El domingo por la mañana, luego de colocar el desayuno preparado por la cocinera de su casa en una charola, Adela lo llevó hasta su habitación donde descansaba Liam. Este aún no había recuperado la memoria, aun portaba esa venda colocada de forma extraña sobre su cabeza, se encontraba recostado con el pie lesionado sobre una pila de almohadas, le parecía incomodo, por momentos sentía una picazón que solo le causaba ansiedad al no poder rascarse. Adela aún no estaba segura de como debería comportarse con él ahora, por una parte, las ultimas noches habían mantenido relaciones sexuales, pero por otra era consciente de que Liam aun no recuperaba sus recuerdos, lo que le provocaba un poco de temor, pues sentía que las cosas volverían a ser como antes cuando lo hiciera. —Necesito que te siente