Capítulo 12: El año nuevo
Nicol mentiría si dijera que estaba siendo muy paciente a la espera de lo que fuese que Sandra tuviera por decirle pero aun así se mantuvo en silencio mientras Sandra parecía tener un debate interno.
—La verdad es que yo…— comenzó pero en ese momento comenzó a sonar su celular interrumpiéndola, Nicol vio a Sandra ver la pantalla del celular con molestia y colgar sin dudarlo un segundo. — Nicol, yo…— el teléfono volvió a sonar, escuchó a Sandra maldecir en voz baja varias veces colgando de nuevo pero la llama volvió un instante después. — dame un segundo.
Dijo y parecía realmente irritada mientras por alguna extraña razón salió del departamento para contestar.
Nicol nunca había visto a Sandra así, ella realmente se veía afectada por alguna razón, incluso podría decir que lucía culpable.
Sandra no volvió después de la llamada, solo le envió un mensaje a Nicol avisándole que volvería hasta la mañana, sin embargo cuando volvió no tocó de nuevo el tema, y quizá era imaginación de Nicol pero Sandra parecía menos ocurrente y activa de lo que era usualmente. No hizo ninguna broma al volver ni mostró algún tipo de emoción cuando Nicol le dijo que no trabajaría para año nuevo.
Antes de que se diera cuenta el siguiente año ya estaba encima y la empresa parecía aún más enloquecida que antes. Esa noche todos se irían a sus casas para festejar el treinta y uno de diciembre, sin embargo por la carga de trabajo que todos parecían tener no parecía que ninguno fuese a irse pronto.
Nicol había visto poco o nada a Azael esos días, ella no podría asegurarlo pero parecía que su jefe estaba evitándola, incluso no lograba darse cuenta de que él ya estaba en su oficina hasta que él la llamaba por teléfono para que fuese a enviar algún documento o cerrar algún trato para él por teléfono.
Nicol había mejorado mucho ahora que sabía cómo funciona su jefe, él esperaba que prácticamente ella predijera que es lo que él quería, que llamara a sus clientes antes de que él se lo pidiera, que cancelara sus citas antes de que él mismo pensara en cancelarlas, agregando el hecho de que los últimos días ella ni siquiera lo veía había reducido su nerviosismo y mejorado mucho su productividad.
Alguien con quien tampoco había hablado mucho era Dante, él no la evitaba, por el contrario prácticamente parecía que la esperaba cada día en la recepción solo para darle las buenas tardes, siempre con esa presencia impecable que mostraba esa expresión agradable y cordial tras un rostro atractivo y elegante que ocultaba a un hombre cruel y manipulador.
Sin embargo él no parecía interesado en molestarla por el momento, solo aprecia querer recordarle que él seguía ahí, tras ella y que no había nada que ella pudiera hacer al respecto además de obedecer.
Debido a que Azael estaba evitándola fue sin duda una sorpresa cuando la llamó por el teléfono de la oficina y le indicó que se preparara porque iban a salir hacia una junta de la empresa en otro edificio.
Sin embargo, parecía que ella tendría que llegar sola.
Justo cuando se disponía a tomar un taxi un auto se detuvo frente a ella, al bajar la ventanilla David la saludó desde el interior del Nissan plateado.
— ¿Vas a la junta de la compañía? —preguntó
Nicol asintió en respuesta.
—Sube, vamos juntos. — dijo sonriendo.
Nicol agradeció que no tuviera que tomar un taxi hasta allá mientras David desbloqueaba los seguros de la puerta del copiloto.
— ¿Por qué no fuiste con el licenciado? —preguntó arrancando el auto.
—En realidad no lo sé, me dijo que debía llegar por mi cuenta. — respondió Nicol abrochándose el cinturón.
— Qué extraño — dijo él pero parecía que quería añadir algo más
— ¿Qué pasa?
—Bueno—comenzó el y pareció inseguro de continuar—hay algunos malos rumores en la oficina, como sabes aquí siempre los rumores se difunden como pólvora.
— ¿Rumores? —preguntó ella y el dolor de estómago comenzó a regresar.
—Sí, bueno… hay algunos rumores de que tal vez tienes una relación más allá de lo profesional con el licenciado.
Nicol casi se atragantó
—Oh genial– respondió llevándose las manos a la boca del estómago conforme el dolor se intensificaba.
— ¿Es verdad? — preguntó David de pronto y parecía genuinamente interesado en su respuesta.
— ¡No! — Exclamó ella rápidamente, pero una parte de ella sabía que mentía— no, yo… ¿Por qué surgieron esos rumores? — prefirió preguntar.
David pareció pensarlo un momento antes de responder.
—Pues ninguna asistente ha durado más de una semana antes de que el señor Walk se canse de ella y mucho menos mantendría a su lado a una asistente con las que tiene rumores de una posible relación, él no suele arriesgarse así.
—Hablas como si lo conocieras— dijo Nicol de pronto notando que de hecho eso parecía.
David pareció comerse sus últimas palabras con su observación.
—Que tontería— dijo bromeando pero parecía incómodo de pronto. — en fin, después de eso comenzaron más rumores como que los habían visto salir juntos a altas horas de la noche de su oficina e incluso algunos empleados dijeron que te vieron salir de su casa.
— ¿Y tú les crees? — preguntó Nicol volteando el rostro a la ventanilla del auto temiendo que su expresión pudiera delatarla.
— ¿Debería? — preguntó
—No— negó Nicol sintiendo como la mentira aumentaba el dolor de estómago.
—Entonces no— dijo y le sonrió tranquilizadoramente— no les creo.
A Nicol le sorprendió el alivio que le proporcionaron sus palabras.
David era un amigo que daba la calma en medio de la tormenta que era su vida en esos momentos.
El edificio en donde se realizaría la junta era el mismo en donde se habían realizado las exposiciones previas a navidad. Lugar donde Azael también le había regalado un primer cubrebocas, después de eso le habían llegado a su casa dos paquetes más llenos de ellos a su departamento.
Llegó a la junta de la compañía junto a David, debido a que su jefe se había reunido con otros trabajadores entre las primeras sillas Nicol se vio obligada a sentarse junto a David al final de la misma.
Ella se limitó a hacer las anotaciones necesarias en los documentos que el señor Walk le había hecho llevar.
Sin embargo a mitad de la junta mientras uno de los socios de Azael hacía un recuento de la obvia pérdida de ganancias evidente en la gráfica descendente que mostraba debido a la cuarentena se dio cuenta que algo no cuadraba.
Pensó en decírselo a su jefe pero se encontraba demasiado lejos de ella y se sentiría demasiado estúpida haciendo algo como levantar la mano para pedir la palabra así que tan pronto como el hombre hizo un silencio para cambia de diapositiva en la pantalla ella decidió tomar la palabra como les vio hacer a los otros hombres en la mesa.
—Disculpe, pero hay algo mal en su conteo de ganancias— la cantidad de miradas molestas que recibió era un nuevo récord para ella, prácticamente toda la mesa se quedó en silencio con evidente incomodidad ante sus palabras pero se forzó a continuar ya que tenía su atención.. — usted está haciendo un conteo generalizado solo de las ganancias de compras en tienda de su sector pero no está tomando en cuenta las ganancias en línea que según este registro que yo tengo no ha hecho más que aumentar las ganancia de la empresa en un cuatro punto cinco por ciento.
— ¿Y usted es? — preguntó el hombre mayor al frente claramente irritado con su interrupción.
—Bueno…— dijo y le sorprendió como la seguridad que había ganado al hacer su corrección poco a poco se iba desvaneciendo, estuvo a punto de retractarse pero como un rayo las palabras de Azael volvieron a ella “no bajes la mirada ante nadie” así que se negó a retroceder ante el hombre mayor y manteniéndole la mirada respondió— soy la asistente del señor Walk.
Eso hizo que la mitad de la atención se volviera hacia su jefe y la otra mitad se quedara sobre ella.
— ¿Y una asistente se está atreviendo a interrumpir mi presentación? — a Nicol le sorprendieron sus palabras y el deseo de esconderse debajo de la mesa lejos de todas esas miradas juzgadoras creció. Una parte de ella deseó no haber abierto la boca.
—Sabes que lo que está diciendo es muy delicado señorita Nicol— dijo Dante de pronto que se encontraba sentado junto a Azael—porque si lo que dice es cierto eso quiere decir que el socio Ortiz aquí presente ha estado robándole a la compañía. —si bien su voz no tenía ningún tono de acusación Nicol podía ver que tras su falsa cordialidad ese brillo de malicia estaba trabajando.
—Aquí tengo los informes de las ganancias generadas por las ventas online gracias a la pandemia. —dijo poniéndose de pie y extendiendo el documento hacia ellos.
Fue Dante quien se puso de pie y lo recibió.
Azael no había dicho nada y ni siquiera la había mirado.
Dante le devolvió el documento poco después su sonrisa de cordialidad transformada ahora en una cruel y calculadora.
—Parece que tendremos que terminar la junta aquí, señor Ortiz será mejor que me acompañe.
Dijo este y si bien su voz se mantuvo serena incluso Nicol temió mientras el señor Ortiz con manos torpes apagaba el computador e iba tras Dante como un perro en camino al matadero.
El hombre le dio una última mirada a Nicol y ésta tragó duro al ver todo el odio transferido hacia ella en una sola mirada de unos ojos inyectados en sangre de un hombre que claramente padecía de la presión.
Nicol escuchó a David reír en voz baja a su lado mientras el ruido comenzaba en la sala cuando los hombres comenzaron a levantarse de sus sillas y a tomar sus maletines y mochilas.
—Vaya, ahora he confirmado que los rumores del por qué has mantenido tu trabajo son totalmente falsos. —dijo este mientras tomaba sus cosas también.
Conforme la adrenalina del momento se iba de su cuerpo Nicol comenzó a sentir una sensación de culpabilidad al darse cuenta de que le estaba mintiendo abiertamente a David.
—Bueno yo…
—Señorita Johnson— le llamó una voz y el temor volvió a Nicol al reconocer la voz de Azael tras ella.
—Parece que te llaman— dijo David colgándose su mochila en el hombro
La sala de juntas ya prácticamente vacía.
—Gracias por traerme—dijo Nicol tímidamente antes de disponerse a seguir a su jefe que ya estaba saliendo de la sala.
—Oye Nicol—la llamó
Ella se volvió a David.
— ¿Estás libre este viernes?— preguntó y pareció un poco tímido de pronto.
— ¿El viernes? Creo que sí— dijo ella sabiendo que era cierto por el momento.
—Quieres ir a tomar algo...mmm como amigos, claro—añadió lo último de pronto frotándose la nuca con incomodidad.
—Claro, suena bien— pensó en decir algo más pero la pantalla de su celular con una llamada entrante de su jefe la interrumpió. — tengo que irme. —dijo y él solo asintió en respuesta repentinamente entusiasmado mientras la dejaba sola.
…
Nicol tenía un mal presentimiento desde el momento en que llegó al comedor de momento vacío donde Azael la había citado.
—Cierre la puerta— dijo Azael usando de nuevo ese tono distante y formal.
—Sí señor— respondió ella haciéndolo.
Azael se encontraba mirando por el gran ventanal de espaldas a ella.
Nicol intentó controlar el nerviosismo que le provocó verlo de frente cuando él se giró hacia ella, esa mirada distante y penetrante que podría hacerla masilla con solo un gesto. Cuando inconscientemente miró sus labios ya no pudo pensar en las palabras frías y duras que salían de ella sino en cómo se sentían contra su cuerpo y eso la estaba volviendo loca.
—Nicol, lamento decirte esto, pero no puedes seguir trabajando como mi asistente.
Nicol se dió cuenta de que el peor escenario estaba ocurriendo.
…
Sandra esperó en el lugar en que le habían indicado esperar que era tras un gran edificio empresarial, justo en una calle claramente poco transitada y potencialmente candidata a ser el lugar ideal para sufrir un asalto.
Un hombre de traje con un cubre-bocas n***o que parecía hecho a la medida se acercó a ella.
— ¿Sandra? — preguntó y parecía gratamente sorprendido.
—Tú eres el prometido de mi madre— afirmó con obvia molestia.
El hombre frente a ella sonrió con suficiencia.
— ¿Así que tu madre te ha hablado de mí? Mucho gusto linda, soy Dante— respondió con un tono que demostraba que él sabía que tenía el control de la situación.
—Señor, por favor yo… ¿pero por qué, que hice mal, le juro que yo…
—Nicol— le dijo Azael interrumpiendo su perorata— fui yo el que hice algo mal, cometí un error y con ello pude poner en riesgo la estabilidad de la empresa.
Él suspiró y Nicol pudo apreciar cómo tensaba la mandíbula mientras parecía buscar las palabras adecuadas.
—No puede ocurrir algo así de nuevo, los rumores que se han desatado es algo que no puedo permitir, es por eso que he tomado esta decisión, lo siento mucho Nicol, por ahora seguirás en tu puesto solo hasta que contrate a la nueva asistente, sin embargo debes prepararte.
Nicol intentó objetar pero él la interrumpió de nuevo.
—Retírate por favor.
Nicol sentía que estaba regresando rápidamente del sueño a la pesadilla, ella sin duda temía de lo que había estado sucediendo entre ella y Azael, incluso ni siquiera comprendía que era lo que realmente estaba pasando entre ellos pero el que la despidiera era el peor de los escenarios.
¿Y qué iba a hacer Dante cuando se enterara?
Ella estaba muerta, y en el peor de los casos su padre también.
Al darse cuenta de que David se había ido ya se decidió a tomar el metro, sin embargo el dolor en la boca del estómago estaba convirtiéndose en retorcijones insoportables y apenas podía respirar correctamente.
Al final decidió ir al único lugar donde siempre se sentía segura.
Solo le tomó un par de minutos gracias al transporte prácticamente vacío llegar al hospital donde Dante básicamente tenía recluido a su padre.
Se dió cuenta que sin el seguro de la empresa no podría mantenerlo más en ese hospital.
Y se odió, se odió por dejar que sus sentimientos y esa burbuja en que la había envuelto la convivencia con Azael fueran más fuertes que su responsabilidad por su padre.
Y ahora había perdido la única oportunidad que tenía de salvarlo.
Como las anteriores veces nadie la detuvo mientras llegaba a su cuarto donde su padre estaba conectado. El pitido de la máquina se mantenía lento pero constante.
—Papá—es lo único que Nicol logró decir sin que se le rompiera la voz.
Verlo inmóvil en esa cama pese a todo el tiempo que llevaba así seguía siendo shockeante para ella, saber que él no le respondería ni le sonreiría era demasiado duro.
—Lamento no haber venido antes—dijo sentándose en el borde de la cama y tomando su mano conectada al suero— han sido… días muy complicados.
Y vaya que así era.
—Todo es tan extraño y nada está saliendo como pensaba, a veces me pregunto si no debería tener expectativas sobre el futuro, parece que cada vez que las tengo algo vuelve a salir mal.
Nicol se quedó en silencio esperando una respuesta que sabía que no llegaría.
Pero algo sí sucedió.
Un sonido que ella temía cada día comenzó a sonar cuando la máquina junto a su padre hizo un pitido sostenido y constante.
Ese pitido que decía que su corazón se había detenido.
Si bien Nicol no logró escuchar su propia voz cuando lo único que podía oír era ese pitido horrible ella sabía que estaba gritando, probablemente por ayuda.
Alguien tiró de ella intentó alejarla de su padre mientras un par de enfermeras y una doctora rodeaban a su padre y comenzaban a intentar revivir su corazón, vió cómo aplicaban el desfibrilador sobre él haciendo que su pecho se levantara, subieron la presión intentándolo de nuevo pero él se negó a responder.
El dolor en la boca del estómago se volvió tan agudo que Nicol no pudo sostenerse de pie mientras se llevaba las manos al vientre intentando aliviar los calambres, alguien la ayudó a ponerse de pie y ya no pudo oponer resistencia mientras la sacaban de la habitación, todo era demasiado confuso pero pudo sentir lo acolchado de una cama en la que la guiaron a recostarse, sintió el piquete de una inyección en su brazo y con ello el dolor fue calmándose poco a poco hasta que se quedó dormida.
Despertó poco después en una habitación blanca sin más muebles que un sofá y sin ventanas, se dio cuenta poco después que estaba en una cama de hospital pero le costó recordar que hacia ahí.
Se sentía somnolienta y cansada.
Podía escuchar a un hombre y una mujer hablando afuera de la habitación pero debido a su somnolencia era difícil comprender lo que decían. Poco después entró una mujer de bata blanca.
Y tras ella entró Azael Walk.
Nicol prácticamente perdió la somnolencia que aún cargaba encima al verlo. Nicol intentó enderezarse pero la mujer se acercó a ella deteniéndola.
—Será mejor que no te levantes, aún tienes los efectos del sedante.
Nicol se rindió volviendo a su lugar al sentir el mareo.
—Parece que usted sufre de gastritis nerviosa, sin embargo tendremos que hacer otros estudios para asegurarnos, además de que se encontró en su interior restos de una droga que aún no hemos podido identificar.
Si Nicol no estuviese sedada sin duda se habría preocupado más por la última afirmación.
—No va a reportar nada sobre esta droga fuera de este hospital— Nicol logró escuchar decir a Azael.
La doctora asintió sin parecer muy interesada por el tema volviendo de nuevo su atención a Nicol.
—Por ahora debes descansar, antes de que se te dé de alta te asignaré un tratamiento para la gastritis y podrás irte.
Nicol asintió mientras la doctora se retiraba de la habitación dejándolos solos.
— ¿Por qué siempre te encuentro en situaciones así, Nicol? — dijo Azael y a ella le sorprendió la repentina informalidad.
Nicol no supo que responder así que se quedó callada, él continuó.
—Me llamaron a mi oficina porque mi asistente había sufrido un colapso en uno de nuestros hospitales. ¿Cuándo ibas a decirme la situación de tu padre?
Nicol tragó saliva al darse cuenta que estaba en aún más problemas conforme la anestesia iba pasando.
Azael suspiró pasándose una mano por el pelo antes de continuar.
—No estoy aquí para angustiarte más, me dijeron que tuviste un ataque de pánico cuando tu padre sufrió un colapso.
Nicol recordó de pronto a su padre y el claro sonido de su corazón deteniéndose.
—Mi padre…—intentó decir pero con temor a preguntar.
El rostro inusualmente relajado de Azael le proporcionó cierto alivio.
—Tranquila—dijo y pudo ver el atisbo de una sonrisa—él está bien, lograron estabilizarlo.
Nicol se dió cuenta que de pronto podía respirar bien cuando esa información llegó a sus oídos y los ojos se le llenaron de lágrimas que logró controlar antes de que salieran frente a su jefe.
—Señor, sobre mi despido—dijo Nicol queriendo abordar el tema lo antes posible.
— ¿Tu despido? — preguntó Azael confundido— ¿Cuál despido?
Él se veía realmente confundido.
—Usted me despidió, hace… un rato— dijo Nicol igual de confundida.
Una media sonrisa de comprensión se formó en su rostro que en ese momento lucia mucho más suave y relajado de lo que Nicol nunca había visto.
—No te despedí Nicol, te dije que ya no podrías ser mi asistente pero eso no quiere decir que voy a despedirte, primeramente por que no puedo permitir que los rumores afecten a la compañía pero en realidad he descubierto que tienes realmente una gran capacidad, quisiera que trabajaras en finanzas y quizá después directamente conmigo, pero ya no solo como mi asistente. Y antes de que empieces a maquinar más ideas extrañas en tu cabeza y tengas otro colapso no, no estoy dándote ningún trato preferencial, realmente creo que puedes hacerlo, y claro yo no soy el encargado de esa área así que tendrás que entrevistarte con el licenciado y él decidirá si estás a la altura.
Nicol comenzó a sentir como el miedo en su pecho se aliviaba un poco mientras las palabras de Azael se asentaban en su interior.
—Y podrás seguir pagando la estancia de tu padre aquí.
Nicol lo esperó pero la pregunta nunca llegó. Azael era el primero en no cuestionarle porque insistía en mantener a su padre conectado pese a las malas predicciones de los doctores, eso le proporcionó una sorprendente calidez en su pecho.
—Lamentó haberlo sacado de su trabajo y haberlo hecho venir hasta aquí— dijo Nicol al darse cuenta que él había tenido que ir al hospital debido a su problema.
Azael volvió a formar esa sonrisa suave pero que en lugar de hacerlo ver accesible y amable le daba un aire intimidante y sorprendentemente atractivo. Él se sentó con movimientos fluidos en el sofá junto a ella.
—Falta media hora para el final del año señorita Johnson, realmente no estaba trabajando— él parecía sorprendentemente tranquilo junto a ella y la calidez en el pecho de Nicol creció— ahora si te encuentras más tranquila Nicol se honesta conmigo y dime, ¿recuerdas quién te drogó en la fiesta de navidad?
…
Sandra intentó llamar repetidas veces a Nicol pero sonaba fuera de servicio.
Ese hombre, ese ruin y despreciable hombre materialmente la había amenazado, de forma sutil con un lenguaje que demostraba que no era la primera vez que lo hacía.
Sandra había esperado que él retrocediera cuando ella le dijo lo que había descubierto a su potencial futuro padrastro pero Dante Lyod solo la miro con burla como si todo estuviera saliendo tal cual él lo esperaba y después le dijo que si quería mantener la seguridad de su hermana y del padre de Nicol debía cerrar la boca.
Y Sandra lo odió, ella habría escupido en su dirección y habría hecho lo que hubiese preferido si no hubiese mencionado a Nicol y a su padre. Ella sabía que desde la perspectiva de Nicol su padre era la única familia que le quedaba y se aferraba a él con desesperación.
Sandra no le haría eso.
No pondría en riesgo al hombre que Nicol más amaba por sus deseos de venganza. Cerraría la boca por ahora. Pero lo que le había dicho a su madre seguía siendo verdad.
Ella no era el títere de nadie.
Mucho menos de su madre.
Mucho menos de ese horrible hombre.
—Mientes— dijo duramente Azael después de que Nicol negara saber quien la había drogado en la fiesta de su familia. —lo veo en tus ojos. —dijo y ella estuvo por bajar la cabeza cuando la voz de él la detuvo—no te atrevas a desviar la mirada Nicol.
Nicol tragó salivo mientras su mirada se encontraba aprisionada con la de Azael, era como si aún desde la distancia una mano fantasma la obligara a mirarlo.
—Realmente no lo sé— dijo y Azael suspiró con frustración incrédulo.
Nicol supo entonces que él no la dejaría en paz hasta que le diera algo.
—Bueno, en la fiesta un hombre me invitó un trago, pero no vi quien era porque me lo dio el hombre que atendía en la barra diciendo que ya estaba pagado. Después de beberlo comencé a sentirme mal.
Nicol apretó las sábanas que pudo atrapar con su mano obligándose a mantenerse firme mientras Azael la examinaba estando ahí postrada en la cama. Después de un momento él pareció tragárselo.
— ¿Entonces no sabes quién te lo dio? — si bien Azael aún parecía dudoso no parecía tener la intención de insistir más.
Nicol se limitó a negar con la cabeza sin confiar en su voz.
De nuevo estaba mintiéndole.
Temía de lo que pasaría si Azael llegaba a descubrir todo.
Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando un estruendo llenó el silencio, los reconoció rápidamente como fuegos artificiales.
El año había llegado a su fin.
Una emoción infantil llenó a Nicol al verlos a través de la ventana del hospital.
— ¿Quieres ver? — preguntó Azael y había un toque de diversión en su voz.
Nicol se sintió como una niña mientras asentía con la cabeza.
Azael extendió la mano hacia ella y ella comprendió que le estaba ofreciendo apoyo para que se pusiera de pie.
Afortunadamente aún llevaba la ropa con la que llegó ahí así que no tuvo problemas para salir del cuarto del hospital.
Cuando la vieron en el pasillo un par de enfermeros se acercaron a ella con la intención de detenerla pero al mirar al hombre tras ella se detuvieron y la dejaron seguir.
Nicol no sabía a donde la estaba guiando Azael hasta que después de subir un par de pisos, él abrió una pesada puerta metálica y tras esta salieron a una pequeña azotea donde el espectáculo de año nuevo era mucho más claro.
Y los fuegos artificiales colorearon el cielo a lo lejos se escuchaban los festejos y gritos de felicidad de las personas.
El aire nocturno le proporcionó a Nicol cierto alivio. Quizá era un poco ingenuo pero con la ida de ese año sentía que las cosas podían ir mejor.
Era como empezar de nuevo.
Y por un momento con el cielo colocándose y Azael de pie tras ella se dio la oportunidad de olvidar todos sus problemas.
— ¿Nunca habías visto fuegos artificiales en año nuevo? —preguntó ante su clara emoción.
—Solo reojo, nunca había podido tomarme el tiempo de realmente contemplarlos, o de festejar el año nuevo en realidad.
Nicol esperó alguna otra pregunta de Azael pero lo que sintió fue una mano cálida que contrastó la fría noche tomando su brazo.
—Entonces falta una parte de la tradición.
Lo siguiente que Nicol sintió fueron los cálidos labios de Azael tomando los suyos.
Nicol empezaba a comprender lo demandante que él era cuando no se limitó a un simple beso, él la tomó de la nuca aprisionando su rostro contra el de él, poco después él la tomó por la cintura y la levantó, con un movimiento casi automático que la sorprendió incluso a ella Nicol envolvió las piernas alrededor de la cadera de él.
La posición hizo que algo duro se acomoda entre sus piernas haciéndola casi dar un pequeño grito que se ahogó contra los labios de él que no la dejaron ni un momento.
…
Caín sonrió al comprender la información que tenía en sus manos, fue un trabajo sin duda conseguir la otra parte de ese contrato que su “padre” guardaba en su oficina, pero unos cuantos pesos soltados a la gente correcta le dieron acceso a los documentos del único hombre en quien sabía que su padre confiaba además de Azael.
Dante.
No fue difícil anclar los archivos de su computadora a la propia y finalmente lo había logrado.
Caín nunca había permitido que su padre se metiera en la vida de él y había usado el título de bastardo con orgullo gracias a eso.
Así que ahora no permitiría que su padre le impusiera nada solo por un rumor que se había extendido en la universidad donde trabajaba.
Sobre todo después de que Azael hiciera una visita a esta he incluso citó a su alumna.
No iba a dejar que su padre se metiera con ella, ni con nadie que Caín le importara, y ahora que tenía esta información sobre el nuevo “negocio” de su padre y la verdadera identidad de esa chiquilla asustadiza con la que se encontró en la casa el otro día destruiría a todo aquel que se atreviera a meterse con lo que era suyo.
Y se llevaría por enfrente a quien fuese necesario.