Todo parecía tan surreal, presentía que estaba en un sueño del que muy pronto despertará, pero cada vez que Nicolas volvía a sujetar con fuerza su mano se daba cuenta que no era un sueño. Y si fuera un sueño, era bastante real.
- Es aquí – anunció Emma al llegar al puesto de comida – Buenas tardes – saludo al sentarse en una de las mesas libres.
- Buenas tardes – dijo Nicolas, sentándose a lado de ella – Debo confesarte que muero de hambre.
- Yo también y aquí es uno de los mejores lugares donde venden sopes y pancita – le sonrió – Hola María – saludo a la señora que estaba atendiendo.
- Hola Emma ¿Qué te trae por aquí? – le sonrió de una manera que solo ella podía saber que significaba.
- Estábamos en la biblioteca y nos dio hambre – miro a Nicolas que estaba escuchando con atención lo que decían – Nicolas, ella es María y en cuanto pruebes su comida jamás dejaras de venir.
- Eso espero – se levantó – Mucho gusto señora María.
- Por favor no me digas señora, soy joven aun, solo dime María.
- María – asintió con una sonrisa y volvió a sentarse.
- ¿Qué les voy a preparar? – preguntó sacando su papel donde apuntaba las órdenes.
- Yo quiero un sope de chicharrón y una orden de tacos.
- Perfecto ¿y tú querido?
- Yo quiero probar la pancita y una quesadilla de chicharrón.
- Apuntado ¿para beber?
- Una coca – miró a Nicolas - ¿Y tú? – le sonrió.
- Lo mismo.
- Dos cocas, perfecto ahora se las traen – les sonrió y se fue.
Emma se acomodó en su silla, se sentía nerviosa y con hambre, y muy rara vez le pasan esas dos sensaciones juntas. Nicolas carraspeó un poco, él también estaba nervioso, pero sentía que todo marcharía con tranquilidad después de decirle lo que siente por ella.
- Cuando era pequeña – comenzó a decir Emma, atrayendo la completa atención de él – Mi papá me pedía un sope de chicharrón con el queso fundido, se tardaba un poco más, pero sabía exquisito.
- Yo recuerdo que los domingos eran día de salir a comer pancita o taquitos, lo que apareciera primero – sonrió mirándola – Y dime, Emma, ¿cuál es tu instrumento favorito?
Hizo un puchero mientras se ponía a pensar, Nicolas sonrió enternecido de lo que hacía, su puchero y su ceño fruncido, le parecía totalmente atractiva justo así.
- El violín – dijo sin mirarlo – Ha sido el instrumento que más me gusta, verlo, escucharlo y en un momento me hubiera gustado aprender a tocarlo, pero creo que me gusta más ver y oír – suspiro – Podría decir que me encantan los violinistas, he seguido y leído la historia de muchos. Y por supuesto que hablo de Niccoló Paganini – sonrió al decir ese nombre – Me apasiono saber todo sobre ese hombre y sobre la música que creaba con su violín, podía tener una sola cuerda y aun así tocar como increíble.
Nicolas casi se atraganta con su propia saliva al escuchar que le gusta el Violín, no podía decirle ahora mismo que él era violinista, esperaría y le daría la sorpresa.
- Dicen que tocaba muy bien por su pacto con el Diablo – dijo atrayendo la mirada de Emma – La historia dice que tocaba de forma magistral y que dejaba extasiado a todo el mundo, en especial a las mujeres. Nadie ha podido igualar sus notas, y sí que han intentado, hay muchos violinistas que han tratado de hacer sus notas justo como él, pero nadie lo ha logrado. Y es claro el por qué no han podido.
- Dicen que era feo, aunque en su película es muy guapo – soltó una risita.
- Si era feo, pero su música lo hacía encantador hacia las mujeres.
- Supongo que al Diablo le gusta la música clásica – sonrió divertida – Niccoló y Antonio Vivaldi.
- ¿Y tienes alguna sonata favorita?
Emma se puso a pensar sobre cuál era, sabía que su sonata de Niccoló era la Sonata del Diablo, pero tenía alguna que otra que le gustaba, solo que no recordaba el nombre. María llegó con sus órdenes, dejándolas frente a ellos y tras un gracias ella se retiró para que disfrutar su comida.
Ninguno podía comer sin tener que mirarse, así fuera una fugaz mirada, los nervios se habían esfumado en cuanto comenzaron a hablar. Se complementaban con simples miradas y palabras.
- Aquí es donde vivo – suspiro Emma, justo cuando llegaron a la puerta de su casa.
- Tengo tu número y tu dirección, espero robarte pronto para volver a salir juntos un rato – le sonrió.
- Eso espero – sonrió mirándolo – Me la pase muy bien Nicolas, espero verte pronto.
- Lo mismo digo querida Emma – acaricio su mejilla, bajo la mirada al sentir como se ruborizaba – Te vez hermosa sonrojada – le susurro, le dio un beso en la frente – Nos vemos Emma.
Emma lo vio irse por el mismo camino, suspiro con una gran sonrisa. Estaba enamorada, lo tenía claro.
Mi corazón volvió a latir con fuerza. Sano y volvió a latir.
Todo el dolor que sentí alguna vez por ti, se ha esfumado, mis deseos, mis sueños han vuelto a resurgir de las cenizas de lo que una vez fui. El dolor de tu ausencia se ha ido, tú ya no puedes causarme más dolor porque he vuelto a resurgir como un ave fénix.
¿Quién diría que el mismo William Shakespeare me traería de vuelta a la vida?
Es cierto, dije que me había jodido el amor a primera vista, pero lo que hizo fue enseñarme que el amor a primera vista es más real de lo que uno cree. Si, he vuelto a amar con todas mis fuerzas a un hombre que me cautivo desde el primer segundo en el que lo mire.
Obtuve la respuesta de quien era mi misterioso Ángel.
Oh misterioso Ángel, eres quien tuvo mi corazón desde tu primera sonrisa, eres mi salvador y mi guardián. No sabía que esperaba por ti, pero al tenerte a mi lado, descubrí que eras quien esperé mi vida entera.
Tengo sentimientos, emociones y comportamientos que en el pasado no había tenido por alguien más, ni siquiera por él, eres el único por el cual me siento así. Mi corazón late con fuerza, mi respiración se detiene, el flujo de mi sangre se detiene y el mundo a nuestro alrededor parece detenerse solo para que nosotros podamos unirnos con nuestras miradas.
Mi querido Ángel, eres el amor que no esperaba y al que ahora me aferro con todas mis fuerzas.
{...}
Si esto es el amor, no me lo arrebates, me aferro a ella con todas mis fuerzas, porque james ame como la amo a ella. Siento que mi corazón sale de mi pecho cada vez que la miro, cada que escucho su voz, le entregue mi alma entera aun sin saber que ella me correspondería. Porque si, la amo, la amo con todas mis fuerzas y no espero que esto termine, porque no veo final, así como jamás vi un inicio de esto. Es la eternidad, sin principio y sin final.
- Alguien parece enamorado – escucho la voz de su hermano detrás suyo – Llevas horas mirando la ventana.
- Claro que no – sonrió y la miró - ¿Qué quieres Jason?
- Mamá quiere que le ayudes con algo.
Nicolas salió de su habitación, bajó las escaleras en busca de su madre, sospechando que estaba en su jardín. Salió al patio trasero y la vio de rodillas llena de tierra, parece que estaba cambiando alguna de sus plantas. Se remangó su camisa y se acercó a ella.
- ¿Necesitas más tierra? Aún hay un costal dentro de casa, puedo traerlo.
- Quiero que me digas quien te tiene tan distraído – su madre no lo miro, estaba arreglando sus plantas.
- ¿Y porque debe ser alguien y no algo? – preguntó con una sonrisa. Se acercó a las flores y miro las rosas blancas que recién habían floreado.
- Porque eres mi hijo y sé cuándo es alguien y no algo – se giró y vio a Nicolás oliendo las rosas - ¿Me lo dirás?
- ¿Puedo robar una rosa? Quiero hacer un agua de rosas.
- Solo toma dos rosas, no más – advirtió – Y no cambies de tema, quiero que me respondas.
Su madre se levantó y le ayudó a cortar las rosas, ya que estas tenían espinas y eran un poco difíciles de cortar.
- Toda belleza tiene su costo – dijo su madre cortando ambas rosas – Y algunas veces son imposible de tomar con un simple roce porque te pueden lastimar – le dio ambas rosas en su mano – No me lo dirás ¿cierto?
- No – le sonrió – Gracias mamá.
Nicolas se fue, dejando a su madre sola en su jardín, le dirá sobre Emma, pero no ahora. Quiere que sean solo ellos dos por un tiempo.
[…]
Ian llegaba a casa de Emma, tras saludar a sus padres, entró en su habitación y la encontró con una sonrisa y eso le preocupó y al mismo tiempo le agrado, además tenía un brillo especial y hace tiempo que no la veía así.
Emma no tardó en contarle todo, era su mejor amigo y su confidente, hablo por una hora sobre todo lo que hicieron y cómo se sentía. Le parecía sobrenatural como es que su amor se había hecho tan fuerte y tan profundo, conocí bastante bien a quien le confiaba hasta su vida, como para decir que no estaba simplemente enamorada de Nicolas, sino que lo amaba desde lo más profundo de su ser. Y era algo nuevo para él, porque jamás la había visto así, ni siquiera con el innombrable, de ese sí que estaba enamorada y sabía que su amor hacia él era real. Pero con Nicolas, podía decir que era algo nuevo que ni él mismo sabía que era.
- Te lo diré como el amor de tu vida que soy – dijo Ian provocándole una risita a Emma – Tú no estás enamorada.
- ¿Qué? – lo miro un tanto desconcertada.
- No estas enamorada Emma, porque conozco a la Emma enamorada – la miro – Tú lo amas, lo tuyo es amor puro, no es un simple enamoramiento. Esto es amor, un amor que te ha calado más allá de tu corazón – le sonrió – Me extraña de ti, señorita que batea a todos a la primera y que pocas veces se enamora.
- Si lo sé – sonrió divertida – Ni yo sé que me pasó con él.
- Emma – tomó sus manos y atrajo su mirada hacia él – No pienso decirte que estas mal por enamorarte de alguien que apenas conoces, claro que no. Amo que estés así, que experimentes lo que se siente el amor, tienes un brillo que jamás te había visto y me encanta verte así. Tu corazón ha sanado y lo único que quiero es que seas feliz – acarició sus mejillas – Llevo toda mi vida a tu lado, has estado conmigo en todo momento y sabes que nuestro amor será eterno porque de mí no te desharás tan fácil – los dos rieron – Pero hablando enserio, te quiero ver feliz y siempre te apoyare.
- Gracias cariño – se acercó y lo abrazó – Eres lo mejor que tengo en la vida.
Ellos comenzaron como amigos y se volvieron confidentes del otro, su amor fraternal es más fuerte que cualquiera, aunque han tenido sus buenas y sus malas rachas, han demostrado que siempre estarán ahí para el otro. Se protegían a capa y espada, Emma llegó a confrontar a todos incluso a su propia sangre cuando Ian salió del closet, estuvo a su lado todo el tiempo y lo ha apoyado siempre.
- Me preocupa algo – dijo, mientras se recostaba a su lado.
- ¿Qué?
- Mis padres – suspiro – Yo les presenté a Emmanuel pensando que era el indicado y resultó ser un hijo de puta.
- Amor, todos cometemos errores – la miro – Creíste que era el indicado, todos la cagamos y esa fue la tuya. Además, como si tus padres jamás la hubieran cagado.
- Ya lo sé – comenzó a morderse las uñas – Papá me dijo que me dejaría tener a alguien de nuevo, porque no le gusto verme sufrir todo este tiempo – hizo una mueca – Y sabes cómo es él, me deja estar contigo porque sabe que eres gay, aunque aún tiene sus dudas.
- Yo también tendría mis dudas con el mujeron que eres – los dos rieron – Emma, no pienses en eso aún. Disfruta el tiempo con Nicolas, sean solo ustedes dos y después podrás empezar a pensar en ello – tomó su mano - ¿Está bien?
- Está bien.
- Pero no se libran de mí – Emma lo miró confundida – Quiero conocerlo, haremos un picnic el domingo, vamos a la casa del árbol de mi hermana y lo llevas. Yo preparare todo y no acepto un no por respuesta, yo quiero examinarlo.
- Exagerado.
- Debe pasar por mí, antes de que lo lleves con tus padres – se levantó de su cama – Me voy a presentar como el amor de tu vida, tu alma gemela, tu otra mitad, el ser de luz en tu vida – Emma comenzó a reírse – Y a él me lo presentaras como tú quieras.
- Si tú lo dices – suspiro.
- Por cierto – se puso su chamarra – Actualice Ginebra, ve a leerlo y me dices que te pareció – le dio un beso en la cabeza – Nos vemos Emma.
Y también compaginaba muy bien porque los dos eran escritores, aunque Emma lo haya dejado un tiempo, él seguía escribiendo para su pequeño público y ella era su fiel seguidora número uno.
En cuanto Ian se fue, tomó su teléfono y vio que tenía un mensaje, al ver el nombre, su corazón comenzó a latir con mucha fuerza. “Mi Romeo” abrió su mensaje, no podía contener su emoción.
>> Hola amor mío, ya te echo mucho de menos, pero esperaré con ansias el momento de verte de nuevo. Quiero que mañana por la mañana revises el correo, no preguntes qué es, es una sorpresa. Te quiero con toda mi alma. Tu Nicolas <<
Puso una almohada en su cara para comenzar a gritar de alegría y mover sus pies de un lado a otro. Se levantó y comenzó a dar saltitos de un lado a otro, hasta que se quedó sin aliento y trató de relajarse. Parecía una loca, tenía que controlarse. Era un solo mensaje.
Volvió a tomar su teléfono, le respondería su mensaje.
>> Qué coincidencia, yo te echo de menos desde que me dejaste en casa. Ya quiero que llegue el día de mañana, quiero ver tu sorpresa. Estaré en la biblioteca por la tarde, por si quieres ir a verme. Te quiero con mi corazón entero. You Emma <<
Tenía que controlarse, iría a buscar de cenar para poder ponerse a leer Ginebra, controló toda su locura interna y salió a la cocina.
[…]
Nicolas terminaba de preparar su té de canela, cuando recibió su mensaje, tuvo que contener toda la emoción que invadió su cuerpo, su familia estaba en la otra habitación y lo verían como loco, bueno de por sí ya lo ven como loco, pero harían preguntas y no quiere responder ahora.
Cada palabra provocó que su corazón se quisiera salir de su pecho, carraspeo para controlar todo, tomó su taza y se fue a su habitación lo más rápido que pudo. Dejó su taza en su mesita de noche, se sentó en su cama y controló su respiración.
>> Tengo algo en mente, pero te lo diré mañana por la mañana. Debo prepararme para un viaje que tengo planeado hacer <<
Le dio un sorbo a su té, disfrutando de la canela. Tenía que terminar lo que había preparado para ella. Pero justo en ese momento su teléfono volvió a sonar.
Le había respondido.
>> ¿Un viaje? ¿A dónde irás? <<
Soltó una pequeña risa.
>> Si, un viaje. A tus sueños, ahí nos veremos de nuevo. Buenas noches cariño, nos vemos en tus sueños <<
Dejó su teléfono en la cama y se acercó a su pequeño escritorio donde tenía sus libros y su violín junto con sus notas. Tenía que alistar todo para mañana.