumulto de gente, solo se detuvo un momento para hablarle a otro chico del servicio informándole de los vidrios rotos en el suelo.
—Señorita, yo estoy bien solo…— intentó decir Nicol,
— ¿Bien? — Respondió la mujer con una cálida y modulada voz— deberías mirarte las rodillas antes de decir que estas bien.
Nicol se dio cuenta entonces de que la caída de hecho había causado heridas importante porque incluso la falda se había manchado de sangre.
La empujó hasta el inicio de unas escaleras.
Al doblar las rodillas para subir Nicol se dio cuenta que de hecho le dolían bastante pero se negó a decir nada mientras la chica la empujaba escaleras arriba, al final llegaron a un pasillo mucho más solitario que el resto de la casa rodeado por tapis y unas pinturas a Nicol se le hicieron conocidas, la chica la guió en la primera puerta, le sorprendió encontrar en el interior una habitación, una enorme cama con dosel color azul y un ventanal cubierto por pesadas cortinas blancas.
—Siéntate— dijo indicando la cama
—Pero la ensuciaré yo…
La chica la miró mal indicando con la mirada la cama nuevamente.
Nicol sintió sorprendentemente familiar ese tono autoritario y controlador.
La mujer se acercó a ella con un pequeño kit y Nicol notó que era de hecho un maletín de primeros auxilios.
— ¿Por qué me ayudas? —preguntó Nicol sin comprender.
—Bueno, en realidad lo hago por Azael.
— ¿Por Azael?
—Mi hermano
Ada le sonrió con diversión ante la confusión de la chica.
…
Azael lo había visto todo, el momento en que Nicol cayó escandalosamente y a Alison junto a ella, recordaba ver cómo se impactaba contra los vidrios y se lastimaba seriamente.
Pero lo que más recordaba era la impotencia, porque el hombre junto a él, un hombre al que su padre esperaba convertir en socio no se cayó ni un momento y ¿cómo es que Azael se vería si se limitaba a dejarlo hablando solo para ayudar a una mesera?
Azael se encontró con Ada a su lado, no entendía cómo pero parecía como si ella pudiera leer su impotencia cuando siguió la línea de su mirada y se encontró con el vergonzoso espectáculo de la mesera en el suelo.
Una mirada y Ada ya estaba en camino hacia Nicol.
A Azael le sorprendió verla acercarse a Nicol, levantarla y luego llevársela, había en él un desesperado sentimiento de ir tras ellas pero se tuvo que obligar a sí mismo a prestar atención al “importante” potencial socio para la empresa.
“Y te tocará a ti” dijo la Ada de sus recuerdos, la voz de su hermana recordándole lo que su padre tenía para él.