Sebastián y Serena descendieron del taxi al llegar al hotel, este guio sus pasos hasta el ultimo piso y dejó que Serena ingresara al lugar. Como cualquier recamara lujosa de hotel, esta contaba con una pequeña sala, un jacuzzi y una hermosa vista; Serena se frotó inconscientemente los hombros, ella no tenía frio, era solo que recordaba lo ocurrido con Adrien y su piel se erizaba. —¿Quieres beber algo? —preguntó Sebastián creando una ruptura en el silencio entre ambos que, aunque no era incomodo, parecía volverse más largo. Serena asintió con una sonrisa, Sebastián era todo un caballero y sus ojos a pesar de llevar el mismo azul que los de Adrien, lucían completamente diferentes. —¿Cuánto tiempo vas a quedarte? —preguntó Serena a Sebastián recibiendo de su mano una copa de vino, agrade