Aquellos ojos de un azul tan intenso como los de Adrien observaron a Serena, ella mordió su labio inferior al detallar su rostro, este era tan hermoso como el de aquel ogro, su mandíbula estaba perfectamente delineada, sus labios tenían el mismo grosor, aunque este no portaba aquella barba. —Rena—Dijo él ladeando una sonrisa y elevó su mano para atrapar con su pulgar aquella lagrima que había escapado del ojo de Serena; ella de inmediato limpió sus ojos. —¿Por qué estabas llorando? —preguntó una vez más, Serena suspiró hondo, el parecido que Sebastián tenía con Adrien era impresionante, como dos gotas de agua y Serena se preguntó como podían ser tan iguales y tan diferentes al mismo tiempo. Mientras que Adrien era un hombre con un temple frio y callado, Sebastián era un alma libre, algui