Mawunko.
Muy pocas personas saben que entiendo y sé hablar la lengua de los blancos, aprendí por mi madre que su padre era un blanco, mis hermanos hasta Yerimen aprendieron bien, a los otros les costaba mucho pero gracias a los dioses me enseñó, aunque no la utilizo a menos que sea algo de este tipo, Caupolicán a mi lado esta firme cubriendo mi espalda por eso de mi confianza.
—"¿Qué hacen en mis tierras?".
—"Vinimos a ver al jefe". —tienen esos ojos pálidos que aborrezco—. "Tenemos un trato que hacerle".
—"Escucho". —me miran asombrados y uno asiente.
—"Veníamos a pedirle si nos deja quedarnos acá... Tenemos armas, podemos servir de mucha ayuda con eso". —se miran entre ellos asintiendo—. "Juramos no hacer nada fuera de sus leyes y respetarlo".
—"Nos busca la policía por algo que no cometimos y a estas tierras nadie viene desde que estas al mando". —miro a Caupolicán divertido y niega sutilmente.
—"Bien... Ya tenemos una respuesta".
—"¿Eh?". —dicen los dos—. "Pero si ni hablaron".
—"Este es mi hermano y hombre de más confianza". —lo miran y luego a mi—. "Y con solo una mirada ya sabemos lo que piensa el otro".
—"¿Y?'.
—"No se quedan".
—"Pero no nos hagas eso... No vamos a ser de estorbo".
—"No podemos irnos".
—"Y tampoco se van". —me miran sin decir nada—. "¿Crees que vamos a dejar sueltos a unos violadores? Mis hombres se van a encargar bien". —cuando salgo están algunos de mis hombres esperando las ordenes—. No los quiero volver a ver... Mátenlos.
—Si.
Miro el cielo donde las estrellas están en abundancia, cierro mis ojos escuchando el susurro de la naturaleza, me habla, me dice que hacer en mis días y eso es gracias a mi madre que sabia demasiado, pero mi padre la fue apagando con los años de hacerla sufrir. Abro los ojos enormes cuando entiendo que mi hijo esta por llegar a este mundo, del enojo por los blancos no entendía que me querían decir.
Corro hacia mi tienda y entro como un remolino, Yankiray me mira intrigada y se para con mucho esfuerzo de nuestro lecho.
—¿Y? ¿Qué pasó?.
—Mi hijo ya viene... Hay que prepararnos.
—¿Y cómo sabes eso?.
—Solo lo sé. —acomodo las cosas cerca de la estufa y acerco todo lo que creo voy a necesitar para que mi hijo venga a la vida.
—Aayyy. —la miro con mis manos temblando de miedo.
—Ya esta viniendo.
—Necesito caminar. —llega el amanecer y nada de que mi hijo quiere salir—. AAAAGGGG.
—Tranquila. —me abraza por el cuello tirando el culo hacia atrás medio inclinándose—. Ya va a venir.
—Me voy a morir.
—No digas eso Yan... Es solo dolor nada más.
—Es mucho, no lo soporto mas... Dame algo mas fuerte.
—Va a dañar a nuestro hijo si te doy mas hierbas, te di demasiado no puedo darte mas.
—Ya no lo soporto. —llora sobre mi hombro y no sé que hacer mas que envolverla con suavidad—. AAAAAGGGGGGG... ME DUELE MUCHOOOOO. —entierra sus uñas en mi espalda pero no digo nada, esta sufriendo y necesita descargarse—. Aaaagggg.
—Trae mas paños Yerimen. —los miro que están atentos a lo que les pida—. Corran la tela y no entren hasta que les diga.
—Si. —la acuesto y ella me mira con sus mejillas bañadas en lágrimas.
—Ya viene... Hay que sacarlo Yankiray.
—Mmjjjj. —la desnudo y le abro las piernas.
—Bien... Cuando venga el dolor puja.
—Si.
Grita a más no poder, el primer bebé siempre es el más difícil a mi parecer, las caderas se ensanchan, la v****a se abre muy grande por primera vez y eso debe ser un infierno de dolor, lo veo en todas las mujeres cuando van a tener, las ayudo lo más que puedo pero hay cosas que solo la naturaleza se puede encargar.
Puja con más fuerza y empiezo a verlo salir, no sé todavía su sexo pero esa personita es mía, yo la hice junto a Yankiray y eso me tiene ansioso en gran manera, quiero conocerlo, saber como es, saber que es, aunque no me enojaría para nada si es una mujer.
—Una más. —faltan los hombros y ya, mi hijo ya viene a la vida—. Vamos mujer se fuerte.
—aaaAAAAAAAAA. —cae rendida cuando mi hijo nace—. No doy más.
—Ya nació. —lo envuelvo en una manta y lo limpio mientras llora con fuerza—. Ya hijo mío, no llores.
—¿Es niño?.
—Si, un niño enorme.
—Mi Auca.
—¿Qué?. —eso me deja sorprendido en gran manera.
—Se va a llamar Auca... Por tu hermano mayor.
—Esta bien. —sonriendo lo pongo a su lado que de inmediato lo besa.
—Hola mi cielo y tierra. —veo sus lágrimas de felicidad al verlo por primera vez, lo acaricia y besa con suavidad—. Te voy amar toda mi vida con un amor tan fuerte que nada se le compara... Voy a hacer de todo para que seas feliz hijo mío. —una vez limpia y curada lo agarro de nuevo a mi hijo—. Mawunko. déjamelo un poco más.
—Debo presentarlo. —salgo de mi tienda viendo que esta todo mi pueblo ahí, esperando para saber si tienen un heredero o deben esperar otro parto mas—. LES PRESENTO A SU FUTURO CACIQUE. —gritan de alegría, nuestro pueblo esta seguro con la llegada de mi hijo—. AUCA MELILLAN.
Yankiray duerme con mucha paz totalmente agotada después de traer al mundo a mi inmenso hijo, y mis hermanos me miran bañar a mi hijo por primera vez, él gimotea pero no llora, paso mis manos con suavidad por su cuerpo gordito, que no va a sufrir Yankiray en tenerlo si es un crio gordo y grande, hasta tiene unos pequeños rollos en las piernas y brazos, es un crío sano y fuerte, muy orgulloso del buen hijo que me dio.
Una vez listo lo llevo con su madre que se necesitan, a penas lo acomodo a su lado ella se despierta.
—¿Quiere pecho?. —le da apretando sus dientes, hasta se lleva una mano a la boca ahogando un grito—. Aagggg.
—Voy a preparar un ungüento para tus pechos.
—Si por favor. —soporta hasta que mi hijo se duerme, pero hasta se tiró de los pelos del dolor.
—Déjame ponerte. —se mueve un poco y le unto sus pezones con suavidad—. Estoy orgulloso de ti Yankiray. —la miro que sonríe porque la alago—. Déjame complacerte con lo que me pidas por darme un hijo.
—Un caballo... Quiero un caballo.
—Así será. —paso mi mano por su cara acariciando—. De verdad que lo hiciste bien mujer.
—Dolió mucho.
—Lo sé. —se sienta y me estira las manos.
—¿Me ayudas a parar?.
—¿Qué quieres hacer?.
—Quiero hacer pis y preparar la comida... Los nenes deben comer comida.
—Esta bien. —no se de donde saca las fuerzas pero se pone a cocinar, y los nenes vigilan a Auca como si fuera una presa a la cual deben vigilar para poder atraparla.
—¿Cómo se porta?.
—Se mueve mucho. —dice Yerimen divertido—. Dentro de la panza de Yan se movía así por eso le movía toda la panza.
—A bebé Yan. —dice Aneley apuntándolo mientras me mira.
—Si... Nuestro bebé. —digo riendo por como están hipnotizados—. Debemos cuidarlo mucho.
—Si.
—Vamos acomodar la mesa que ya esta.
—Yo te ayudo. —voy por ella así la siento en las almohadas para que este comoda—. ¿Ahí estas comoda o acomodo algo mas?.
*****
Yankiray.
Me despierto sintiendo que Auca gime, duerme a un lado mío donde Mawunko le preparó algo bien suave y cálido para que no este con nosotros en las pieles donde le da terror aplastarlo o lastimarlo, y la verdad que lo agradezco porque hasta a veces termina arriba mío que me aplasta con fuerza donde se gira con todas sus fuerzas, creo que aún no se acostumbra a tenerme en la misma cama.
Me siento y de inmediato le doy pecho, lo acaricio y sonrío cuando gruñe mientras chupa con fuerza, estoy cansada, muy cansada pero el amor hacia mi familia es más grande, me levanto aún cuando mi cuerpo no responde a nada, cocino, lavo, limpio y sigo con mi rutina como si tener a Auca no me hubiera afectado, cierro los ojos suspirando pero de golpe me mueven, cuando abro los ojos es Mawunko y me doy cuenta de que es de día.
—¿Qué pasa?. —estoy sentada y Auca en mis brazos pero apoyado en mis piernas dobladas y mi pecho afuera—. ¡Ay!.
—Vamos afuera.
—¿Para?. —me cubro bien y le doy al bebé asi lo agarra.
—Quiero mostrarte algo. —cuando salimos el sol me ciega donde aún estoy medio dormida—. Ahí esta tu petición.
—¿Eh?. —miro a una yegua hermosa que esta muy dócil parada con unas telas en el lomo, salto riendo y él me sonríe—. Aaagggg.
—¿Te gusta?.
—Siii siii siii. —lo abrazo saltando, le doy un beso en los labios y corro hacia la yegua sin poder creerlo—. Hola hermosa... Eres muy bella. —siento una mano en mi cintura y me apoyo en él sabiendo que solo Mawunko me tocaría de tal manera—. Gracias Mawunko. —me giro llorando sobre sus brazos.
—No llores mujer. —me aprieta con fuerza con su brazo libre—. ¿Por qué lloras?.
—Nunca me habían regalado algo así. —lo miro limpiando mi cara—. En realidad nada me han regalado, es lo primero, bueno... El primer regalo es Auca y ahora esta yegua hermosa.
—Bueno... Vamos a montarla.
—No sé hacerlo, nunca monté un caballo, mi madre no me lo permitió nunca.
—Yo voy contigo, no tengas miedo.
Con un solo brazo me sube arriba del animal, me marea un poco donde es muy alta, siempre anduve en carretas que son altas pero la diferencia es que vas sentada viendo un espacio dentro de todo amplio no como ahora que miro a mis lados solo viendo el suelo en el cuál puedo caer, me pasa a Auca que no se como agarrarlo por miedo a caer, pero salta atrás mío envolviéndome dándome estabilidad y confianza para envolver a mi hijo sobre la tela en la que lo ando trayendo en todo momento para poder tener las manos libres, y ahí veo que casi todo el pueblo nos mira, también veo a la amante de Auca mirarnos mientras aprieta sus manos con fuerza, debe tener ganas de agarrarme de los pelos pero tampoco me regodeo porque no debe ser así, ella tiene ilusiones como yo las tengo, ella de ser la esposa de Mawunko y yo de que no me saque mi puesto de principal.
Vamos lento, disfruto de la vista como nunca lo disfruté, hasta el aire lo disfruto y todo lo que nos rodea, estoy feliz, jamás monté un caballo porque mi madre no me dejaba, y jamás me dieron un presente que esto me tiene vuelta loca de felicidad, al fin alguien hace algo que quiero, nunca me dejaron hacer algo que me gustara que esto es la primer cosa para mi.
—¿Cómo la vas a llamar?.
—Bella... Es muy bella... ¿Te parece?
—Como la nombres va a estar perfecto... Es tuya, yo mismo la adiestre y es muy mansa.
—¿Cómo la tengo que manejar?. —lo miro sobre mi hombro—. No tengo idea de como se hace.
—Así. —mueve las riendas levemente hacia la derecha y la yegua va hacia ahí—. Responde suavemente.
—Bien... ¿Puedo intentar?.
—Si. —pone sus manos sobre las mías y me ayuda—. ¿Es fácil viste?.
—Si... Tengo que ver cuando ande sola.
—Por ahora no vas a salir sola.
—¿Por?. —sigo sonriendo y miro a Auca que va envuelto en la tela sobre mi pecho—. Auca, estamos a caballo hijo.
—Yankiray... No quiero que andes sola, no agarres jamás el caballo sin avisarme.
—Pero si la adiestraste bien.
—Igual. —me envuelve apretándome y me da unos besos en el cuello que me hacen escalofríos—. Hazme caso mujer.
—Esta bien, no me retes.
—Eres mas terca que una mula.
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Mi bebé hermoso ya tiene dos lunas nuevas de nacido, es hermoso, todos los días lo beso por toda su carita y me lleno de alegría al verlo tan fuerte y sanito, crece mucho y toma mucho pecho, pero eso no me molesta porque quiere decir que esta creciendo bastante.
Salgo a colgar ropa cuando lo veo arreglando unos toldos con los hombres, ríen todo el tiempo diciéndose cosas y trabajan a la vez, aún de todo el tiempo que estoy acá no logro acostumbrarme al ver a los hombres trabajar todo el día, y lo que más me sorprende es que están sobrios en todo momento, es mas, no he visto a nadie ebrio.
—Ya se durmió. —miro a Yerimen asintiendo.
—Si, quiero aprovechar de ir al lago a lavar los platos.
—Si... Ve tranquila yo lo cuido. —camino con mi fuenton con las cosas sucias para lavar una vez mas.
—Yankiray. —me giro viendo a la amante de Auca venir hacia a mi como cada vez que me la cruzo—. Te veo feliz.
—¿A si?.
—No lo entiendo. —se me acerca y sonríe—. Tu hombre viene a mi cada noche y tú feliz por eso. —sonrío de lado y ella se pone seria.
—¿Y a ti te gusta ser la segunda? La que cuando yo no lo recibo te busca. —su cara se transforma donde le cuesta mantener la sonrisa—. ¿Te gusta ese lugar?.
—Mawunko es mío y te lo voy a demostrar.
—¿Qué pasa acá?. —lo miro y ella sonríe.
—Hablaba con la principal. —eso no me gustó nada, fue como que da por hecho de que hay otra por eso del titulo, lo miro poniendo mi mejor cara de inocencia.
—¿Cabalgamos Mawunko? Quiero pasear un poco ¿hace cuánto no lo hacemos?.
—Si claro. —me sonríe girando un poco dándole la espalda a Aria—. Voy por Flecha.
—Si. —va corriendo y paso por su lado.
—¿Sabes lo qué tienes que saber?. —le hablo a su oído—. Si un hombre corre por tus peticiones es tuyo. —la miro a los ojos odiándome por hacer esto pero no voy a dejar que me siga humillando—. Y por más que hayan calienta camas... Nunca... Nunca vas a remplazarme. —cada vez respira más fuerte—. A fin de cuentas... Eres la segunda y cuando esta satisfecho te deja ahí donde lo satisfaces... Nada más.
—YAN. —dejo los platos adentro de la tienda.
—¿Cau me cuidas un poco a Auca? Vamos y venimos.
—Si... Yo los cuido. —me tiende la mano y salto atrás de él.
—Agárrate fuerte que te voy a mostrar la fuerza de mi semental.
—Siiiii.
Aria nos mira irnos y aunque quedó callada cuando le hablé sé que ella se lleva toda la atención de Mawunko o él no la seguiría buscando como lo hace día a día, o ella no se tomaría las atribuciones de hablarme tan confiada de su puesto como lo hace.
Abro los brazos riendo a ful por sentir la fuerza del trote del caballo, andamos así hasta que volvemos a la tienda para ver a Auca.
—Gracias por el paseo Mawunko.
—Cuando quieras me pides un paseo y vamos a donde sea. —me mira a los ojos—. Cuando quieras.
—Gracias. —me quedo viendo como va a guardar a Flecha cuando veo a Aria atrás de él, voy con cuidado para ver que hacen.
—¿Hasta cuándo?. —ella se le acerca llorando—. Te vas con ella como si nada.
—Es mi mujer.
—¿Yo dónde quedo? ¿Cuándo se lo vas a decir? Ella aprovecha cada oportunidad para humillarme.
—¿Yankiray humillándote? No te creo.
—Me dice que soy tu amante y me buscas cuando ella no quiere acostarse contigo. —queda en silencio sin decir nada—. ¿Entonces es verdad?.
—Mejor dejemos esto acá.
—No me vas a ver hace días. —frunzo las cejas ya que él no duerme hace días en el toldo, ¿tiene a otra?.
—Basta Aria.
—¿Cuándo lo vas anunciar? Estoy harta de esto.
—Mañana... Mañana anuncio que vas a ser mi segunda esposa delante de todo el pueblo y...
Si dijeron algo después de eso no lo sé, no escuché más, vuelvo a la tienda y me voy hacia mis cosas, ¿así que va a tener otra esposa? Bien... Que la tenga, a mi no me tiene más, no voy a ser la que se lleva las sobras, no voy a ser la que se queda mirando como las otras lo tienen más que yo... No... Jamás eso y por mucho tiempo lo pensé y quise convencerme de que podía aceptarlo, pero ahora que se va a hacer realidad no puedo.
A la noche cuando todos duermen guardo mis cosas y las de mi hijo en una bolsa de cuero que traje, cargo otro bolso con alimentos y los cuencos de cuero con agua, envuelvo a Auca a mi pecho y lo tapo lo más que puedo, miro a los nenes dormir y lo lamento, lo lamento en gran manera pero aguanté todo este tiempo que él tenga una amante, ¿pero aguantar otra esposa? Jamás.
Cargo a Bella con todo y me subo, logro salir sin ser vista y a lo lejos miro las tiendas, el infeliz no se va a dar cuenta de que me fui hasta que vaya por comida en la mañana.
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