Capítulo 4

1684 Words
Narrador Omnisciente: Marcus respiró profundo para tranquilizar toda la ira que sentía bullir en su interior y cerró la puerta de la habitación de su esposa para que ella no pudiese oír lo que iba a hablar con su hermano Magnus. Aunque se sentía furibundo y frustrado por la situación que estaba viviendo, él sólo quería hablar con su hermano para que dejase se atormentar a Leaht que había tenido unos días meses difíciles antes del nacimiento de su bebé. Para Marcus, Leaht era su amor inalcanzable e imposible, pero aún así no pudo evitar amarla a pesar que era un amor prohibido. El peso del dolor, las situaciones y la traición de su hermano le había dado la oportunidad a él para acercarse a Leaht y servirle como consuelo, para que luego empezase a nacer un amor sincero entre ambos. El hombre pelinegro era un hombre justo y amoroso que odiaba la violencia, así que quería resolver todo de la manera más rápida y pacífica posible para poder disfrutar de su esposa y su hija que lo esperaban dentro de aquella habitación se hospital. Pero parecía que su hermano tenía otra mentalidad. Sin esperárselo un fuerte empujón hizo que el hombre se golpease contra la pared. Aquel empujón lo había tomado tan desprevenido que ni siquiera le dió tiempo para reaccionar cuando ya se encontraba apresado entre la pared y el otro hombre que lo agarraba ferozmente del cuello de su camisa, mientras lo miraba con gran odio. —¡Eres un maldito imbécil!— espero Magnus muy furioso sintiendo como la sangre le hervía de la rabia— ¿¡Por qué te empeñas en hacer tuyo lo que no te pertenece!? Marcus no se inmutaba ante los fuertes tirones que su hermano le daba y solo lo observó a los ojos fingiendo calma, pero lo cierto es que él también se sentía muy molesto por aquella situación. Ya había pasado un año desde que había empezado todo aquello y, en un muy corto período de tiempo, la vida de aquellas personas había cambiado demasiado y la principal afectada era Leaht que había tenido que soportar la traición de su marido y de su propia hermana, las habladurías de la gente que no estaban de acuerdo con sus decisiones y el acoso de su exmarido al enterarse que estaba embarazada. Muchos desconocían la verdad detrás de todo aquello y solo basaban sus opiniones en lo que veían. Para muchos Leaht era una zorra que se había divorciado de su esposo para casarse con su cuñado, pero todo había sido mucho más difícil que eso. Nadie sabía todo lo que Leaht había sufrido…Excepto Marcus. El hombre trataba de mantenerse calmado para no provocar aún más la ira de su hermano, pues no quería preocupar a su esposa que sabía que estaba pasando por un momento difícil, así que trató de calmar a Magnus con palabras suaves. —Por favor no grites, Magnus —le pidió en tono suave, pero a la vez exigente sin moverse para liberarse del fiero agarre de su hermano—No quiero preocupar más a Leaht, ella y mi hija deben descansar... —¡ESA NIÑA ES MI HIJA!— exclamó aún más alto y colérico el hombre de ojos azules inyectados en rabia venenoso odio— ¡Me quieres robar a mi esposa y a mi hija! ¡Eres un…! —Yo no te he robado nada— gruñó el hombre tratando de no gritar, pues si lo hacía Leaht lo iba a escuchar— Por tu egoísmo perdiste a Leaht, quisiste condenarla a ser solo una mujer infeliz y yo jamás iba a permitir que le siguieras haciendo daño— la respiración de Magnus era agitada y Marcus luchaba por contenerse, pero se sentía impotente al no poder hacer más que solo tratar de calmar a su hermano— Yo hice mal, lo admito, Leaht era aún tu esposa cuando me convertí en su amante, pero te pregunto ¿Tú no hiciste nada mal? Magnus apretó su mandíbula al oír la pregunta de su hermano y se negó a responder, pues sabía que rumbo tomaría aquella conversación. Ambos hombres de apariencias idénticas se miraron entre sí con rencor y es que todo parecía un juego del destino. Aunque eran hermanos su relación estaba muy rota, pues… Ambos se habían enamorado de la misma mujer. —Culpaste a Leaht y limpiaste tu nombre manchando el suyo, la dejaste sola, la lastimaste e hiciste de su hermana tu amante para que tuviese a tu hijo y que lo criara Leaht— le recordó sintiendo rabia, pues todo lo que tuvo que pasar la que ahora era su esposa había sido un infierno— La humillaste como esposa y mujer, le hiciste creer que era una inútil y ahora no paras de acosarla. Ella no tuvo ninguna culpa, el culpable fui yo…—admitió seguro y, de un movimiento rápido y ágil, se logró liberar del agarre de su hermano quien parecía cada vez más molesto— Yo la seduje, yo le insistí, la perseguí y la convencí que se divorciara de ti ¿Aún así seguirás culpándola? ¿Seguirás manchando ante el mundo su hermosa imagen? ¿Serás ese vil tipo de hombre…? —Cállate— escupió con ira Magnus, apretando sus manos como puños y fulminando a su hermano con la mirada— Ella me dijo que fue por mutuo acuerdo y me humilló presentándote ante todos como su amante ¿Qué no ves que eres solo mi reemplazo? Una copia barata que está ahí solo para tomar mi lugar. Ella y yo nos amamos, ella me ama, fueron 10 años de matrimonio que no pueden terminar así ¡Ella tuvo a mi hija! Ante las palabras de su hermano, Magnus sintió una punzada en su pecho, pues sabía que eso era lo que pensaban todos, incluso sus padres y su abuelo pensaban lo mismo: Que él era solo el reemplazo de Magnus. —Da igual cual haya sido la razón por la cual ella me aceptó— se encogió de hombros queriendo lucir desinteresado— Si es porque tengo tu exacta imagen, entonces me aprovecharé de eso y haré que Leaht me ame tanto que olvidará que alguna te amó a ti— miró directamente a Magnus a los ojos desafiándolo con la mirada— Ella ahora es mi esposa y eso, ni siquiera con tus berrinches, lo vas a cambiar, hermano. Los hermanos Kleys se miraron entre sí con mucha rabia y odio. Magnus pensaba que Leaht sólo estaba haciendo todo aquello porque estaba herida y quería vengarse por lo que él le hizo, así que no creyó que sus sentimientos por Marcus fuesen verdaderos. ¿Leaht se enamoró de Marcus después del divorcio? Aún es muy pronto para responder esa respuesta. —Ya veremos al final, Marcus— sentenció Magnus con una sonrisa malvada en su atractivo rostro— Cuando la prueba de paternidad arroje que yo soy el padre de la bebé, haré todo lo posible para tenerla conmigo ¿Piensas que Leaht dejará sola a nuestra hija? Si tengo a la niña, también tendré a Leaht y volveremos a ser tan felices como en el pasado… —¿Cómo sabes que es tu hija, Magnus?—cuestionó Marcus queriendo sonar tranquilo, pero lo cierto era que todo lo que decía su hermano lo irritaba a niveles insoportables—Te recuerdo que solo después del divorcio se dió a conocer que Leaht estaba embarazada y antes de nuestro matrimonio ella y yo ya estábamos juntos, así que esa bebé…Es nuestra hija. —Leaht fue mi esposa antes de ser tuya… —Prefiero haber llegado después para sanar sus heridas que antes para causarlas— declaró con firmeza Marcus haciendo que su hermano lo mirase con odio— Tal y como lo solicitaste, una persona designada por el juez que concedió el divorcio está esperando los resultados de paternidad para hacernos saber el veredicto…—le informo con seriedad— Debería venir en unas horas a dar el resultado, pero, hasta entonces, te pediré que no te acerques a mi esposa, pues tu presencia la perturba… —¿Quién eres tú para impedírmelo?— gruñó con ferocidad el hombre sintiendo como su sangre hervía. Marcus se irguió y miró con orgullo a su hermano. —Soy el esposo de Leaht y no quiero que te metas en los asuntos míos y de mi esposa— remarcó con gran determinación el hombre haciendo que el otro frunciera en gran manera su ceño— Si llamo a seguridad ellos sin dudar te sacarán de aquí y no podrás escuchar siquiera los resultados de paternidad, así que escoge…— Marcus dió un paso al frente y mantuvo su mirada en la mirada rabiosa de su hermano— Te quedas, pero lejos de mi esposa hasta que lleguen los resultados o te sacan a la fuerza de este hospital. Elige. Magnus apretó tanto sus dientes que podía escucharse chirrido y sentía como sus ojos ardían en ira ante la arrogancia de su hermano. Él quería estar presente en la lectura de los resultados para poder restregarle a Marcus que esa bebé era su hija y no la de él. El hombre no dijo nada y solo se giró para alejarse de su hermano gemelo a zancadas y con un humor de perros que tanto así que casi echaba espuma por la boca de la furia que traía encima. Marcus se mantuvo serio y firme mirando a su hermano irse de ahí y no pudo evitar suspirar de alivio cuando se perdió por completo de su vista. Sabía que sólo había conseguido algo se tiempo para que Leaht descansara, pues su hermano no la dejaría en paz así como así. Él se enfrentaría a cada problema si eso traía el consuelo de que su esposa y su hija estarían bien. Ahora él quería con fervor regresar a la habitación para conocer a su hija, ese pequeño milagro que traería luz a su vida. Y lo uniría más a su esposa.
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