—¿No es un poco demasiado?— pregunto al ver llegar el segundo camión de carga al edificio. Afortunadamente en el sótano hay una sección para guardar las cosas que no se suelen usar tan concurridamente porque todo aquello no entraría en el departamento por más que estemos en el penthouse. —No.— me responde Tristan simplemente. Lucho por no reírme. —¿De verdad? ¿Es que la fiesta va a durar varias semanas? El deja su tableta sobre la mesita de la sala para mirarme. Yo estoy de pie frente a la ventana viendo un tercer camión de carga llegar también. —Es la fiesta de mi primogénita, no puede ser algo sencillo. Sería un insulto para ella y para mi. Honestamente estoy conmovida y preocupada en partes iguales. —Estoy segura que a Lu le encantará.— respondo dejando que mi lado conmovido gane