El chantaje

4012 Words
Capítulo 3: El chantaje Nicol sabía que la taza de café estaba quemándole los dedos pero aun así se aferró a ella. Dante Lyod esperaba pacientemente su respuesta mientras bebía de su propio café y la miraba. — ¿Sabes que mientras te decides tu padre podría estar siendo desconectado ahora mismo? El temblor en las manos de Nicol aumentó al grado que casi derramó el café sobre ella, sus ojos seguían fijos en el documento frente a ella. Extendió la manos para tomar las hojas haciendo más evidente su temblor, ahí se establecía que ella por su propia voluntad accedía a estar a los órdenes de Dante Lyod en nombre de la empresa, a cambio este pagaría por los gastos del hospital y también le cedía la autoridad de decidir si su padre se mantenía conectado o no. — ¿Por lo menos dime por qué estás haciéndome esto? — suplicó mientras luchaba con la necesidad de hacer pedazos los papeles en sus manos. —Lo sabrás tarde o temprano Nicol pero por ahora limítate a firmar ¿de acuerdo? “Esto no puede ser legal” se dijo a sí misma Nicol mientras las letras en el contrato se nublaban levemente cuando las lágrimas se empezaron a acumular en sus ojos. “Pero ellos no parecen el tipo de personas a las que les afecte si algo es legal o no” se respondió a sí misma también. Su padre era su todo, era su vida, y aunque muchos ya le habían dicho que él no despertaría ella se aferraría a él hasta el final. Tomó la hoja que él le ofreció y firmó. —Excelente— exclamó él tomando los papeles de sus manos— has tomado una inteligente decisión Nicol. Espera noticias de tu padre mañana, te informaremos a que hospital ha sido movido. Te aseguro que tendrá la mejor atención. La fachada de hombre bueno y benevolente volvió en un segundo. Como si no hubiese amenazado con matar a su padre hace un segundo. —Una cosa más Nicol— continuó levantándose y guardando el contrato en su escritorio. — nadie debe saber sobre nuestro pequeño trato, ¿lo entiendes? Nicol levantó los ojos de su taza de café para mirarlo. —Especialmente no debes decirle nada sobre este contrato al señor Walk. Ella lo miró con confusión. — ¿No sabe él sobre esto? — preguntó más confundida que al principio. —Haces muchas preguntas linda— sonrió con una sonrisa de pirata que acrecentó el pánico en Nicol. — solo digamos que lo mantendremos lejos de nuestros negocios ¿sí? Ahora bien mañana habrá una fiesta por el aniversario de la empresa, vendrán algunos inversionistas importantes y haremos algunos tratos que no entenderías, pero quiero que vengas, ¿de acuerdo? Nicol tragó saliva antes de asentir con la cabeza. —Perfecto, puedes irte entonces. No llegues tarde mañana, al señor Walk no le gustan los retrasos. Le guiñó un ojo antes de abrir la puerta para ella. … Nicol encontró un Uber esperándola en la puerta de la empresa que parecía había sido llamado por el señor Lyod, también le informó que un Uber la recogería por la mañana. Parecía ser que ahora él la controlaría incluso en eso. Tal vez temía que en un ataque de valentía Nicol terminara por ir a la policía o creara un escándalo. Lo que él no sabía es que si tenía al padre de Nicol también la tenía a ella porque ella haría lo que fuese por él. Al llegar a su departamento encontró todas las luces apagadas que fueron de pronto encendidas por una entusiasmada Sandra con un ridículo y adorable gorro de fiesta y un pequeño pastel con las velas encendidas. — ¡Sorpresa! — gritó acercando el pastel a ella. — Aunque me dejaste plantada el día de hoy a mí y a los chicos de la universidad que invité a tu fiesta creo que aún podemos comer pastel. Aunque había reproche en la voz de Sandra, Nicol sabía que ella no estaba realmente enojada, Sandra había sido siempre muy comprensiva con ella. Nicol miró un momento el pastel blanco con azul con un par de velas que formaban el número veinte en medio y sin poder controlarlo más se echó a llorar. Lo siguiente qué pasó fue muy borroso para ella. Sandra dejó el pastel con las velas aún encendidas en la mesa plegable y corrió hacia ella asustada, le preguntó qué había ocurrido varias veces pero Nicol solo pudo limitarse a sollozar, Sandra al final la envolvió en un abrazo y así como Nicol se limitaba a aceptar el silencio de Sandra respecto a su familia, Sandra aceptó que Nicol no estaba dispuesta a hablar de ello y simplemente la ayudó a ir a la cama. Como era de esperarse Sandra se quedó dormida primero y a los pocos minutos Nicol pudo oír sus ronquidos, ella por otro lado no pudo conciliar el sueño mientras se limitaba a ver su descolorido techo humedecido. ¿En que se había metido? Cuando las cosas parecían mejorar finalmente ¿Por qué tenía que verse envuelta en una situación tan extraña? ¿Qué no se le permitía ser feliz, por lo menos una vez? Con ese pensamiento finalmente se quedó dormida. … Sandra tuvo que despertarla al día siguiente lo que era realmente extraño considerando que la situación siempre era al revés. Lo que Nicol vio al abrir los ojos fue una chica de cabello naranja zanahoria que de nuevo fruncía la nariz llena de pecas y sostenía un zapato n***o roto en sus manos, al lado de las dos bolsas de compras que Nicol reconoció. — ¡Lo mataste! — exclamó mientras sostenía el zapatos como si fuese un pequeño cachorro herido. Nicol se frotó los ojos hinchados antes de responder. —Lo siento Sandra, yo… olvide informar a mi jefe de una reunión, tuve que tomar las escaleras y el tacón se me atoró en uno de los escalones. Prometo que te los pagaré en cuanto… — ¿Y esto de dónde salió?— interrumpió entusiasmada olvidando de pronto el tacón que azotó sin gracia en el suelo y tomando los botines negros en su lugar—se los colocó de diferentes formas por encima de su propio calzado que consistía en unos vans rotos pero el botín siempre lucia más pequeño. — mmm no me quedaran—susurró para sí. — Tu sueldo debe ser muy bueno si puedes pagar esta marca. —Esos… — pensó cómo explicar la situación pero ni siquiera ella misma la entendía— mi jefe me vio con el zapato roto, supongo que pensó que me vería mal si alguien más me veía así en la empresa así que bueno… él me los compró. Sandra dejó de intentar calzarse el zapato al escucharla. —Tu jefe— empezó atónita— ¡¿Tu jefe te compró unos zapatos?! —Bueno… sí y una camisa. Sandra gritó entusiasmada antes de lanzarse sobre la otra bolsa. —Oh Dios, tienes que probártela ahora ¡vamos! — ¡Pero espera, no me he duchado! — exclamó mientras Sandra saltaba al colchón junto a ella. Después de convencer a Sandra de que la dejara tomar un baño ella no dejó de exclamar lo afortunada que era de tener un jefe así. “Si supiera” pensó para sí Nicol mientras intentaba que el agua fría de la ducha se llevara toda su ansiedad. El entusiasmo de Sandra solo aumentó cuando vio al Uber esperando por ella en la entrada del edificio. Nicol tuvo que prometer a Sandra que saldrían juntas el fin de semana para que ella dejase de insistir en ir a conocer a su acomedido jefe nuevo. Ella no sabía si era su imaginación o paranoia pero parecía que al entrar a recepción todos la miraban y luego se giraban a susurrar. Supo que era verdad cuando al pasar junto a la recepcionista ella alzó la voz al estar hablando con otra chica con su mismo uniforme. —Vaya vaya, pero si sigue aquí, me sorprende que aún conserve su empleo o será que viene por su liquidación. — el tono de burla y satisfacción no pasó desapercibido para Nicol—después del penoso espectáculo que dio ayer no me sorprendería que ni siquiera llegara al día siete, quizás ella rompa un nuevo récord de un día. —No les hagas caso— llamó una voz a su lado. Nicol giró para encontrarse a un chico ligeramente más alto que ella, llevaba un traje azul marino que parecía ser parte de un uniforme ya que era muy similar al de las chicas y un cubre bocas exactamente igual que apenas dejaba ver unos grandes y alegres ojos café claro y un cabello rubio cenizo. Él extendió la mano para llamar al ascensor por ella. —Tal vez no me recuerdes, mi nombre es David, nos conocimos mientras corrías una maratón al elevador— él sonrió levemente pero Nicol no percibió que él se estuviera burlando. Entonces lo recordó como el chico que había mantenido el elevador abierto para ella. —Oh, creo que no te agradecí por ayudarme. — respondió ella con un nuevo nerviosismo. Definitivamente debió haber dado un espectáculo ese día. El elevador llegó y él la dejó subir primero. —No te preocupes no te lo recordaba por eso, y de todas formas eres la nueva asistente del licenciado Walk, no es tarea fácil para nadie, si esas personas que hablan estuvieran en tu lugar lo entenderían. Nicol asintió como agradecimiento, el chico parecía agradable y tranquilo con una voz ligera y amable lo que parecía ser una novedad en ese lugar. —Soy David por cierto— dijo extendiéndole la mano. —Nicol— respondió ella correspondiendo el saludo. —Bueno Nicol este es mi piso— dijo bajando— espero que nos encontremos más tarde. —Claro me gustaría— cuando el elevador se cerró frente a él Nicol se sintió extrañamente feliz, sería bueno tener un amigo en ese lugar para variar. Cuando el elevador se abrió nuevamente en el último piso todo el miedo volvió como una ola fría sobre Nicol. Cuando llegó a la oficina la encontró totalmente vacía, incluso llegó a desear que la antigua asistente estuviera ahí pero no fue así. El silencio solo logró que su mente fuera a mil por hora con los pensamientos. —Señorita Johnson El sonido de esa voz la hizo saltar en su silla, frente a ella Azael Walk llegaba sin la compañía de su socio esta vez. Eso la alivió un poco. No llevaba el saco del traje puesto esta vez y su camisa blanca sin corbata que marcaba los músculos de su torso estaba ligeramente desalineada. — ¿Tiene mi horario de hoy? Él se veía cansado. Nicol asintió tomando rápidamente la carpeta que recientemente había preparado, él lo tomó y se dirijo a su oficina. Se preguntó si decirle al señor Walk lo que estaba pasando ayudaría en algo o lo empeoraría. Por un momento estuvo tentada a levantarse y realmente decirle lo que su socio la había obligado a hacer pero al final terminó por no hacerlo. Era su palabra contra uno de sus mejores socios y Nicol se atrevía a decir que quizá incluso amigo. Jamás creería en la palabra de ella sobre la de Dante Lyod. Su jefe la llamó al teléfono poco después. —Tenemos una junta en media hora, prepárate. — fue todo lo que dijo y colgó sin esperar respuesta. Nicol ya estaba empezando a ver cómo aquel hombre funcionaba. Era directo y calculador, la cortesía innecesaria y la palabrería no parecía gustarle mucho. Poco después estaban entrando en su auto, un Mercedes n***o que fue traído a la puerta por uno de los empleados, su jefe le pidió que tomara el asiento de atrás y él se sentó en el copiloto, cuando su socio Dante Lyod apareció después Nicol supo porque. No estaba preparada para verlo después de anoche, cuando los ojos de él tras su sofisticado cubre bocas se encontraron con los de ella quiso quitar los malditos seguros y del auto y salir corriendo gritando por ayuda, pero respiró profundo y le desvió la mirada sin contestar su saludo, casi esperó que el señor Walk la regañara por su descortesía pero él no parecía interesado en lo más mínimo. Su actitud pareció divertir a Dante porque pudo percibir una sonrisa satisfecha aún bajo la mascarilla. Llegaron a un edificio muy parecido al suyo con el nombre de la empresa igualmente en el frente pero mucho más chico. Escuchó una especie de gruñido y a su jefe mirando hacia arriba con molestia. — ¿Qué ocurre? — preguntó Dante. —Olvide la copia del informe. — respondió con su tono habitual de irritación. Y parecía listo para golpear a alguien incluso a sí mismo. — ¿Olvidaste algo? ¿Tú? — respondió el otro medio en broma medio en serio. Entonces Nicol recordó algo y comenzó a escarbar en su propio portafolio. Lo siguiente que vieron Azael y Dante fue un paquete de hojas siendo extendidas frente a sus ojos desde el asiento de atrás. — ¿Es este señor?— dijo una nerviosa voz desde el asiento trasero. Cuando Azael Walk tomó los documentos que Nicol le ofrecía ella pudo percibir cierta sorpresa en su expresión. —Lo son. — dijo y bajó del auto dejándola sola con Dante. —Bien hecho señorita Nicol— dijo este mirándola por el reflejo del retrovisor. Ese tono de burla aún presente. Nicol intentó ignorarlo y prácticamente se lanzó a sí misma del auto alcanzando a su jefe en la puerta automática. No se quedaría sola con Dante Lyod si ella podía evitarlo. Justo cuando la puerta se abría su jefe extendió algo hacia ella. —Úsalo— dijo y comenzó a caminar tan pronto como ella lo tomó. Era un pequeño paquete envuelto en plástico, en su interior había un cubre bocas color n***o y gris exactamente igual al que él usaba pero en una medida mas pequeña. —Gracias— dijo aunque sabía que él ya no podía oírla, una cálida sensación comenzó a crecer en su pecho. Una sensación que Nicol intentó enterrar al segundo de notarla. —Sabes que no puedes huir para siempre de mi verdad Nicol— Nicol saltó al escuchar al Dante Lyod llegar junto a ella. — no olvides la fiesta de esta noche, enviaré por ti. Ponte linda— le dijo con un fingido gesto amistoso que le revolvió el estómago. … Nicol intentó poner atención en la sala de juntas pero su mente seguía en la noche anterior y en lo que Dante le había dicho. “Me asegurare de que tu padre no viva otro día.” “Convertirte en la esposa de Azael Walk.” Nicol aún esperaba poder despertar de este extraño sueño en algún momento. O que las cámaras espía salieran de pronto para decirle que todo aquello era una especie de broma. Vio a su jefe que exponía frente a los observadores, él hablaba acerca del alto crecimiento que la empresa estaba teniendo y la importancia de no dejarse impresionar y por eso reducir la productividad. Todo en él gritaba confianza y sexapil. No parecía la clase de hombre que necesitara de un matrimonio arreglado. Mucho menos con alguien como ella. Pero si se basaba en lo que Dante le había dicho al hacerla firmar ese documento tal vez ni siquiera él era consciente de lo que su socio estaba armando a sus espaldas. Y Nicol era parte de eso. Un miedo se agregó a su lista de problemas. ¿Qué haría Azael Walk si se enteraba de lo que su socio estaba planeando con ella? ¿Qué le haría a ella? No parecía que fuese a aceptar una disculpa sincera y a quedarse tranquilo. Se llevó los dedos a las sienes con un dolor de cabeza creciente. Cuando la junta terminó muchos de los miembros se acercaron a la mesa bufete que había llegado poco antes pero su jefe se giró sobre sus talones y salió por la puerta trasera. Nicol nunca lo veía comer nada. El bufete era enorme y había desde comida vegetariana hasta enormes cantidades de carne y pollo. Incluso Nicol llegó a pensar en llevar un poco a Sandra, con esa cantidad podría comer una semana y con sobras. Se quedó viendo la comida en su plato un momento antes de tomar una decisión. . Azael Walk no era un hombre paciente, tampoco era muy comprensivo. Pero aunque muchos no lo creyeran en realidad lo intentaba. Era una persona de mecha larga y rara vez explotaba. La noche anterior por ejemplo había llegado a uno de sus límites. Aún tenía restos de costra en sus nudillos y probablemente también de vidrio. Después de que colmaron su paciencia tomó el auto, sin embargo él ya debía saber bien que la rabia y el alcohol no se llevan bien y terminó por estrellarse. Por suerte no había nadie en las calles para herir. No le gustaba tener que tomar prestado el auto de Dante pero él había insistido y Azael no tenía la energía de discutir. Un ligero golpe lo distrajo de sus pensamientos, fue tan ligero que se preguntó si se lo había imaginado pero poco después las puertas de la sala de estar se abrieron y una pequeña chica pálida de ojos negros temerosos y un oscuro y lacio cabello apareció frente a él. — ¿Se le ofrece algo señorita Johnson? — dijo él recomponiéndose. —Bueno, no sabía si debía traerle la comida ya que se retiró de la junta. — respondió ella y de nuevo se negó a mirarlo a los ojos. No sabía porque aquello lo molestaba tanto, casi deseaba poder tomarle la cara y obligarla a mirarlo. Él la vio acercarse a la mesa de mármol y dejar el plato. Se sorprendió de la enorme cantidad de comida que había servido en él. —No sé lo que usted prefiere así que traje un poco de todo. Ella se quedó un momento esperando quizá a que él dijera algo pero como él no tenía la intención de hacerlo y ella lo notó se dirigió a la puerta poco después dejándolo solo con sus pensamientos de nuevo. Pero cuando Azael quiso volver a ese agujero oscuro en su mente se encontró solo mirando el plato de comida frente a él. Supuso que no le haría daño comer a sus horas por una vez. … El señor Walk dejó ir a Nicol antes de su hora de salida debido a la fiesta que se llevaría a cabo en el edificio por la noche. Él no parecía tener idea de que ella asistirá lo que la aterró aún más. Sandra no parecía haber vuelto de su propio trabajo pero Nicol le dejó un mensaje de que llegaría muy tarde esa noche. Ahora llevaba puesto el vestido que Dante Lyod había escogido para ella. A diferencia del señor Walk, Dante no parecía tan bueno escogiendo tallas porque el vestido azul rey se arrastraba más de lo que el diseño prometía originalmente y el pecho era un poco grande para ella. Terminó por hacer unas pinzas improvisadas para que al agacharse no pudieran ver más de lo debido. Los tacones eran horribles, el diseño no le importaba pero eran muy altos y delgados y no tenían ningún tipo de cinta para sostener el tobillo, caminar con ellos era terriblemente doloroso. Se preguntó si Dante los había escogido específicamente para torturarla. Nicol suspiró mirándose en el espejo una vez más con el improvisado maquillaje que había aprendido de su compañera de cuarto. Parecía que Dante Lyod había cumplido su promesa porque por la tarde había llegado a su cuenta una confirmación de deuda pagada y al llamar al hospital le habían asegurado la estadía de su padre. Así que lo soportaría. Porque su padre lo soportaría todo. El lugar usualmente desabrido y profesional se había vuelto un lugar lleno de luces y sonido. Personas llegaban frente a su Uber en elegantes autos con elegante ropa y elegantes caras. Nicol se sentía demasiado fuera de lugar, sin embargo el vestido no parecía tan fuera de lugar ahora que veía a las otras mujeres bajar de sus autos. El Uber finalmente se detuvo frente a la puerta y Nicol tuvo que hacer un esfuerzo por bajar de él decentemente. Si, definitivamente ella no servía para usar tacones. Una mujer la detuvo en la puerta que puso un sensor sobre su frente antes de dejarla pasar. Siguió a la chica rubia e impresionantemente alta que llegó sola confiando en que la llevaría donde debía ir. Efectivamente la llevó hasta el auditorio donde personas se paseaban y charlaban con sus bebidas sorprendentemente sin chocar entre ellas. Siguió con la mirada el camino que la chica rubia de un deslumbrante vestido n***o siguió y deseo no haberlo hecho porque al final frente a la barra se encontraba su jefe. No sabía lo que decían pero podía ver que el señor Walk estaba sorprendentemente conversador, sin embargo esa muralla de acero seguía frente a él. Nicol se preguntó si la chica también lo percibía. — Bueno querida ¿por qué no vamos a saludar? Nicol supo aun sin verlo que era Dante Lyod quien le hablaba. El comenzó a caminar frente a ella y se detuvo un segundo después al ver que Nicol no se movía. —Camina— le reclamó y Nicol se obligó a hacerlo. Si a su jefe le sorprendió verla ahí no lo demostró pero sus ojos se posaron en ella por un tiempo tan prolongado que Nicol olvidó como respirar. —Me alegra verla por aquí Alison.-- le dijo Dante. —No me lo perdería, los Walk siempre saben cómo organizar una fiesta de aniversario. — respondió la chica. Sus impresionantes ojos azules sobresalían aún más con aquel vestido. Incluso la mascarilla que llevaba no hacía deslucir en nada su atuendo. La confianza brotaba en cada poro de su cuerpo. Nicol se sintió más pequeña que nunca. —Oh déjame presentarte a la señorita Nicol Johnson. Es la nueva asistente de Azael. Nicol se dio cuenta que la atención de pronto estaba sobre ella. La chica la miró de pies a cabeza un par de veces antes de extenderle la mano con una amplia sonrisa. —Es un gusto Nicol. Nicol se apresuró a responder él saludo esperando que la chica no notara lo mucho que estaba temblando. —Dios mío estás helada— exclamó arrebatándole la mano. Nicol no supo qué hacer después de tener la mano extendida así que solo la hizo un puño y se cruzó de brazos. En realidad el temblor también se debía a que se estaba congelando ya que Dante le había prohibido traer algo más de lo que él le había asignado. No sabía dónde meterse cuando escuchó a la chica susurrarle a Azael Walk. —Desde cuando traes a tus asistentes a este tipo de fiestas. … Azael no sabía si Nicol era consciente de las miradas que estaba atrayendo. Probablemente no porque su atención parecía perdida en sus zapatos. No entendía porque ella insistía en usar ese tipo de zapatos si claramente le hacían daño. El que Alison apareciera parecía el remate de una semana fantástica, se dijo a sí mismo con sarcasmo. Ella se acercó para susurrarle algo pero él no estaba muy interesado en su conversación así que solo asintió con la cabeza como respuesta. Al menos el tener que mantener sana distancia la obligaba a comportarse medianamente más prudente. —Si nos disculpan— dijo de pronto Dante tomando el brazo de Nicol. Azael se preguntó cuándo se habían vuelto tan cercanos. Sintió que el dolor de cabeza quería volver. Probablemente era el alcohol. Se dijo mientras intentaba prestar atención a Alison que continuaba hablando. …
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