Capítulo 16: La primera vez (parte dos)
Nicol se quedó mirando la pantalla de su teléfono mientras lo que acababa de escuchar aún estaba siendo procesado en su mente.
Después de pensárselo un segundo volvió a llamar.
La llamada tomó mucho tiempo y pensó que Sandra nunca contestaría pero junto en el ultimo pitido antes de ser enviada a buzón ella contestó.
—Nicol...— comenzó a decir pero había demasiado estática para comprender lo demás.
—Sandra que es lo que está pasando por qué me dices que no vaya al departamento.— pregunto luchando por oír lo que Sandra decía al otro lado, parecía discutir con alguien pero ella no logró distinguir con quién.
Se escuchó el golpe de una puerta al ser cerrada y después el sonido de la reja rechinante de su edificio como si Sandra hubiese salido del departamento.
—Nicol, linda lo siento, no había buena señal adentro, lo que te decía es que no vinieras al departamento por que bueno—dijo y pareció tímida de pronto— invite a alguien y quisiera tener el departamento para mi esta noche, sin embargo hable con una amiga de la facultad y dijo que te recibirá por esta noche, si estás de acuerdo— dijo y parecía genuinamente avergonzada por ponerla en esa situación.
Nicol sintió que la cara se le calentaba ligeramente al comprender lo que Sandra quería decir con invitar a alguien.
—No sabía que tenías a alguien— dijo ella.
Sandra se aclaró la garganta al otro lado de la llamada.
—Oh es algo de una noche, nada serio— respondió al otro lado Sandra, la llamada fallando de nuevo.— bueno te daré la dirección de mi compañera, ella está en...
Nicol no logró escuchar mucho más cuando el teléfono le fue arrebatado del oído.
—Se quedara conmigo no te preocupes— dijo Azael tomando la llamada por ella y colgando al segundo después de haberlo dicho.
Nicol se quedó boquiabierta mientras Azael le regresaba el teléfono.
—Parece que tu amiga te ha dejado varada esta noche, vamos— dijo yendo hacia el auto.
Nicol tardo un segundo en reaccionar antes de seguirlo.
¿La había invitado a quedarse en su departamento?
Sandra tardó un par de segundos en recomponerse después de que le colgaran. En un instante estaba hablando con Nicol y al siguiente había un hombre de una increíble voz profunda cortándole la llamada.
Y una parte preocupante de Sandra temía saber de quién era esa voz.
— ¿En serio vas a hacer esto?
Sandra se giró a la persona que hizo la pregunta.
Su madre había salido del apartamento y la había seguido afuera del edificio.
— ¿Protegerla?— respondió ella con ira contenida.
Su madre flexionando las arrugas de un rostro carcomido por la edad y el alcoholismo y cubierto por el maquillaje le mostró una sonrisa bien estudiada de alguien que podía sonreír incluso después de recibir una cachetada si eso le daba algún beneficio.
Era esa una de las razones por las que nadie fuera de su círculo familiar lograba ver la clase de mujer que era realmente Mariza.
—Ocultándola, eso es lo que estás haciendo— corrigió— soy su madre, no podrás alejarla de mi por siempre.
Sandra bufó.
—Pruébame— respondió girándose fuera de la dirección del aire cuando Mariza encendió un cigarro y sopló el humo en su dirección.
—Eso haré— respondió simplemente antes de regresar al interior del departamento.
…
Nicol no recordaba que su corazón hubiese corrido tan fuerte antes, estaba casi segura de que Azael podía escucharlo. Lo miró de reojo desde el asiento del copiloto pero él seguía con la atención fija en la carretera.
Ese lugar por la noche era aterradoramente frío, Nicol fue descubriendo conforme más se hacía de noche que eso solo empeoraba.
Se abrazó a sí misma tratando de recuperar un poco de calor en las manos.
Escuchó el sonido de un par de botones y un poco después el calor empezó a llenar el auto, se dio cuenta de que Azael había encendido la calefacción, poco a poco su cuerpo dejó de sentirse tan entumecido y sus dedos pudieron flexionarse sin sentir que se le caerían.
Llevaban casi media hora de viaje cuando Azael por fin habló.
— ¿Qué fue lo que te dijo Caín?— preguntó sin dejar de mirar al frente.
Nicol ya esperaba esa pregunta pero por más que repasó en su cabeza posibles respuestas decentes no se le ocurrió nada que no terminara revelando más de lo que debería.
—Él...— Nicol sintió que no había forma de que Azael no escuchara sus latido desquiciados ahora— él quería saber dónde estaba esa chica, está muy preocupado.
No era mentira, solo que no era toda la verdad.
Escuchó a Azael tomar una respiración profunda a su lado.
— ¿Te hizo daño?— preguntó finalmente como si le costara demasiado hacer esa pregunta.
Nicol parpadeó con sorpresa un par de veces antes de contestar.
—No, solo parecía muy preocupado— “y destruyó mi teléfono” completó en su mente.
Azael asintió, Nicol no sabía si él solo estaba dejándolo pasar o si realmente le creyó pero parecía que dejaría el tema por el momento.
Nicol pensó en lo que Caín le había dicho y su disposición a ayudarla en contra de Dante, si Caín con quien apenas había compartido un par de palabras le había creído, bueno... tal vez Azael la escucharía también.
Ahora mismo estaban solos, sería una buena oportunidad para decírselo, nadie los escucharía y nadie los interrumpiría.
—Me alegra que me hayas contactado— realmente parecía que él estaba haciendo un gran esfuerzo por decir cada una de las palabras que le estaba dirigiendo pero parecía decidido a continuar. — pero lo mejor por ahora es que te alejes de todo lo que tenga que ver con mi familia, no son personas agradables o por lo menos no en su mayoría, mi hermana y Dante son la excepción.
Nicol sintió como la falta de la medicina para el dolor de estómago con las últimas palabras de Azael estaba mostrándose.
Él realmente no tenía idea sobre Dante, si ella se atrevía a decir algo sin duda no le creería, además ¿por qué lo haría? ¿Por qué se pondría de su lado sobre su familia? Era mejor que no dijera nada.
Apretando el borde de su cinturón de seguridad se obligó a cerrar la boca.
En cambio dijo...
—¿Señor por qué vino por mí?— la pregunta debió desatar algo extraño porque Azael casi perdió el control del volante y con un giro brusco se estacionó en una esquina de la solitaria carretera.
Azael no respondió. Él no la había mirado ni una vez desde que subieron al auto, si bien su postura era relajada e imponente Nicol podía ver que estaba apretando el volante por la forma en que sus nudillos se pusieron blancos.
El finalmente la miró.
El muro de yeso que eran sus ojos estaba un poco derribado, como si hubiera hecho un pequeño espacio solo para que ella pudiera entrar.
Sonó un tronido en su costado y Nicol se dio cuenta de pronto de que ella ya no tenía el cinturón puesto debido a que él lo desató.
Ella pudo ver como su propio abdomen subía y bajaba levemente cuando su respiración se aceleró sin saber por qué.
Una elegante y larga mano la tomó del rostro y la hizo girarse, saltó en el asiento cuando se encontró con el rostro de Azael Walk muy cerca del suyo, pero no lo suficiente, él no la beso, él no hizo nada más que sostenerla ahí.
—Señor...— intentó decir ella sin comprender.
—Me gustas Nicol— la mano que sostenía su barbilla recorrió su mandíbula hasta el nacimiento de su cabello y acomodó un mechón detrás de su oreja. — y eso me está volviendo loco, simplemente me has arruinado... por completo.
Él apenas rozó los labios con los suyos antes de alejarse, lo hizo una y otra vez tentándola y dejando un tormentoso hormigueo de necesidad en los labios de Nicol.
Se desconoció a sí misma cuando le arrebató la mano de su rostro y tomó el rostro de él para besarlo.
Él no la detuvo, por el contrario en un instante ella dejó de dominar el beso para comenzar a ser devorada por él. La tomó por la cintura y en un tirón inesperado la subió en su regazo sin dejar de besarla en ningún momento.
Nicol sintió como él no dejó quietas las manos en sus caderas por el contrario comenzó a moldear su cintura dibujando la forma de sus costillas con sus dedos y enviando descargas eléctricas a través de su columna, descargas que se alojaron entre sus piernas y en la punta de sus senos.
Cualquier gemido que hubiese podido escapar fue devorado por los labios de él en el camino.
Nicol estaba sentada frente a él lo que le permitió sentir perfectamente la dureza que comenzaba a crecer entre sus piernas.
Arqueó la espalda involuntariamente cuando Azael fue subiendo por su columna con un caricia ligera, Nicol apenas tuvo tiempo de registrar cuando al mismo tiempo que él dejaba sus labios y se mudaba a esa zona tan sensible de su cuello él desabotonó su sostén con un movimiento ágil aún por debajo de su blusa de trabajo
Nicol sabía que no se detendría ahí pero las sensaciones eran tantas que apenas le importó.
Sintió como sus ágiles manos se mudaban al frente de su camisa y tomaban el primer botón de su camisa. Instintivamente Nicol llevó una mano a las de él para intentar detenerlo.
Él se detuvo.
Pero sin dejar de acariciar con tormentosa lentitud la longitud de su cuello, él fue subiendo poco a poco desde sus clavículas.
— ¿Quieres que me detenga?— preguntó sin quitar las manos de su camisa pero sin hacer nada más.
Su perdición fue en el momento en que él terminó de recorrer el camino de su cuello y con un inesperado y suave tirón le dio un suave mordisco al lóbulo de oreja.
—No...— dijo simplemente y ella dejo caer sus manos.
Esperó a que él desabotonara el primer botón de su camisa pero en su lugar escuchó como los tres primeros botones salían desordenados por el aire cuando él tiró a cada lado de su camisa rompiéndose.
Ella lo miró sorprendida.
—No sabes hace cuanto quería hacer eso— dijo había un cierto tono infantil en su tono tan inusual en él que hizo sonreír a Nicol. Él sonrió de vuelta con ese gesto tan depredador pero tan sincero que Nicol no pudo detenerse a sí misma cuando se abalanzó sobre los labios de él.
Azael la recibió con entusiasmo mientras terminaba de romper los últimos botones de su camisa dejándola expuesta. Su sostén rosa pálido ahora desabrochado se inclinó levemente pero no cayó por completo debido a los tirantes que aún lo sostenían.
Nicol no sabía por qué le sorprendió cuando Azael hizo lo mismo con el botón de su falda lanzándolo por algún lado con el tirón que le dio.
—Te compraré una nueva— dijo con diversión al ver la expresión de reclamo en el rostro de Nicol por la destrucción de su ropa.
Nicol no supo en qué momento se deshizo de la blusa de ella y de su propio saco.
Ahora sin el saco Nicol podía apreciar mucho mejor la forma en que la camisa se ajustaba a al cuerpo de su jefe marcando un torso perfectamente trabajado, sus manos se movieron solas cuando alcanzó la zona del pecho que dejaba ver la camisa por el par de botones no abrochados.
Él no la detuvo cuando ella acarició la zona con manos torpes y tímidas pero dispuestas.
Nicol podía sentir la mirada estudiosa de él sobre ella mientras ella tomaba una iniciativa que no sabía que tenía y desataba el primer botón, sus manos se sentían demasiado torpes y sabía que estaba tardando demasiado pero él no la presionó hasta que terminó con el último de los botones.
Parecía que eso era lo máximo que él tenía de paciencia para esperarla antes de tomarla por la cintura y empujarla hacia abajo obligándola a sentir su erección entre sus piernas.
—Azael— gimió Nicol cuando todo el calor y raciocinio de su cuerpo se centró en sus piernas furiosamente.
El balanceó sus caderas contra las de ella acentuando el rose y atrapando sus gemidos contra sus labios.
Nicol no supo en qué momento él se deshizo de su blusa y de su propia camisa por lo que a excepción de su sostén que se negaba a caer aún ambos estaban desnudos de la cintura para arriba.
Nicol misma bajó los brazos y dejo que el sostén se resbalara de sus hombros. La vergüenza que le inundó al dejar que él la viera en un estado tan vulnerable la envolvió por completo haciéndola consciente por fin de la situación.
Ella estaba medio desnuda enfrente de su jefe. Estaba sentada en el regazo de Azael Walk, ella levantó el rostro para mirarlo y la expresión que encontró en su rostro borro cualquier miedo cuando en el rostro de él no encontró ningún juicio si no deseo puro y algo más...
Algo que ella no podía descifrar pero que envió un cálido sentimiento de felicidad que empezó en su pecho y se extendió por el resto de su cuerpo.
—Eres hermosa—dijo y un nuevo tipo de escalofrío recorrió a Nicol al escucharlo, su voz más ronca y oscura de lo normal.
Él se tomó su tiempo para acariciar su abdomen e ir subiendo por su torso y justo deteniendo sus manos justo debajo de sus pechos pero sin tocarlos.
Nicol apretó inconscientemente las piernas que tenía a cada lado de la cadera de él cuando la anticipación la volvió loca.
Él parecía hacerlo a propósito, haciendo avances tan lentos para ver hasta dónde estaba dispuesta a llegar.
Ella no dudó que él se detendría si ella se lo pedía.
Cuando ella solo lo miró expectante él finalmente envolvió ambos pechos con sus manos delineándolos con cuidado como si quisiera aprender su forma a la perfección. Nicol solo pudo apretar más sus piernas alrededor de él.
Definitivamente no esperaba que él se inclina y tomara uno de sus pezones en su boca sin dejar de atender el otro pero no lo detuvo mientras la tomaba hambriento, si bien ella intentó desesperadamente detener los gemidos que querían salir de su boca al sentir la ágil boca de él sobre su cuerpo no pudo contenerse más tiempo y eso solo pareció avivar el fuego en él.
Nicol sintió cómo pasaba la mano entre sus piernas y como se burlaba de su deseo cuando solo dejó su cálida mano contra su muslo ahora más expuesto debido a que su falda se había subido varías centímetros debido a su posición. Él fue subiendo lentamente hasta que se detuvo junto a unos centímetro de su entrepierna, quizá como si esperara que ella lo detuviera, cuando no lo hizo la mano de él envolvió su entrepierna sin dejar de atender su pecho con su boca, las sensaciones eran demacradas, Nicol sentía que se volviera loca.
Y eso sólo aumentó cuando él comenzó a acariciarla dibujando los labios de su v****a sobre su ropa interior con apenas un roce fantasmal, tentándola.
Ella calló en esa tentación cuando Nicol misma busco su mano con sus caderas dándole acceso sin decir palabra porque sabía que en cuanto abriera la boca no podría hacer otra cosa además de gemir.
Soltó un suspiro de sorpresa cuando él sin previo aviso introdujo su mano dentro de su ropa interior y sin gran dificultad encontró un punto de placer del que Nicol solo sabía por palabras de Sandra y sus experiencias.
Él hizo la combinación perfecta de fuerza y ritmo al acariciar su clítoris con una maestría que la hizo inclinarse sobre él y morder su hombro para intentar controlarse en vano, su gesto solo lo potenció más cuando introdujo un dedo en su cálido interior y utilizó su pulgar para seguir provocando su botón de placer, ella sentía que iba a enloquecer pero justo cuando el placer fue demasiado y un calor acumulado comenzó a formarse justo donde las manos de él aún jugaban con ella él se detuvo y ella tuvo que jadear cuando la desesperación y la necesidad la llenó de una forma que no sabía que era posible.
— ¿Por qué te detienes?—preguntó ella pero la única respuesta de él fue volver a comenzar con todo, su boca volvió a succionar una de sus pezones y sus dedos a acariciar su interior. Mucho más rápido que antes el mismo calor y hormigueo comenzó a llenarla pero en el momento en que iba a liberarse él se detuvo de nuevo, ella gimió audiblemente de desesperación y comenzó a agitar su cadera en busca de la liberación que él le negaba.
—Azael, continua, te lo suplico— logró articular ella que recostó la frente contra su amplio pecho.
En ese momento sintió como él se desabotonaba el pantalón y liberaba su erección.
Nicol solo había visto un pene erecto antes y fue el de su novio de la universidad, sin embargo nunca llegaron a nada porque ella al final no se sintió cómoda y terminó huyendo de ahí. El la difamo al día siguiente diciéndole a todos que había tenido relaciones cuando no había sido así, la única forma en que él se calló y la dejó en paz fue después de que Sandra le rompiera la nariz.
Sin embargo ni por asomo Nicol había sentido el deseo consumidor que estaba sintiendo con Azael ahora, el chico solo se había preocupado por su placer y había sido muy agresivo con ella lo que terminó por asustarla pero Azael había medido cada uno de su avances y le había dado la oportunidad de detenerse en cada uno de ellos pero ella no quería hacerlo, ella quería más, quería más de él.
Ella misma lo tomó sorprendiendo a Azael y dirigiéndolo a su v****a goteante y desesperada por la liberación sin embargo era demasiado torpe y novata y Azael lo notó po lo que se acomodó a sí mismo poco después introduciéndose a ella poco a poco y estudiando su reacción sin embargo no esperaba lo apretada que se sentiría ni su expresión de dolor.
— ¿Nicol?— dijo él con preocupación— ¿eres virgen?— preguntó y Nicol lo miró con terror para luego bajar la cabeza avergonzada.
Ella solo asintió con la cabeza incapaz de encontrar su voz, ella no sabía cómo reaccionaría él ante la noticia y no se sintió con el valor de decírselo antes.
Él acarició su mejilla con un gesto sorprendentemente dulce y la hizo mirarlo.
—Ojalá lo hubiese sabido antes
— ¿Por qué?— dijo ella con temor— te habrías detenido.
Él sonrió al comprender el motivo de su repentina timidez.
—No— dijo él alejando el cabello de su rostro preocupado— habría sido más gentil, te habría tomado en otro lugar, no me gusta la idea de que tu primera vez fuese en el interior de un auto.
Ella sintió un enorme nudo en la garganta al escucharlo. Le sorprendió aún más ver el amor en sus ojos, el muro de yeso fuera por completo.
—Prometo que te lo compensaré. — le susurró antes de tomarla por completo.
…
Caín estaba actuando producto de la ira y lo sabía, pero también estaba tratando de ser lo más racional posible mientras la desesperación de no saber dónde se encontraban la mujer que amaba y su futuro hijo lo volvía loco lentamente.
Ya no podía comer ni dormir decentemente, no sin saber si ella estaba comiendo y durmiendo correctamente.
Caín sabía que Dante siempre se quedaba hasta tarde en la empresa afinando siempre los últimos detalles, y sabiendo que Azael no estaría ahí era su única oportunidad.
Claramente nadie lo detuvo mientras entraba en las oficinas de “solo para el personal” en el edificio, podía ser el hijo bastardo pero seguía siendo un Walk.
No esperó invitación mientras abría la puerta de la oficina de Dante Lyod de golpe haciendo que incluso esta se regresara un poco por el impulso sin embargo su expresión fue relajada al decir al hombre que se encontraba en un gran escritorio frente a él.
—¿Cómo estás? mi querido hermanastro.