—¡Gabriel! —Una voz se oye firme muy cerca de la cara del profesor. Él abre los ojos bruscamente y unos orbes verdes lo miran, divertidos. Gabriel se sienta en la cama y la mira con los ojos bien abiertos. —¿Qué estás haciendo aquí? —Pregunta a Dayana, quien está sentada en la cama junto a él. Su cabeza es un completo caos. Sus sienes palpitan del dolor y se siente bastante mareado. Dayana lo toma de la barbilla y lo obliga a mirarla a los ojos. Con una linterna de bolsillo alumbra su vista dejándolo ciego por unos segundos. —¡Eso no es amable! —Gruñe Gabriel en respuesta a la presión que ejerce Dayana en sus párpados, obligándolo a soportar un intenso malestar con su bendita luz. —¿Sientes algún tipo de dolor? —Pregunta ella con el ceño fruncido. —¡Estoy bien! —Gruñe de nuevo, Gabr