Mailen.
—Yo te ayudo. —junto las cosas de Eve porque la tiene en brazos dormida—. Duerme profundo.
—Si, se pega sus buenas dormidas.
—¿Y ahora hasta qué hora duerme?. —mira la hora de su reloj y cuenta.
—Va a dormir hasta las seis y media o siete, siempre es entre esa hora, después tiene la primer siesta a las nueve hasta las once, la segunda siesta a las tres hasta las cinco, y de ahí aguanta hasta las once mas o menos porque vamos a la iglesia, si no vamos se duerme una siestita como a las ocho hasta las nueve, bueno, en la iglesia muchas veces duerme esa horita tambien, y se duerme a las doce de la noche.
—Wou, le tienes los horarios claros.
—Si, los dos queremos que tenga sus siestas sino se pone loca.
—Si, se la locura de la siesta por mis hermanitos. —vamos a la entrada donde paga, no puedo decirle que yo p**o porque lo que me dio mi papá no alcanza para pagar ni el agua—. ¿La agarro?.
—Por favor. —la sostengo viendo su carita, no conozco a su mamá por eso a mis ojos es igual a Elias—. Listo, vamos.
—Yo la llevo. —salimos en silencio, me abra la puerta del auto asi subo, la acomodo bien las piernitas y el vestido.
—Bien, andando.
—Sé que es muy atrevido, pero podemos ir a tu casa. —queda a medias de encender el auto—. Si quieres obvio, somos adultos, sabemos como cuidarnos, no creo que se arruine nada si pasamos la noche juntos.
—No, obvio no porque voy a seguir queriendo estar contigo.
—¿Entonces vamos?.
—Si, vamos a mi casa. —va bastante rápido, aprovecho de revisar mi teléfono.
Mami—. Hola, ¿Cómo van?.
Mai—. Mami, paso la noche con Elias.
Mami—. ¿Tienes preservativos?.
—¿Elias, tienes preservativos?.
—No, voy a la farmacia porque no tengo nada.
—Yo tampoco tengo por eso decía.
—Ahi paso, tranquila. —frena agarrando la billetera—. Ya vengo, pon el seguro del auto.
—Si.
Mai—. Si, pasamos a la farmacia a comprar.
Mami—. Bien, disfruta y cuídate, no lo hagas sin cuidado.
Mami—. A penas te despiertes escríbeme, yo le digo a papá que no vienes.
Mai—. Gracias, besitos.
—Volvi, ¿avisaste que no vas a tu casa?.
—Si, le avisé a mi mamá.
—¿Te dicen algo?.
—No, como dije, solo avisar que salgo, a donde y con quién, pero no pido permiso ni se enojan, tranquilo con eso, aunque suene controlado no lo veo asi, porque si tengo una hija en estos tiempos locos no podría quedarme tranquila sino me dice a donde va y con quién.
—Calma, que mis papás son iguales y pienso igual, ahora con una hija no puedo ni siquiera pensar en que salga sin saber como esta, cuando queda con su mamá no paro de pensar en como esta, si comió bien, si durmió, no es que no confíe en ella sino que cuando no esta en mi radar no estoy tranquilo.
—¿Tus papás no dicen nada?.
—No lo sé, nunca llevé a nadie, mis hermanas viven con sus maridos, no creo que me digan nada.
—Bueno, lo vamos a saber juntos si dicen algo.
—Calma, no tengo que pasar por la casa de mi papá contigo de la mano, hay una calle directa a mi casa.
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*****
Elias.
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Llego a mi casa en donde los de seguridad deben revisar el auto, miran por abajo y dentro, Mailen se pone colorada cuando la alumbran con la linterna y preguntan su nombre, pero bueno, ya la van conociendo y sabiendo que viene conmigo, al pasar por el frente de la casa de mis papás hago un juego de luces asi saben que ya llegué y no se preocupan, una libertad controlada le digo yo.
—Ya bajo y la agarro. —rodeo el auto corriendo asi la agarro a mi hija que sé lo que pesa—. Ahí la agarro, es bastante pesadita.
—Bueno, para mi normal, mis hermanos y primos pesan igual. —le doy un besito acomodándola en mis brazos.
—Ven, pasa con confianza. —le dejo la puerta abierta asi pasa, enciendo la luz enseguida—. ¿Quieres algo de tomar o pasar al baño?.
—Al baño por favor.
—Ahi hay un baño sino arriba.
—Paso aca abajo y ahí subo.
—Dale, la voy a acostar. —voy a la habitación de Eve donde tiene su cuna, la pasé en la tarde porque cuando dormimos duerme conmigo, aunque seguro se despierta—. Ssshhhh. —le saco el vestido que le puse, los cancanes y le pongo su pijama—. Bien, duerme bien amor. —le acomodo el peluche y la tapo bien.
—Elias. —me giro sonriendo, esta en la puerta—. ¿Esta bien?.
—Si. —hablamos en susurro—. Ya voy. —enciendo la lampara de bebés y ahí salgo dejando la puerta abierta—. Es media jodida para dormir en la cuna.
—¿Duerme contigo?.
—Si, intenté muchas veces que duerma en su habitación y hasta con la cuna en la habitación y no, me da pánico creyendo que no respira.
—No tengo hijos pero entiendo. —la guío a mi habitación donde mira todo—. Bien, esta es mi habitación.
—Muy varonil, es muy tu.
—Bueno, no tengo gran cosa, —tengo una cama grande, dos mesitas de luz, un mueble con el tele arriba y ya, nada mas.
—¿Ese es el ropero?.
—Si, y esta el baño tambien, ¿necesitas ir de nuevo?.
—No, estoy bien. —nos miramos los dos sin saber qué hacer.
—Acostémonos y si se da se da, no forcemos nada, hace tiempo que no tengo nada con nadie.
—Yo igual y me da nervios.
—Duermo de este lado.
—Si, donde me digas.
—Voy al baño y vuelvo. —en el baño chequeo que no tenga ningún olor, me lavo los dientes y me fijo cuantos preservativos tengo en el bolsillo por las dudas, salgo viéndola sentada en la cama—. Bien, a dormir un poco. —me saco la ropa y ahi entro a la cama, ella se acomoda a mi lado—. Sabes, nunca traje a nadie a mi casa.
—¿La mamá de Eve tampoco?.
—No, siempre fui a su casa.
—¿Ella tiene dos hijitos mas?.
—Si, tiene a Lucio de diez, y a Laureano de Siete.
—Sin ser metida, ¿ellos te querían?.
—Bueno, no quiero ser agrandado, pero si, aun cuando voy a buscar o dejar a Eve salen a saludarme, es como le digo a Romina, que las discusiones y diferencias que tengamos son nuestras no con los chicos.
—Es que debe ser asi, bueno, mi abuela siempre dice lo mismo, que los problemas de los grandes no llegue a los chicos ni menos en palabras feas y malos tratos. —estamos de lado hablando sin dejar de vernos a la cara.
—Te vas muchos días Mai.
—Si, y no puedo quedarme, tengo que ir con mis papás, nunca me dejaron quedar ni me van a dejar hasta que no sé, tenga veinticinco.
—Tenemos papás con la misma mentalidad.
—Sabes, mis abuelos de parte de mi papá decían que mi papá es un controlador tremendo y que mi mamá esta loca, pero yo lo veo como algo bueno, porque nos dan libertad pero a la vez controlados, porque a los diecisiete me puse de novia y nunca me dijeron que no, solo que sea sincera con las cosas, que no mienta y que en las noches este en la casa.
—¿Es la primera vez que no duermes en tu casa?.
—Con un chico si, porque despues con las chicas me quedo a hacer pijamadas.
—Yo cuando cumplí los veinte me dejaron salir de noche, aunque no soy de salir mucho porque fue justo cuando mi hija venia en camino, asi que no sé lo que es salir con amigos, solo con mis primos y hermanos,
—Yo igual, ¿seremos asi de pesados con nuestros hijos?.
—Yo digo que si, lo vi mal todas las cosas que nos prohibieron mis papás hasta que me convertí en papá, y ahora veo que tenían razón, porque jamás voy a dejar a mi hija que vaya a dormir donde los compañeros del colegio, ni salir a cualquier lado, esas cosas lo veía mal y me enojaba muchísimo, y ahora sé que tenían razón, que lo hacían para cuidarnos.
—Yo igual, aunque nos criamos con familias parecida, hasta puedo decir que igual.
—¿Sabes cuál es la diferencia?.
—¿Cuál?.
—Que tus tíos dan pánico. —se tapa la boca para reir—. No te rias, porque cuando se enteren que estamos viéndonos me van a matar.
—No les tengas miedo, son unos amores.
—¿Con quién? Con ustedes no mas, con los demás no.
—Cuando vayamos a verlos les voy a ir diciendo que nos vemos asi las aguas se calman.
—Si, mejor. —me acerco mas con un poco de miedo porque tengo tremendos nervios—. Desde los quince años que me muero por besarte.
—¿Porqué nunca me encaraste antes?.
—No vi señales.
—¿No? te tiré todas las señales posibles.
—Dicen que los hombres captamos tarde.
—¿Siete años tarde?. —se rie poniendo una mano en mi cuello—. Aunque por algo es.
—Si, por alguna razón pasó que no nos acerquemos antes.
Lentamente me acerco a su boca, cuando al fin toco sus labios cierro los ojos, años imaginándome como iba a ser besarla, años imaginándome tenerla en mi cama, hablar de un futuro, y ahora la tengo aca, me puse los pantalones de una vez por todas y la invité a salir con la enorme esperanza de que acepte y asi lo hizo, y sintiendo lo mismo que yo, eso si que me alegra enormemente la vida. Jadeando subo arriba de ella besándola con mas fuerza, acariciando sus piernas, sus costillas, apretándole los pechos y deseoso de bajarme el bóxer, sacarle su ropa porque esta con la ropa puesta, y hacerla mía de una vez por todas, lo necesito con muchísimas urgencia.
—Elias... Elias para.
—¿No quieres seguir?.
—Escuché a la nena. —miro hacia la puerta intentando de oir.
—Parece que no es na...
—PAPAAAAA... —me levanto enseguida porque llora—. PAPIIIII.
—SSsshhh. —cuando me ve me estira los brazos y la alzo envolviéndola bien—. Ssshhh, no pasa nada amor, tranquila. —camino por la habitación intentando que se calme porque llora—. No pasa nada hija, tranquila. —miro a la puerta donde Mai me muestra la mamadera—. Va a tener que dormir con nosotros porque no va a dormir nada.
—¿Preparo una leche?.
—Si por fa, tres cucharadas de leche y ciento cincuenta de agua.
—Bien, ya vengo. —le cambio el pañal y ahi la llevo a la cama, cuando la acomodo se calma un montón y me abraza desesperada.
—Tranquila amor. —Mai entra con la mamadera, me la da y ahi se la doy porque esta tibia—. Gracias, acuéstate.
—Si. —se acomoda mirándola como toma la mamadera desesperada.
—Duerme conmigo por eso lloraba.
—Y yo no voy a sacarle ese privilegio. —con mi mano libre, porque mi brazo derecho lo usa como almohada, le acaricio la carita como cada vez que la hago dormir—. ¿Con su mamá duerme igual?.
—Si, por eso nunca pude ponerla en la cuna, porque allá no tiene cuna, pero porque su mamá nunca quiso que le compre una, duerme en la cama y ya.
—Entiendo, mi hermanito duerme aun con mis papás. —nos tapa a los dos y ella se tapa bien—. Hasta mañana.
—Hasta mañana.
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