Prahla Akhtar:
El silencio en la mesa era incómodo, papá estaba molesto conmigo de nuevo, había olvidado el primer día del Diwali, debía estar en casa a tiempo, pero el trabajo me absorbió demasiado como siempre y llegué a casa casi al amanecer.
–Me pasas el Naan –le pedí a mi padre.
Él me ignoró, mi hermana Kaashika fue quien lo hizo.
–Gracias.
Ella me sonrió e intentó hacer una conversación.
–Sahbir mencionó que Mohammed hablará contigo, papá.
Mi padre se concentró en su plato de comida, tenía un extraño temperamento, hacía una especie de voto de silencio cuando estaba enojado, siempre decía que si no se iba a decir algo útil, era mejor no hablar. Era una de las tantas cosas que no compartimos, yo era muy expresiva, me gustaba dejar las cosas en su lugar, ser sincera y expresar mi punto de vista, pero papá tenía otras costumbres.
–Creo que Mohammed es un buen muchacho –sonrió mamá –. También escuché que Hassan Devgan regresará pronto, ¿lo recuerdas Prahla?
–No –respondí con sinceridad.
Se escuchó un resoplido de mi padre, estaba siendo sincera, no recordaba al famoso Hassan, el chico que se había ido a estudiar medicina a los Estados Unidos, mientras que nosotros nos quedamos aquí con nuestras costumbres y limitaciones, es así para la mayoría de las mujeres, yo logré salir de la universidad como enfermera, me hubiera encantado ir a estudiar medicina como Hassan, pero para las mujeres era diferente.
–Bueno, esperemos que él sí se recuerde de tí.
Fingí una sonrisa y regrese a mi comida, yo realmente esperaba que Hassan no se acordará de mí, el sueño de mi padre era sus hijas se casaran y empezaran a formar una familia hermosa, vivir para enseñarle a nuestros hijos nuestras costumbres como mamá lo había hecho con nosotros, a Kaashika le emocionaba la idea, ella siempre guardó cada tradición, aprendió todo de mi madre, fue a la escuela y se graduó como maestra, ahora enseñaba a los pequeños niños a leer, escribir y nuestras tradiciones, ella era perfecta, un ejemplo para nuestro pueblo, todo lo contrario a la pequeña Prahla, osea yo.
Al terminar la cena, fuimos a la ceremonia de Diwali, esta festividad hindú dura siete días, ayudé a mamá al regresar a casa, escuché como mi padre felicitó a Anil, mi hermano pequeño por su increíble presentación ante todos, la mujer que escogiera sería muy afortunada. Las palabras de papá se escuchaban hasta la cocina, inflé mis mejillas dejando el plato en su lugar.
–Ánimo Prahla –sonrió mamá –. Verás que un día de estos te casarás con un buen hombre y tendrás hermosos bachche.
Yo hubiera querido decirle a mi madre que esa no era mi prioridad, casarme y tener hijos no era algo que quisiera precisamente ahora, los pequeños me agradan y solía llevarme muy bien con ellos, incluso mejor que con los adultos de mi edad, pero me aterraba la idea de que una criatura creciera en mi interior. Ahora quería otras cosas, me interesaba mucho en mi trabajo, era una clínica privada donde se hacían estudios clínicos, tenía casi un año de trabajar con la doctora Hong en un estudio clínico sobre células regenerativas, la mujer asiática era admirable por su audacia e inteligencia, ella me decía que yo era su sucesora, yo esperaba que eso no ocurriera pronto, no me sentía preparada para tomar una responsabilidad tan grande, Kaashika se llevó a Anil a dormir, yo me despedí, papá no me dirigió ni una mirada y salí de ahí con esa sensación desagradable en mi pecho, con cada una de mis acciones sentía el rechazo de mi padre.