—Tristan— mi voz sale como una suplica desesperada porque no pierda el control. —Entonces estas enamorado de mi esposa, Franco.— se ríe ligeramente pero no hay humor en su expresión. Solo rabia. El hecho de que Franco se quede en completo silencio sin siquiera negarlo o defenderse no hace más que empeorar la situación. —Tristan, no es lo que crees… —¿Ahora estas intentando defenderlo, Annie? —Yo no… Su mirada se detiene en donde Franco me esta sosteniendo y él me suelta. Puedo ver que el cuerpo de Franco se ha movido ligeramente para quedar entre Tristan y yo. Tristan también se da cuenta. —¿Qué te ocurrió en el brazo?— pregunta tomándome desprevenida. —Me quemé cocinando— respondo.— Franco iba a llevarme al hospital pero me negué— añado intentado que suavice el golpe de alguna ma