La hija rechazada del CEO

Capítulo 2

–¿Aún sigues aquí Prahla? –preguntó la doctora Hong.

–Lo lamento, creo que se me volvió a pasar el tiempo –respondí al ver que eran las cinco de la tarde.

–Debes estar en tu casa temprano.

–El Diwali terminó hace unos días –recordé –. Hoy es el Rokka de mi hermana Kaashika y debo llegar a tiempo.

Como era de esperarse, Mohammed había pedido la mano de mi hermana y hoy se celebraría Rokka una ceremonia de precompromiso donde se marca la unión de los familiares y amigos de los novios. Salí de la clínica de prisa, si llegaba tarde de nuevo, papá no me lo perdonaría nunca, no quería tentar su paciencia de nuevo, afortunadamente llegue a tiempo, corrí al dormitorio de mi hermana y casi me quedé sin aliento subiendo todas las escaleras, no entiendo porque papá quiere presumir su fortuna con una casa tan grande, inhalé todo el aire que pude cuando cerré la puerta.

–Mira es papá.

–¡Qué! –exclamé y escuché a mi hermana estallar en una carcajada –. No me hagas esto hermana.

–No pude evitarlo, es que tienes una cara de asustada tan graciosa –reía –. Además me ayuda a mis nervios.

Solté un suspiro, dejé mi bolsa en el suelo y caminé a su tocador, tomé un poco del polvo para su rostro y se lo coloque, se veía tan hermosa en ese Sari lila que se enrollaba alrededor de su perfecto cuerpo.

–Siempre fuiste la más bonita –admití –. Te mereces una gran boda y una hermosa familia.

–Tú también eres bonita, Prahla, deja de bajar tu autoestima.

–Hermosa y modesta –sonreí al escucharla –. Mohammed es un hombre afortunado.

La puerta se abrió y vimos a mi madre entrar.

–Aquí estás Prahla, creí que no llegarías a tiempo.

–Ha estado todo el tiempo conmigo –mencionó Kaashika.

–No me mientas –nos regaño señalando mi bolso en el suelo y ambas reímos, nunca nos salía bien cuando intentamos engañar a mamá –. Prahla, ve a cambiarte que los Degvan están por venir.

–¡Tu baño está listo y la ropa igual! –escuché a mi hermana decirme.

Fui a cambiarme yo llevaba un Sari naranja, apenas me aplique un poco de maquillaje en mi rostro y entre de nuevo al dormitorio de mi hermana, mi madre ya se había encargado de preparar todo, mi padre entró poco después y nos examinó de pies a cabeza, hizo una seña de aceptar nuestra vestimenta y bajamos acompañadas por mi hermano Anil.

Esperamos a los invitados y se realizaron las costumbres tradicionales de nuestro pueblo, yo intenté seguirle el ritmo a mi hermana, pero ella por momentos me indicaba que era lo que seguía, era nuestro primer Rokka, me alegraba que fuera ella la primera en hacer esto, aunque no importaba lo mucho que pusiera atención, creo que lo olvidaría mañana.

Fue una cena agradable y tranquila, pude ver la sonrisa de mi padre, estaba complacido y orgulloso, presumía su fortuna, a su familia, los dotes de Kaashika, lo maravillosa que era su vida, todos parecían cómodos y alegres, pero yo sentía que me estaba asfixiando y en un pequeño descuido de parte de todos, me alejé de todos, me sentía sofocada por tanta presión, no entendía como Kaashika podía verse tan relajada, a mi me aterraba no hacer algo bien, yo amaba a mi familia y a mis tradiciones, respetaba a mi pueblo, pero siempre tenía miedo de que haría algo mal, que no encabaja en este lugar, algo que no era para mí.

–¿Se encuentra bien?

Reaccioné cuando ví a un hombre moreno de cabello n***o y ojos del mismo color frente a mí, era bastante atractivo y parecía de mi edad.

–Prahla.

–Ah, no –titubeé –. Estoy bien, solo necesito aire. –Fue entonces cuando reaccioné –. ¿Cómo sabe mi nombre?

–Soy Hassan –respondió –. Jugamos juntos en las calles, ¿lo recuerdas?

–No –respondí, él me vio confundido por mi respuesta –. Había muchos niños en ese entonces.

–Tienes razón, éramos demasiados –sonrió –. Aunque yo sí te recuerdo, esos grandes ojos café no se olvidan.

Aclaré mi garganta incómoda, me di cuenta que no había nadie a nuestro alrededor y esto no se veía bien para mí, así que hice una reverencia para despedirme.

–Si me disculpa debo volver a la fiesta.

Me apresuré a entrar a la cocina, donde me dieron una bandeja de pan y salí de nuevo al comedor donde todos se encontraban, Hassan el inoportuno ya se encontraba en el lugar, parece que yo no era la única que no sabía actuar frente a todos porque no me quito su indiscreta mirada de encima aunque no volvimos a hablar, yo estuve aún más nerviosa lo que provocó que hiciera las cosas más lento y para mi mala suerte papá lo notó, estaba molesto de nuevo, estaba retrasando a todos y seguramente pensaba que yo no recordaba nada, la ceremonia se sintió eterna, pero finalmente como todo en el mundo llegó a su fin. Los invitados se fueron y papá felicitó a Kaashika por su impecable presentación, había dejado impresionada a su futura familia, luego mencionó algo sobre Anil y lo mucho que lo enorgullece su único hijo varón, también agradeció a mi madre y por último se detuvo frente a mí, no tuve el valor de verlo a los ojos, mantuve mi reverencia, esperaba silencio o una crítica constructiva como él solía llamarla, pero en realidad te destrozaban por dentro, pero no fue así.

–Fue una presentación memorable, Prahla.

Levanté la mirada hacía él, no podía creer lo que estaba diciendo, ¿acaso me estaba felicitando? ¿Así de bien lo había hecho?

–La ceremonía de hoy fue un triunfo para la familia Akhtar y su descendencia –expresó mi padre –. El compromiso de Kaashika, mi hija mayor ha comenzado y próximamente se celebrará el Rokka de Prahla.

Ojalá ese lindo momento donde papá me felicitaba hubiera durado para siempre, ojalá me hubiera dado tiempo de grabarme cada parte de su expresión al decir que mi presentación había sido memorable, pero como todo lo bueno, se acaba demasiado pronto.

–¿De qué estás hablando Dinesh? –preguntó mi madre.

–Hassan quiere contraer matrimonio con Prahla, su padre ha hablado conmigo y quieren una fecha próxima, ahora estaremos en los preparativos de Kaashika y fue muy comprensivo por la situación.

–Papá, yo no quiero casarme –confesé, mi respiración era demasiado agitada, apenas sentía que me llegaba el aire a los pulmones, las piernas me temblaban, no sabía ¿qué hacer? o ¿Cómo reaccionar? ¿Acaso debía correr o quedarme ahí? Las palabras eran lo último que me preocupaban ahora.

–Hija, ese hombre es un médico premiado, viene de buena familia, tiene dinero y es atractivo –intervino mi madre.

–No quiero, yo no estoy lista para esto.

–No me vengas con tus idioteces, Prahla –reclamó mi padre –. Te he conseguido un buen hombre para asegurar tu futuro y el de mis futuros nietos.

¿Acaso dijo nietos? Sentí el estómago revuelto al escucharlo, quería vomitar, yo no quería casarme aún, mucho menos tener hijos, ni siquiera estaba segura de querer tenerlos algún día.

–Papá, no estoy diciendo que no me vaya a casar nunca, es solo que no quiero hacerlo ahora.

–¿Y qué crees que va a pasar? –exclamó –. ¿Qué Hassan te va a esperar? Hombres como él pueden escoger a cualquier mujer y las familias se la darán, tienes suerte que te quiera a ti primero, aceptarás, ya no creo poder soportarte más en esta casa.

Mis ojos se humedecieron al escucharlo decir algo tan cruel, estaba por retirarse, pero intenté detenerlo.

–¡Papá! ¡Espera por favor! ¡Podemos hablarlo!

Fue un grave error intentar sujetarle la mano, él la levantó y me abofeteó, el sonido de su palma contra mi mejilla hizo eco en toda la casa, me sujete la mejilla, me ardía del dolor, retrocedí, mi madre al igual que mi hermana tenían la mirada hacía el suelo, pude ver como Kaashika empuñaba sus manos con fuerza intentando no correr a mi auxilio, no podía, papá no dijo nada, me vio con sus ojos marrones desafiantes, yo aún estaba en shock, mi padre me había golpeado, jamás lo había hecho, su silencio era lo que tenía, una que otra palabra hostil diciendo la desilusión que le causaba, pero jamás había pasado de ahí, sus últimas palabra se repitieron en mi mente ya no creo poder soportarte más en esta casa. Yo era una carga para él, para todos en la familia, dí dos pasos atrás y me apresuré a subir a mi dormitorio, estaba mal, todo aquí estaba mal.