Adrien se levanto como cada día, eligió de entre sus costosos y elegantes trajes uno color gris, ajustó su corbata de un tono más oscuro sobre una camisa blanca y observó su reflejo en el espejo, había pasado un mes desde aquel fin de semana que Serena pasó con él en su pent-house y a diferencia de lo que él esperaba, el deseo que sentía por ella, o la necesidad de tenerla cerca, no habían cesado. La vista de Adrien se dirigió a aquel camisón de seda con delgados tirantes de color rosa colgado en uno de los ganchos de su guardarropa, un camisón que obviamente pertenecía a Serena. Habían pasado varias semanas desde su “no relación” con ella y esta visitaba ese departamento por lo menos tres veces por semana, aunque esa ultima no habían tenido oportunidad de verse. Muchas de las prendas in