34.    JUSTICIA Y OPORTUNIDADES

2015 Words
Bárbara Es increíble cómo pasó el tiempo de rápido, hace semanas mis hijas estaban entre la vida y la muerte y hoy sonreían radiantes y llenas de vida siendo la incandescente luz en la mía que alejaba todo lo malo con su felicidad. Asimismo, podía encontrarme en parte tranquila ya que dichos acontecimientos permitieron que Tadeous y Bonetti terminaran recluidos en una prisión de máxima seguridad perteneciente a la cabecilla de la mafia francesa, Trisha, quien se encargaría de hacer eterna y dolorosa su condena por todo el daño que hicieron a nuestra familia. No obstante, como madre, no podía evitar sentirme mal por Tadeous, quizás suene absurdo e incomprensible para muchos, pero a pesar de todo Hermès seguía siendo su hijo y a causa de los disparos perpetrados por Ismael, este no se encuentra vivo. Fue una decisión difícil para él, pero actuó como un verdadero padre al proteger a sus hijas aunque debió arrebatar la vida de un hijo en el proceso. Supongo que al final pagamos en vida por nuestros pecados y Tadeous se llevó la peor parte. Igual intento no pensar en eso y menos porque Marcus y Robby se encargaron de difundir el rumor de que los tres habían muerto en una explosión en ese edificio cuando Bonetti escapó para vengarse de ellos y nosotras, lo mejor es que todo quedó en documentos redactados por las autoridades dándole mayor peso al asunto logrando a su vez cerrar con éxito las demandas en contra de los Dumas. Ante esto, Robby consiguió que toda la fortuna de dicha familia pasara a Viola y Christy como compensación y más al ser mi nieta la única heredera de la familia siendo Vio la guardiana legal de dicho usufructo, solo que ella optó por cumplir la voluntad de la señora Dumas al ser una buena causa sumado a la herencia de su suegro, pero el restante, decidió darle el poder legal a Marcus para que administrara sus bienes como creyese conveniente, a lo que él decidió vender las propiedades e inyectar el capital en las empresas que se fusionaron a otras de nuestra familia, también invirtió un capital en la bolsa el cual sería manejado por él siendo el dinero a futuro de Christy y depositó otra cuantiosa suma en la cuenta de mi hija para que pudiese vivir tranquila donde quisiera con mi nieta. —No entiendo. ¿A qué te refieres cuando dices que viviré donde quiera? ¿No piensan volver a Princeton? —comentó Vio tras explicarle la situación actual de la herencia. —No, mi niña, Isma y yo decidimos vivir aquí en Francia, pero quiero que tú tengas la oportunidad de escoger el lugar donde más desees vivir, puedes quedarte en Mónaco, en otra ciudad de Europa o Estados Unidos, lo importante es que sea un lugar donde puedas hacer un hogar para ti y tu hija. —Entonces… ¿puedo escoger el lugar que sea? —El que quieras. —¿También la casa del abuelo? —preguntó dudosa dejándonos sorprendidos. Aunque en parte lo vi venir, no creí que se atrevería a pedirlo considerando que Livi, Marc, Oz, Isma y yo somos los dueños, pero si ella la consideró como primera opción, no teníamos duda de lo que haríamos y tras un sutil asentimiento en conjunto, le hice saber la decisión. —De acuerdo, mi niña, ese será tu hogar y el de tu hija. —¿¡Y también puedo seguir trabajando para Clyde B.!? Si quieres puedo encargarme de las sucursales de Estados Unidos —exclamó emocionada conmoviéndome, pues no creí que ella había quedado tan feliz de trabajar en la empresa que creé con tanto esfuerzo. —Vio… —Por favor, mamá, te prometo que sacaré adelante a mi hija, mis estudios y daré lo mejor de mí para la empresa —suplicó esperanzada. —Un paso a la vez, no te soltaré de golpe las sucursales hasta que no hayas hecho tus estudios, pero seguirás apoyándome encargándote de estas en compañía de alguien de confianza para que te guie. —¿Y respecto a la casa? —No será tuya legalmente, pero dejaremos que vivan ahí con la condición de que no podrás retirar algunas cosas de su sitio, esa fue la petición de tu abuelo y hasta ahora la hemos mantenido así. —Descuida, me encanta tal cual es y quiero que mi hija crezca en ella. En verdad se los agradezco demasiado, les prometo que cuidaré bien de la casa y obvio serán bienvenidos a quedarse cuando quieran. —Otra cosa, Vio —intervino Isma silenciándola—, tú madre y yo estuvimos pensando que sería bueno esperar a que Christy esté más grande, quizás hasta los dos años o hasta que termines la carrera, así ella estará con los suyos y tú podrás estar más tranquila enfocada en tus estudios. —Pero es mi hija, debo cuidar de ella. —Y lo harás, pero te guste o no tienes una familia muy unida que está dispuesta a ayudarlas, así que puedes quedarte un tiempo en Francia con nosotros que te echaremos una mano, o puedes ir a Nueva York y apoyarte en tus tíos, igual tengo un departamento donde vivirán muy bien. Vio quedó pensativa observando a Marc y Livi quienes le dieron una afirmativa, pues ambos deseaban apoyarla también si decidía quedarse en Estados Unidos, más, porque para mí sería difícil por el tema de la distancia, ¿y quién mejor que ellos para estar al pendiente de mi hija y mi nieta? —¿Qué decides, hija? —Siendo el caso, me gustaría hacer la carrera aquí para que mi hija crezca con ustedes y la maestría en Nueva York, así podré adaptarme al país, las leyes, la forma de llevar las empresas allá, en fin, quiero tomarme mi tiempo para hacer las cosas bien en cada paso que dé. —Entonces está decidido, solo falta que hagas el proceso de inscripción y empezarás tus estudios como corresponde. Esta vez no se contuvo y nos abrazó muy feliz agradeciéndonos a cada uno por la oportunidad que le dábamos y más al permitirle vivir en casa de mi abuelo, después salió corriendo emocionada, a lo que Marcus y Livi le siguieron pues darían un paseo en la ciudad. En eso ingresó Mad justo a tiempo para definir también su futuro, uno el cual Isma y yo también habíamos hablado a detalle después de consultar con el psicólogo que nos ha estado tratando. Por desgracia la confesión de Bonetti nos dio muy duro a mis hijas y a mí y aunque no les guardo rencor pues son inocentes de toda culpa, sí consideramos hacer terapia individual y en familia para cerrar ese doloroso ciclo siendo Becca, Christy e Isma nuestro apoyo más grande, en especial él quien tenía que soportar las lágrimas y el dolor de tres mujeres Clyde, unas que cada día lo amaban más y le compensaban cada acto de amor haciéndolo feliz. —Al parecer la princesa está lista para empacar y mudarse a su nuevo castillo —bromeó sentándose con nosotros. —Así que ya te lo había dicho. —¿¡Bromeas!? Llevaba mucho tiempo esperando esta charla, pero me alegra que tenga lo que quiere. —¿Y qué quieres tú? —preguntó Isma sirviéndome más vino. —¿Yo? ¿Qué podría pedir? No tengo todavía hijos que dependan de mí ni nada que se le parezca. —No, pero sí tienes una vida y un futuro por delante. —Lo sé, pero no sé si quedarme al frente de Clyde B. sea lo que quiero en realidad, es decir, aprendí mucho y fue una experiencia gratificante, pero no me veo dedicándome a ella de esa forma. —¿Y por qué no te dedicas a ella a tu manera? —cuestioné inquietándola. —No entiendo. —Isma me comentó que te gusta modelar, la verdad lo haces increíble, tienes carisma, sabes empatizar con la gente y tienes un talento nato, ¿por qué no lo aprovechas si tanto te gusta? —No es lo mismo, una cosa es hacerlo por redes y otra a nivel profesional y Clyde B. es una marca reconocida a nivel mundial. —¿Y no te parece suficiente respaldo? —Papá, no es tan fácil, además… —Él tiene razón —intervine con seriedad—, puedes prepararte con los mejores, tienes el capital para hacerlo, trabajarías para la empresa con un contrato exclusivo una temporada y después trabajarás en donde quieras, es importante que aprendas de otros y más porque cada casa de modas tiene su manera de hacer las cosas. —No me lo tomes a mal, mamá, pero ser tu hija y una modelo puede ser demasiado para mí. —Eres una Clyde, nada es demasiado para ti a no ser que esté fuera de tu alcance, pero esto no lo está. —¿No creen que me tienen demasiada fe? —¡Obvio la tenemos! —exclamamos Isma y yo al unísono brindando cómplices. —Si quieres piénsalo, no tienes que decidir ya, pero sería bueno que tomes una decisión pronto, sabes que estás en la edad indicada para comenzar en esta carrera y la oportunidad que te da tu madre es única, muchos matarían por ella, pero al final tú tendrás la última palabra. —Isma tiene razón, e igual decidas lo que decidas seguiremos apoyándote. —Si están tan seguros entonces aceptaré la propuesta, aunque me gustaría seguirte apoyando en la parte directiva, Becca todavía está pequeña y no es bueno que la dejes sola tanto tiempo. —Gracias, mi niña, aprecio tu ayuda y la acepto gustosa, así como también espero que sigas contando con nosotros en lo que necesites. —Lo haré, mamá, quizás más veces de las que imaginen. —Y nosotros encantados te ayudaremos, eso sin mencionar que tienes a muchos más dispuestos a darte una mano —otro abrazo lleno de agradecimiento nos dejó más tranquilos y salió al recibir una llamada de unas amigas que vinieron a recogerla. —Sé que no puedo hacer nada para mantenerlas aquí, pero me aseguraré de que Becca no pueda irse de casa hasta los treinta. —¡Ismael!, no seas tan exagerado. —¿¡Exagerado yo!? Es una bebé y seguirá siendo MI bebé así tenga los suyos, así que no me molestes —giré rendida los ojos al saber que sería imposible quitarle la idea de la cabeza. —Igual falta mucho para que piense siquiera en irse. —No, preciosa —exhaló melancólico—, el tiempo pasa cada vez más rápido y cuando menos lo espere me pedirá permiso para salir con sus amigas, comenzará a maquillarse, dejará los juegos con su padre y todo para que un cretino de mierda se la quiera llevar lejos de mí. —Ningún cretino se llevará a nuestra hija porque tú vivirás muchos años para asegurarte de que el correcto se quede a su lado. —Ninguno es digno, ya dije. —Porque ninguno la amará como su padre —lo besé feliz bajando sus defensas y de paso esos celos paternales que me encantaba ver en él. Fuimos a la habitación contigua donde se encontraba nuestra pequeñita durmiendo, él se sentó a su lado admirándola como siempre y yo quedé detrás de él consintiéndolo mientras admiraba la tierna escena. —Estuve pensándolo y sé que me dirás exagerado, pero decidí que le enseñaré a mi hija a defenderse en cuanto empiece a caminar, no dejaré que nadie la lastime, le daré todas las herramientas necesarias y la fortaleceré en cuerpo, mente y espíritu, pero nadie me la arrebatará otra vez. —No —levantó su cabeza clavándome su profundo mercurio lleno de sentimiento—, no creo que exageres y la verdad me sentiría tranquila si lo haces. —¿En verdad no te molesta? —negué segura y nos uní en un cálido beso—. Te amo, preciosa. —Yo te amo más, muchísimo más.
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