Capítulo 5: Lecciones de esposa. Lección 3

2319 Words
Lección 3: Confía. —No puedo. —Annie… —Son las dos de la mañana, mamá. ¿Por qué no ha regresado? ¿Y por qué carajo no contesta mis llamadas? —Annie sabes que su trabajo no es normal, no creo si quiera que tenga un horario. Suspiró y me siento con trabajo en el sillón. No entiendo a esas mujeres que pueden estar embarazadas y mostrarse prácticamente perfectas en todo momento cuando yo estoy luchando por no orinarme encima en cada momento. Tan solo esa mujer, Ada Walk, quien había estado saliendo en las noticias mucho antes de que naciera su bebe ella era capaz de presentarse muy embarazada en las entrevistas ¡En tacones!. Simplemente imaginarlo hace que me duelan los pies hasta gritar. —Lo se, lo se. Solo es difícil hacerme a la idea de que mi esposo no ha llegado a casa por qué esta matando o torturando a alguien en algún lugar o haciendo negocios con sustancias ilegales. Veo a mi madre sonreír mientras me extiende un te sin cafeína seguramente esperando que eso me calme. —En realidad preferiría eso a que este en algún club de stripers como los hombres normales.— me dijo mi madre. —Ya se solo qué…—cierro los ojos mientras me recuesto en el sofá. —¿Es solo qué… Mi madre me ayuda a enderezarme para poder llevarme el te a los labios y darle un par de sorbos. —Solo que tengo miedo de que un día él simplemente se enfrente a algo tan peligroso que termine alejándolo de mi lado… yo… tengo miedo de perderlo. Mi madre no parece en absoluto sorprendida por mi afirmación. Ella se sienta a mi lado y pone su mano sobre la mía mostrándome su apoyo. Recuerdo el día que Tristan me pidió matrimonio. En realidad no fue una petición fue más como… como una orden. Casi me rio al recordar. Era por la noche después de confesarle a Tristan que estaba embarazada. . Estoy recogiendo los juguetes de Lu cuando Tristan entra al departamento, miro el reloj sobre la televisión. Es exactamente las una de la mañana. —¿Lu esta dormida?— me pregunta entrando sin aliento como si hubiese corrido un maratón. Lo veo tropezar un poco por la puerta, las gotas de sudor recorren la línea de su cuello hasta el escote de su camisa que ha desabotonado descuidadamente. Luchó por no mirar como la camisa se le pega a los músculos marcados de su abdomen. —Intentó esperarte despierta pero cayó dormida a las doce poco después de la cena. Tristan asiente como si ya esperara esa respuesta. Entonces da dos zancadas grandes hasta mi y tira de mi mano de forma tan fuerte e inesperada que dejó caer el control del videojuego que afortunadamente cae sobre la alfombra. Algo redondo y suave termina en mi mano mientras Tristan no deja de sostener mi muñeca con firmeza. —Nos casaremos en un mes. ¡¿Qué?! —Tristan… El abre la pequeña caja de terciopelo rojo por mi y en su interior hay un anillo con un diamante en forma de cuadrado tan grande que de solo mirarlo puedo imaginar lo pesado que es, ademas esta rodeado por un marco de pequeños diamantes que centellean en mi dirección. —Tristan… —¿Solo vas a repetir mi nombre?— me pregunta enarcando una ceja con cierta molestia pero las palabras se ahogan en mi garganta. Como yo no respondo él toma el anillo de mi mano lo saca de su caja y vuelve a tomar mi muñeca para deslizar el anillo en mi dedo con tanta rapidez que solo me doy cuenta hasta que ya tengo el anillo puesto. —Ahora esperas un hijo mio, Annie. Ese niño nacerá conforme a las reglas de mi clan, nos casaremos antes de que él nazca y tu serás mi esposa. Me asegurare de que a nadie le queden dudas de ello y este anillo es solo el comienzo. Asegúrate de no quitártelo a partir de ahora. ¿Entendido? No puedo evitarlo, una pequeña risa sale de mi boca lo que llama su atención. —¿Te parece gracioso? —Tristan… ni siquiera te he dicho que si.— sonrío.— pero tu ya estas planeando la boda. Puedo ver su mirada oscurecerse un instante antes de sentirlo sostenerme de los hombros y retenerme contra su cuerpo. —Eso no esta a discusión. Tu eres mía, eres mi mujer, tu misma lo decidiste cuando fuiste buscarme ese día en lugar de tomar tu libertad y alejarte de mi, no puedes esperar ahora que te deje ir, eso ya no es una opción para ti. Suena molesto y se que quiere sonar intimidante pero puedo escuchar el miedo en su voz, el miedo a que le diga que no. Con el tiempo he aprendido a leerlo mejor. La sonrisa regresa lentamente a mi rostro y tomo el suyo entre mis manos. —Nunca dije que no. Solo que aun me asombra lo controlador que eres.— rio y lo siento relajarse entre mis manos.—al menos deberías arrodillarte y pedírmelo correctamente. ¿No crees? Tristan parece asombrado y poco a poco va relajándose. Realmente no esperaba que lo hiciera pero veo con asombro como se pone de rodillas frente a mi. —Serás mi esposa ¿no es así Annie?— pregunta mientras sostiene mi mano que ya tiene el anillo. Me abstengo de decir que su propuesta parece más una amenaza que una petición. —Si, Tristan, seré tu esposa.— no puedo evitar que mi voz flaquee en ese momento, Tristan lo nota y se levanta para quitar la lagrima que yo no me di cuenta que se había escapado de mi rostro. —Por supuesto que lo serás— me dice él antes de comenzar a besarme. Lo siento empujarme mientras su lengua encuentra un lugar dentro de mi boca. Yo caigo en el sillón, él esta sobre mi en un instante y sus manos se meten debajo de mi blusa para atrapar mis pechos con fuerza. . —¿Estas bien Annie? Te ves algo roja. Me aclaro la garganta alejando los recuerdos incómodos de mi mente. —Si, solo estoy cansada— respondo terminándome el te y dejándolo en la mesita frente a mi.— eso y mi vejiga va a explotar en cualquier momento, lo juro. Mi madre me ayuda a levantarme y me acompaña al baño. Justo estoy saliendo de este cuando lo escucho. —Lo siento, ¿sigues despierta? Tristan entra en ese momento. Y apenas me mira. Lo veo ir directamente a la cocina. Por supuesto que lo sigo pero cuando estoy por entrar a la cocina él sale casi estampándose conmigo. Por Dios. —Apestas a alcohol.— le digo haciendo un gesto con la mano para cubrirme la nariz. Su ojos están vidriosos y apenas y me enfoca correctamente. —Me encontré con un ex inversor y bebimos un poco. Lo siento. Él pasa a mi lado y de nuevo apenas me mira a los ojos como si se avergonzara profundamente de algo. Realmente tengo que hacer un esfuerzo para no empezar a especular cosas. —Deberías ir a dormir, mañana tendrás una resaca terrible. —Debo salir de nuevo pero volveré en unas horas. —¿De nuevo? ¡Tristan estas completamente ebrio! ¿Cómo vas a salir así? Es raro incluso el hecho de verlo sostenerse con tanto trabajo. Nunca lo había visto así. Miró a mi madre al otro lado de la habitación que esta tan sorprendida como yo por su estado. Entonces él que se había estado sosteniendo de el respaldo del sillón para mantenerse de pie camina hacía mi y me estrecha entre sus brazos casi tirándome en el proceso. Es realmente pesado cuando no se sostiene por si mismo. —Sabes que te amo ¿verdad Annie? ¿Qué… Miró al pasado pero no recuerdo haberlo escuchado decirme te amo antes. Al menos no sin que este encima de mi en medio de un orgasmo. Esto suena mucho más… sincero. Y aterrador. —Tristan ¿qué esta sucediendo? Él me besa el cabello y se aleja y sin darme una respuesta sale del departamento dejándome completamente muda. ¿Qué rayos acaba de pasar? . Tristan no volvió al día siguiente. Ayudo a Lu a alistarse y Leo ya esta en la puerta para llevar a la escuela junto con dos de los hombres de Tristan que irán custodiando el auto de Leo a la distancia ya que Tristan no deja que Lu viaje sola con nadie que no sea Leo o Franco. Después de terminar de cepillar el cabello de Lu me arrodillo frente a ella para estar a su altura. —Si alguien te molesta hoy debes decírmelo ¿de acuerdo? No debes guardarte nada y no olvides decirme si comes algo fuera de tu dieta ¿esta bien? Lu asiente enérgicamente. —Si mamá— me dice con su tierna voz y yo sonrío.— ¿dónde esta papá? Eso me hace perder la sonrisa pero pongo una expresión de falsa tranquilidad en su lugar. —Él tiene trabajo, Lu. Sabes que es un hombre ocupado pero volverá a tiempo para comer contigo ¿de acuerdo? Mas le vale. Lu asiente pero noto algo de angustia en su expresión. ¿Se habrá dado cuenta de algo? Lo dudo, ella estaba profundamente dormida a noche y quiero creer que mi falsa expresión de tranquilidad no luce tan falsa como creo. —Ve por tu mochila al cuarto ¿de acuerdo? Lu asiente y en cuanto la veo entrar a su habitación le hago un gesto a Leo para que se acerque quien lo hace inmediatamente. —Leo, no se como decirte esto, se que es tu trabajo pero…— me aclaro la garganta mientras él me mira con esa expresión de preocupación y culpa que me desarma por completo— solo… por favor no lastimes a ninguno de los niños de la escuela ¿de acuerdo? No podemos dejar que Lu sea expulsada de nuevo, debes contenerte ¿esta bien?, puedes inmovilizarlo pero no les rompas nada. Incluso decirlo es extraño. Su rostro se torna mas triste y casi quiero retirar lo que dije. —Lo siento mucho signora Thorsen— me dice él llamándome por el apellido de Tristan— jamas quise traerle problemas a usted, mucho menos a Lu. Prometo que no se repetirá. Sonrió. —Eres un buen chico Leo— pongo una mano en su brazo buscando que se tranquilice— no estoy molesta contigo y me alegra que Lu te tenga, se que ella estará a salvo a tu lado. Sus ojos se abren con sorpresa y lo siento tensarse un momento antes de que su expresión se ilumine con una expresión casi infantil. —Gracias signora. Prometo cuidar a Lu con mi vida. En ese momento Lu sale y su rostro se ilumina también al ver a su amigo. —Váyanse ahora o llegara tarde.— digo conteniendo una sonrisa. Se que me quejo mucho pero en realidad estoy agradecida de lo que tengo, del hombre a mi lado y las personas maravillosas que han llegado a mi vida. Pese a las poco ortodoxas circunstancias. . Y Tristan tampoco llega en todo el día. Lucho por que Lu no se sienta triste cuando él no llega a comer. Finalmente en la noche él llega. Afortunadamente no esta ebrio como la noche anterior pero puedo notar lo desalineado y mal que se ve. Me estoy cansando de esto. Fue suficiente. —¡Tristan Thorsen!— exclamó al verlo entrar a la casa como un ladrón.— ¿Qué esta sucediendo?— pregunto con las manos en la cintura. Bueno en donde estaba mi cintura antes de que mi pequeño pedazo de vida comenzara a crecer en mi vientre haciéndome parecer un enorme balón de playa. Tristan me ve y parece vagamente sorprendido y poco asustado. ¿Yo asustando al gran Tristan Thorsen? Me sorprendería si no estuviera tan molesta. Franco entra tras Tristan con un aspecto mucho más decente. —Señora Thorsen, lo mejor será que espera a mañana ha sido un largo día.— Franco intenta defender a mi esposo. Entonces conforme Tristan se acerca a mi noto que pese a que no esta completamente ebrio sigue apestando a alcohol. —¿Se puede saber que es lo que estas haciendo? Lu ha estado preguntando por ti todo el día y tu ni siquiera has contestado las llamadas, llegas borracho a altas horas de la noche y apestando a alcohol por segunda vez. Tristan que no deja de ser dolorosamente atractivo pese a su sucio estado, con la camisa desabrochada en tres botones. Es más ni siquiera parece que aún tenga los botones, como si se los hubiera arrancado. Entonces lo noto. Un resto de labial en su cuello. No puedo asegurar que sea labial pero ese tono rojo manchando su piel sin duda no es sangre. Me encuentro a mi misma deseando que fuese sangre. Puedo vivir con un esposo asesino pero no puedo tolerar que me este siendo infiel. Me acerco el paso que falta para estar frente a él y uso mi mano para limpiar la mancha. Él ahogado en alcohol apenas se resiste, froto la mancha entre mis dedos. Por supuesto que es maquillaje. Me doy media vuelta y voy en dirección a nuestra habitación. —¡Annie!— me grita Tristan como si de pronto hubiese recuperado el habla. El problema es que yo ya no tengo intención de hablar con él. Nota de la autora: Personitas bellas muchas gracias por todo su amor y apoyo no olviden que este libro pasará es estos días a s*********n como se los anuncié en mis r************* .
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