Madge
Se me hizo extraño recibir un mensaje de la asistente de mi madre para ir a la oficina por unos documentos, pero al no ser la primera vez que ocurría, decidí ir queriendo evitar algún inconveniente después, lo malo fue que Becca se reusaba a dejarme ir y lloró bastante pidiendo volver a mis brazos, así que le dije a mi madre que me la llevaría y volveríamos antes de la cena siendo mi peor error, pues al llegar a Clyde B., no estaba preparada para la emboscada que nos hicieron y aunque intenté evitar que se llevaran a Becca, al final fue imposible.
Desde entonces los minutos parecían haberse congelado, aun así reconocí el lugar al que nos trajeron y pese a que más de una vez intentaron quitarme a mi hermana, hice lo posible por evitarlo hasta que ese idiota de Dumas le dio por hacer la dichosa grabación, me saboreé el golpe que le di aun cuando terminé lastimada, pero no tuve más opción que aquietarme en cuanto Tadeous amenazó con asesinar a Becca, así que accedí a colaborar si me la entregaba.
—Deberían estar en la cárcel.
—Quizás, pero no hay nada que el dinero no pueda comprar —refutó Dumas como si fuese lo más obvio del mundo—. ¡Y ya calla a esa niñita que no la soporto!
—¡¿Qué más esperabas, idiota?, es una bebé!
—Suficiente —esa gruesa voz me paralizó trayendo una avalancha de recuerdos que me fue imposible ignorar—. Estás hermosa.
—I-Imposible… —dio unos pasos quedando su intimidante figura frente a mí—, deberías estar en prisión.
—Una redada, algunos billetes y tu padre quedó fuera. ¿No te alegras de verme otra vez?
Si antes era horrible para mí estar en presencia de Oskar Bonetti, ahora que había pasado más de un año en prisión resultaba aterrador, pues estos meses no pasaron desapercibidos en su aterrador semblante.
—N-No puede ser…
—Hermès, déjanos a solas, yo me encargaré de mi hija.
—No voy a…
—Que te largues, dije —gruñó amenazante consiguiendo que ese idiota se fuera—. Es hermosa —señaló a Becca—, a pesar de todo reconozco que tu madre hace buenas hijas, basta con verte a ti y a tu hermana para saber que esa bebita tendrá una gran belleza cuando tenga tu edad.
—Eres un miserable. ¿No te bastó con arruinarle la vida a mi madre y a tus propias hijas para que ahora te alíes con ellos en este plan tan perverso? ¡Son solo unas bebés!
—A mí no me interesa la hija de Viola ni esa bebé que llevas en brazos, yo solo quiero el dinero que ellos me prometieron para largarme lo antes posible.
—Sabes bien que tarde o temprano te atraparán.
—No lo harán, ya tengo todo preparado —se acercó queriendo tocar a Becca, pero la aparté de él—. Eres tan complicada como tu madre, por eso siempre me fastidió haberme casado con ella.
—¿Y por qué lo hiciste si tanto te fastidiaba?
—Era un buen negocio en ese momento y creí que sería fácil de controlar, pero no resultó como esperaba.
—¿Por qué? ¿Solo porque no te dio a tu dichoso hijo? —cuestioné con amargura al recordar las veces que nos echó eso en cara una vez descubrimos la verdad mi hermana y yo.
—Sí, es cierto, siempre quise un hijo varón, para mí las mujeres…
—No son más que un pedazo de carne que puedes desechar cuando quieras, lo sé, lo recuerdo a la perfección, así como también recuerdo las veces que le gritabas a mi madre que era una zorra que se acostaba con todos y de seguro sus hijas serían igual a ella.
—¿Y no lo son? —de no ser porque tenía a Becca en mis brazos, habría hecho hasta lo imposible por borrarle esa petulante risa de la cara—. ¡Solo mírate, Madge!, de no ser mi hija, ten por seguro que te estaría reventando el culo como a cualquier ramera en París.
—Eres un asqueroso, no sé cómo mi madre pudo acostarse contigo o siquiera dormir en la misma cama.
—Nada que un par de tragos y un toque extra no sirvan.
Un recuerdo de él de hace muchos años haciendo el mismo comentario con sus amigos me paralizó y en pocos segundos comprendí lo que no quería comprender, pero necesitaba comprobar.
—¿A-Acaso tú… te atreviste a violarla? —mi voz temblaba tanto como mi cuerpo.
Es una suerte que mi hermana estuviese conmigo siendo mi más grande apoyo en este momento.
—Ella se rehusaba a estar conmigo y solo le di algo para relajarla, así fue más fácil manejarla cada vez que quería estar con ella.
—N-No es verdad… Vio y yo no…
—¿No pueden ser producto de un aburrido encuentro con tu madre? O bueno, muchos, porque debí hacerlo varias veces hasta conseguir embarazarla en las dos ocasiones, ¿y al final para qué?, si la muy inútil no pudo darme el varón que quería, aunque al menos me llenó los bolsillos a lo largo de estos años.
Tenía unas horribles ganas de gritar solo de pensar que Viola y yo éramos producto de esas violaciones, pero tenía que resistir por mi hermana, sé que pronto vendrán por nosotras.
—No lo entiendo…
—¿Qué?
—¿Por qué tomarte la molestia de joder nuestras vidas? ¿No era más fácil divorciarte e irte?
—Por desgracia para Bárbara y para mí estábamos atados a un contrato que yo mismo hice donde nos obligaba a estar casados algunos años, se suponía que obtendría a mi hijo y fingiría el matrimonio feliz, pero en cambio debí usar a los dos estorbos que tuve para hacerme con el dinero de tu madre.
—Por eso te aseguraste de que estuviéramos en su contra al lavarnos la cabeza con tus mentiras.
—Sí y de no ser porque llegaron a casa antes de tiempo, estaría divorciado en este momento dejándolas en la completa ruina gracias a ustedes dos.
—Eres un poco hombre, una escoria, pero los dos sabemos que aun así no te fue fácil conmigo.
—Cierto, fuiste un dolor en el culo que estuve a punto de eliminar más de una vez enviándote al internado, y lo habría conseguido, de no ser porque tu madre hacía hasta lo imposible por mantenerlas con ella aun cuando ustedes no querían.
Es cierto, todas las cosas que ella habrá hecho con tal de protegernos porque sabía la clase de hombre que tenía a su lado, el mismo que colocó a sus hijas en contra de la única persona que nos protegía de verdad, lo peor es que yo tuve la oportunidad de descubrir la verdad mucho antes, pero no quise hacerlo porque me sentía abandonada por mis padres y muy defraudada con mi mamá al estar más preocupada en atender su trabajo y a los supuestos amantes en vez de alejar a ese canalla de nuestras vidas.
Por desgracia Vio no era como yo, ella sí tuvo “más afecto” (si es que se le puede llamar así) de parte de Bonetti siendo la más consentida entre las dos y aun así él intentó darme lo mismo, quería comprarme con regalos costosos y viajes que yo aprovechaba para mantenerme alejada de ellos en casa de mis amigos, pero nada, absolutamente nada justifica mis acciones… Y pensar que solo un cambio habría hecho la diferencia, una decisión, solo una, y mi madre nos habría ayudado a tiempo si no me hubiese cegado con las mentiras de él y mi estúpido resentimiento contra ella.
—¡Ya llegaron! —salí de mi ensoñación ante el grito de Tadeous.
—Hora de la función —sacó un arma apuntándole a Becca—. Si te atreves a gritar o a hacer cualquier otra estupidez, me aseguraré de que ella reciba la primera bala. ¿Entendido?
—No haré nada siempre y cuando ustedes no le hagan nada.
—Más te vale, porque no querrás ver cómo se arruina esa bonita cara y de paso la tuya con la golpiza que te daré.
No sé quiénes hayan venido, tampoco sé lo que estén planeando para sacarnos de aquí, pero ahora debía poner la mente fría y el corazón de piedra para protegernos de ellos, no dejaré que le arrebaten la felicidad a mi madre, no otra vez, esta noche estoy resuelta a tomar esa decisión que no ejecuté años atrás, esta vez haré lo correcto.