Capítulo 4: Lecciones de esposa. Lección2

1563 Words
Lección 2: Mantén la calma. —¡¿Cómo que esta muerta?! Siento a Tristan tirar de mi para que me siente. No puede ser… —Encontraron a la profesora muerta esta mañana, parece que fue asaltada por que su cuerpo fue encontrado cerca de la parada del autobús y ya no llevaba su celular ni su cartera. Me apoyo en Tristan que se sienta a mi lado mientras proceso esta nueva información. Pensar que había hablado con la profesora de Lu apenas ayer y que hoy simplemente ya no esta es algo difícil de asimilar. No puedo comprender como hay personas dispuesta a quitarle la vida a una persona solo por robar una cartera y un teléfono. —Debiste informármelo en privado— escucho a Tristan reprender a Franco. —Esta bien— le digo apoyando una mano en su pierna para que no se moleste con él. Lu no ha vuelto de la escuela y esta vez Franco irá por ella junto a Leo mientras las cosas se arreglan entre ellos, de momento Lu se niega a hablar con Leo. Por el contrario Tristán de pronto parece apreciar al chico de la nada, incluso el otro día lo vi sonreírle. Ojalá hubiese tenido una cámara. —El grupo de Luciana tiene por ahora un profesor sustituto, me aseguraré de investigarlo para informarles si es de confianza. —Gracias Franco. Él hace un gesto de respeto con la cabeza a modo de despedida antes de salir del departamento. —No lo entiendo, tan solo hable con ella ayer. Siento a Tristan tirar de mi cabeza para que la recueste en su pecho, él comienza a acariciar mi cabello buscando tranquilizarme. —Estas cosas pasan Annie, así es el mundo. Por eso me esmero en protegerlas. —No puedo dejar de pensar que la maestra fue asesinada a tan solo unas cuadras de la escuela donde Lu estudia, que alguien tan horrible haya podido estar tan cerca de Lu, que al caminar por la calle nos crucemos con un psicópata, hablemos con él sin saberlo me aterra demasiado.— admito. —Lo se, tengo el mismo pensamiento— me responde Tristan y lo siento tensarse, su mano deja de acariciar mi cabello como si de pronto se hubiese convertido en piedra. Me levantó para mirarlo a los ojos. Él esta mirando a la nada, hay una rabia evidente en sus ojos. Me inclino hacia adelante para quedar en su campo de visión y él finalmente me mira. —Esta bien, dejaré que Lu tome clases de defensa personal. Hay una expresión de incredulidad en su rostro pero sus ojos se iluminan. —¿En verdad? —Con una condición— añado. Él me mira expectante. —¿Cuál condición? —Voy a trabajar de forma presencial después del parto. Él ya no parece tan contento. —No. Uf. —Tristan… —Annie, las cosas no están bien ahora, las cosas son mucho más delicadas y peligrosas de lo que eran antes, mira yo no te lo he dicho pero… En ese momento se escucha mi teléfono y se que Lu ha llegado ya. —Hablaremos luego— me dice él. Pero Lu no entra directamente a la casa hecha un torbellino como antes. Me levanto del sillón para ir a la ventana y la veo fuera del auto. Esta hablando con Leo. Leo esta acuclillado frente a ella explicándole algo, parece algo importante por que los dos están muy serios cuando siempre son todo risas y tonterías. Siento a Tristan acercarse tras de mi. Lu asiente repetidamente a lo que Leo le dice, finalmente Lu sonríe y se abalanza sobre su cuello. Leo se levanta levantando a Lu consigo. Sonrío. Me alegra que hayan solucionado las cosas. Me tranquiliza saber que Leo esta junto a Lu, él demostró la última vez que podía confiarle su vida en sus manos. —Ya que comenzaba a agradarme ese chico. Se queja Tristan al ver como Lu lo abraza. . —¿No has sabido nada de ella?— le preguntó a mi madre mientras ella esta lavando los platos y yo secándolos. No es una conversación que ninguna de las dos queramos tener, a ella le duele la traición de su hija mayor. Yo quiero desmembrarla. Pasar tanto tiempo con Tristan definitivamente me esta afectando. Me tranquilizo respirando un par de veces para no pasarle mi ira al bebe. —No cariño, ni una llamada, nada. Asiento sin querer insistir en el tema. Tristan le ha conseguido un departamento a mi madre a solos unas cuadras de aquí. Desconozco por que Tristan no ha querido que ella viva en nuestro mismo edificio pero igualmente se lo agradezco. Nuestro departamento anterior honestamente era inhabitable. Mientras ponemos la cena Lu y Leo están jugando videojuegos en la sala junto al comedor. Están jugando algo parecido a una simulación de peleas con personajes orientales con compleciones físicas imposibles y exageradas. No entiendo muy bien de videojuegos pero por el aspecto del personaje y el color rojo sobre su cabeza me imagino que Leo esta perdiendo por mucho, aun que por su expresión estoy casi segura que él la esta dejando ganar. Lu se pone de pie y alardea de su victoria mientras Leo sonríe. Si definitivamente la dejó ganar. —Vamos a comer— les digo y ambos se acercan. Leo no se irá hasta que Tristan regrese. Él dejó a nueve de sus hombres custodiando el departamento y el edifico por fuera pero solo Franco y Leo pueden entrar al departamento y hablar directamente conmigo. Personalmente lo prefiero así. Aún que aún estoy preocupada de que es eso tan importante que mantiene a Tristan fuera últimamente, especialmente después de nuestra conversación a medias de esta tarde. ¿A que se refiere con qué hay mas peligro ahora? ¿Qué es diferente? ¿Se refiera a Verónica? ¿O hay algo incluso peor? . Estaciono fuera de mi edificio a las orillas de la ciudad. No me siento nada cómodo dejando a Annie sola con Lu aun que tenga a diez de mis hombres y este su mamá con ella simplemente nadie puede cuidarlas mejor que yo. Tomó aire. Es mejor acabar con esto lo antes posible. Franco ya esta ahí cuando llego. —¿Lo conseguiste?— le preguntó entrando primero que él. Entramos hasta mi oficina y yo me siento tras el escritorio mientras él se mantiene de pie frente a mi. Franco niega con la cabeza. Eso si que es sorprendente. Franco rara vez no logra algo, especialmente cuando se trata de información. —¿Cómo que no? —Aron Walk, no hay registros reales de él, todos sus datos personales, huellas dactilares todo es tan confuso y esta mal registrado incluso al buscar sus fotografías de identificación desde la primaria hay fotos diferentes de diferentes chicos que no tienen relación entre si, ni siquiera su fecha de nacimiento es clara. Es como si simplemente no existiera. —¿Cómo es eso posible? Derek Walk siempre fue un fan de la vida pública, adoraba mostrar a sus perfecto hijos como trofeos en la televisión al grado que los Walk se volvieron tan famosos como si fuesen de la realeza y eran mencionados en los programas de chismes como tal. Pero la atención sobre este hijo menor siempre fue tan efímera que nadie miró en su dirección jamas. Esto no tiene sentido. —Parece que Derek Walk realmente se esforzó en enterrar cualquier información que pudiera venir de este niño, datos de nacimiento, pruebas de ADN, información escolar, NADA. La última fotografía verídica que tengo de él es en una cena de navidad y la fotografía es de pésima calidad tomada por un periodista desesperado que amaneció muerto tres días después en una zanja. Fantástico. Me sobo las sienes para acallar el estrés. —¿Por qué Derek Walk querría desaparecer así a su hijo? ¿Qué hay de mal en él? ¿Qué es lo que quería enterrar tan desesperadamente? Franco niega con la cabeza. Odio que haga eso. Si Franco no es capaz de descubrirlo nadie lo es. —No lo se señor, pero lo averiguaré. Asiento. —Hazlo. —Adelántate al auto— le ordeno y él lo hace. Entonces levantó la tapa falsa de mi amplio escritorio para poder sacar las armas en el interior de este. Tomó el arma que esta en una esquina cubierta por una funda de terciopelo blanco. De su interior extraigo una pequeña navaja con un mango de madera tallado elegantemente que tiene grabado el nombre de “Luciana”. Se que no es un regalo que Annie le agrade mucho que Lu reciba para sus nueve años, y en verdad desearía que Lu nunca tenga que usarla pero si algo he aprendido es que la mejor manera de proteger a los que amo es enseñándoles a protegerse a si mismos. Estoy saliendo del edificio cuando una camioneta café oxidada se detiene frente a mí, casi estrellándose con mi auto. Franco en un segundo esta fuera del auto con el arma lista para intervenir en caso de que yo esté en peligro. Tengo mi arma lista también pero soy mas sutil. Mi agarre en el arma flaquea al ver al hombre que baja del auto. —Tristan Thorsen— dice con desdén. El padre de Annie.
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