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La esposa del jefe de la mafia

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En un intentó desesperado por conseguir dinero Annie terminó debiéndole al líder de una de las mafias más peligrosas del mundo: Tristan Thorsen. Ella no sabía lo mucho que su vida cambiaria después de esto y mucho menos esperaba el ardiente deseo que el jefe de la mafia italiana despertaría en ella.

Ahora esta atrapada junto a él irremediablemente y su pequeña hija enferma parece estar tan encariñada con él, como él con ella. Annie sabe que ya no puede dar marcha atrás. Tristan Thorsen ahora forma parte de su vida.

Pero ¿Podrá ella formar parte de la vida de él? Annie descubrirá que ser la esposa del jefe de la mafia es tan atrayente como peligroso. Especialmente cuando una guerra de clanes comienza poniendo su felicidad en juego. Annie tendrá que tomar una decisión. Seguir junto a Tristan o tomar a su hija y protegerla de el peligro que él representa.

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Capítulo 1: Si, acepto
—¿Es normal que haya tantos hombres armados en una boda?— pregunta mi madre mientras bajamos del auto blindado n***o. En el auto vienen con nosotras cinco de los hombres de Tristan y tres más al bajar. Cabe decir que prácticamente todos los “invitados en la boda” son sus hombres que harán de guardaespaldas en caso de que algo salga terriblemente mal y algunos de los conocidos de Tristan que serán principalmente testigos de que todo se haga conforme a sus reglas. Suspiro mientras veo sus armas asomarse de sus sacos. Esta es la vida que elegí. Elegí quedarme con Tristan, sabía que no sería fácil. Mis piernas comienzan a temblar. Debo llegar al altar. Siento un agarre en mi brazo y veo a mi madre junto a mi ayudándome a sacar el resto del enorme vestido del auto. Tristan insistió en que comprara el vestido en una costosa boutique que solo tenía vestidos realmente enormes. Este sin duda es el más discreto y sigue sintiéndose más pesado que yo. Yo quería una boda discreta pero Tristan tiene que mantener cierto estatus o eso me explicó. Parece que dentro de la mafia también tienen sus egos y sus protocolos. Al ser el jefe de la mafia no puede tener una simple boda sencilla. Lo haría ver débil o algo parecido. Me siento como si me estuviera casando con el rey de Inglaterra pero con menos cámaras siguiéndome y pistolas con silenciadores en lugar de coronas. Me da un gran alivió ver a Lu junto a Leo en la puerta de la iglesia listos para entrar en cuanto les toque el turno. Y así comienza. La musica de violín en vivo acompañada de un piano de cola viene desde el altar. Y Tristan… Tristan esta esperándome al otro lado. Tomó el brazo de mi madre mientras Lu y Leo entran primero uno delante del otro con los anillos. Mis piernas tiemblan más que nunca. Franco esta junto a Tristan. Me dedica un gesto de respeto con la cabeza cuando nuestras miradas se encuentran. Veo varios rostros desconocidos de hombres y mujeres en el público. Yo realmente no quería invitar a nadie que no conociera pero Tristan dijo que era necesario que su gente me reconociera como su esposa si quería protegerme. Pues bien. Hagamos esto. Cuando mi madre toma mi mano para ponerla sobre la de Tristan siento su temblor y su frío. Sin duda estar rodeadas de hombres y mujeres armados hasta los dientes listos para matar si es necesario nunca es muy agradable. Tristan toma mi mano y por un momento mis piernas dejan de temblar y el frío en mi cuerpo se va disipando. Por un momento me dejo creer que estaré a salvo, que no tengo nada que temer. Qué él va a cuidar de mi. Entonces el sacerdote comienza a hablar rompiendo ese momento y el temblor vuelve a mi con mayor fuerza. ¿Realmente voy a hacer esto? ¿Realmente voy a casarme con el jefe de la mafia? Miró a mi hija que sostiene mi anillo con orgullo en un bonito cojín de terciopelo rojo. Ella me sonríe con entusiasmo ajena al peligro al que la estoy sometiendo producto de mis decisiones. Entonces llegan esas palabras. —¿Annie, aceptas a Tristan para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe? Miró a Tristan que no ha soltado mi mano en toda la ceremonia. El desliza la mano de mis dedos a mi muñeca y presiona un poco más como si me dijera que no me dejará ir incluso si respondo negativamente. Pongo mi mano libre sobre la suya y lo aprieto en respuesta. Espero que entienda mi mensaje, que no iré a ningún lado. —Si, acepto. Tristan finalmente se relaja. —¿Y usted señor Thorsen promete cuidar de Annie y protegerla en la salud y en la enfermedad, amarla y respetarla hasta que la muerte los separe? Me sorprendo de que los votos de Tristan sean más largos. Cuando lo veo sonreírme me doy cuenta de que él mismo los preparó y cuando veo la atención de los invitados entiendo por qué. Esta haciendo una declaración a todos ellos, el va a protegerme ahora por lo que si alguien intenta dañarme será inmediatamente un enemigo. Eso hace saltar mi corazón pero no se si es de alegría o de miedo ante las perspectiva de que alguna de estas elegantes e intimidantes personas quiera lastimarme. O a Lu. Entonces ocurre algo que no ensayamos. Tristan le hace un gesto a Lu quien se acerca también confundida. Hay un pequeño murmullo en la sala. Entonces Tristan se arrodilla ante ella. El murmullo se convierte en un escándalo tan grande que el sacerdote tiene que hablar para callarlos. Miró a Tristan sin entender que esta haciendo pero su atención esta sobre Lu. —Lu, tú ahora pasaras a ser oficialmente mi hija, una Thorsen, como mi hija prometo cuidarte, educarte y guiarte para que seas una mujer Thorsen fuerte e invencible, frente a todos aquí te acepto y te reconozco como mi hija legitima. Agarro con fuerza el ramo en mis manos y siento a Franco ofrecerme su brazo de apoyo cuando vuelvo a debilitarme. ¿Tristan realmente esta haciendo esto? No se en que momento las lagrimas comenzaron a bajar por mis ojos pero no se detienen. Lu llora también. Entonces el sacerdote habla. —¿Lu, prometes aceptar al señor Thorsen como tu padre, tomando el apellido Thorsen como propio, respetarlo y quererlo como tu padre a partir de ahora y hasta que la muerte los separe?— el sacerdote parece tan conmovido como yo por sus propias palabras que parece Tristan le ha hecho aprenderse. Lu se limpia desesperadamente las lagrimas del rostro con el borde de su manga como si se avergonzara de que Tristan la vea llorando pero es él quien saca un pañuelo y hábilmente le limpia el rostro. Entonces Lu sonríe. —Debes responder “Si acepto” si estas de acuerdo Lu.— le sugiere Tristan. —Si, acepto— responde Lu rápidamente y se lanza al cuello de Tristan que logra mantener el equilibrio por poco. Cuando él finalmente se levanta y vuelve junto a mi se que he tomado la decisión correcta. Se que no debo hacerlo pero me paro de puntitas y le planto un beso en los labios que él recibe con sorprendente rapidez. —Supongo que puede besar a la novia— bromea el sacerdote al ver que no nos hemos separado. Escuchó algunos risas a lo lejos. Tristan tira de mi nuca hacía él profundizando el beso y se que no vamos a separarnos pronto. —Tristan tenemos que salir de la habitación algún día.— bromeo cuando lo siento envolver mi cintura impidiéndome mover. —Lu esta con tu madre y es mi noche de bodas— me susurra él y en un instante esta sobre mí impidiéndome huir. Lo miró tratando de fingir mi molestia lo mejor posible. No logro convencerlo o no le importa mi molestia por que su boca esta sobre mi cuello en un instante y sus manos sostienen mis muñecas junto a mi cabeza mientras lo hace. —Eres incansable— le susurró y mi voz sale como un incomodo gemido. Él sonríe contra mi cuello mientras comienza a bajar lentamente. Brinco cuando siento sus labios atrapar mi pezon. Dios, ¿por qué es tan hábil con la lengua? Voy a volverme loca. Él sigue bajando. Lo siento abrir mis piernas y luego levantar mis rodillas dejando mi humedad completamente accesible para él. Se que no es la primera vez que hace esto pero no puedo dejar de sentirse un poco avergonzada mientras él me mira con tanta hambre. En un instante su boca esta sobre los labios húmedos de mi v****a. Desde que le dije que estaba embarazada y me propuso casarnos, él se ha centrado mucho más en mi placer que en el suyo, no es que me queje, no se si sean las hormonas del embarazo o mi convivencia con él pero mi deseo s****l esta diez veces más intenso de lo usual. El hecho de que él pase al menos una vez al día con la cara enterrada entre mis piernas solo lo empeora. Tristan es como una droga para mi, nunca puedo tener suficiente de él. Me desconozco. El orgasmo me alcanza como una ola arrollándome en el mar sin previo aviso y solo puedo aferrarme a las sabanas mientras él sigue succionando, lamiendo y acariciando sin intención de detenerse. A él le encanta hacer eso. Parece disfrutar realmente de mi desesperación cuando alcanzo el orgasmo y estoy demasiado sensible y débil para detenerlo. Entonces alguien toca a la puerta cerrada del cuarto. Puedo ver a Tristan pasar de excitado a molesto en media fracción de segundo. —¿Señor siento molestarlo pero hay un asunto que debe atender ahora? Es Franco. —¿Justo ahora?— responde Tristan que parece listo para volarle la cabeza a Franco. Me enderezo y tomo su mano llamando su atención. —Esta bien, ve. Tomaré un baño y comeré un poco mientras puedo librarme de ti— bromeo. Él sonríe ante mis palabras antes de finalmente tomar su ropa de mala gana y vestirse frente a mi. Parece que va a salir de la habitación pero se da media vuelta y me besa en los labios tomándome por sorpresa. —¿Señor, esta listo? Gruñe contra mis labios antes de finalmente separarse y alcanzarlo. —Si no fuera tan bueno en su trabajo lo despediría ahora mismo.— me susurra dejándome finalmente. . —¿Qué es tan importante que no podía esperar hasta mañana? —Llevan en esa habitación tres días… señor— Franco añade la última palabra al ver mi mirada de ira. —Se que fuiste mi padrino de bodas pero eso no te da derecho a esta insubordinación. ¿Quedó claro? Franco me mira con temor. —Lo siento, señor— añade rápidamente. Mucho mejor. Entramos a mi oficina en mi edificio. Ahora este lugar tiene un valor diferente. Aquí fue dónde Annie me buscó voluntariamente, donde me eligió, dónde volvió a mi después de dejarla ir. Mi oficina es extremadamente minimalista y su mayor diseño esta en el amplio escritorio que tiene una larga puerta secreta a lo largo que debajo esconde catorce tipos de arma de fuego diferentes. La superficie de cristal es realmente elegante pero no he podido dejar de pensar en lo maravilloso que sería tomar a Annie sobre mi escritorio y hacerlo sobre una superficie de cristal podría ser un poco peligroso. Debo cambiarlo pronto. Me siento tras el escritorio y Franco se sienta frente a mi. —¿Y bien?— preguntó inclinándome sobre la silla giratoria. —Derek Walk esta muerto. Si, definitivamente eso no lo esperaba. Me apoyo en el escritorio al escucharlo. —¿Qué? Ese desgraciado hijo de perra, dueño de la mitad del mundo, ha estado al frente de las mafias más importantes, la rusa, la inglesa, la coreana, todas menos la mía, nunca se lo permití por eso se alió con Gianna para intentar deshacerse de mi y hacerse de mi poder. Derek Walk siempre fue un experto escurridizo, imposible de atrapar, imposible de matar, imposible de vencer. ¿Y ahora estaba muerto? —¿Cómo? ¿Quién? Franco de pronto parece un tanto perturbado cuando me responde. —Sus hijos. Mi rostro imita al de él cuando me responde. ¿Qué caraj… —¿Sus propios hijos lo mataron? Él asiente de inmediato. —Me temo que si. Pero es extraño. —¿Qué es extraño? Franco se lleva una mano al rostro como si mirara hacía atrás y analizara la nueva situación. —Ninguno de sus hijos parece interesado en sus negocios, todos han tomado sus propios caminos. ¿Por qué matarlo entonces? Tengo exactamente la misma pregunta en mente. —Aún qué hay una excepción.— añade de pronto. —¿Una excepción? No me gusta como suena eso. —Su hijo menor, lo han visto cerca de los almacenes hablando con los antiguos hombres de Derek Walk. Parece…—Franco duda— parece que confían en él. —¿Su hijo menor?— pregunto.— ¿Caín Walk? Pienso en el hijo menor de Derek Walk que ha salido en las noticias por numerosos escándalos con las esposas de políticos importantes, parece que las mujeres están siempre encantadas de serles infieles a sus maridos con él. —No— dice Franco— Parece que Derek Walk tiene otro hijo, uno más joven. —¿Otro hijo? —Su nombre es Aron Walk. Aron Walk. Yo no sabía en aquel momento que ese nombre se convertiría en mi peor pesadilla. Nota de la autora: ¡Y arrancamos de nuevo! Bienvenidas personitas bellas a esta nueva aventura, siento la ausencia pero necesitan el descanso, ahora si empezamos con todo. Quiero recordarles que es muy probable que esta historia entre a s*********n ya que la historia de Aron será gratis. Nos vemos en el siguiente capítulo.

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