Y no era mentira, necesitaba más y más de Alessandra, era como una droga. La había tomador en el ascensor y nunca me había sentido tan impulsado por casi consumir todo su ser de esa manera. Mi boca se prendió a sus labios y sentí que estaba probando el manjar de un sediento. Esta mujer con su arrogancia, con su altives, su belleza y sobre todo con ese magnetismo, se apodero de mi desde el primer momento en que la vi y he de reconocer que no fue tarea fácil aceptar aquello hasta que la vida nos volvió a cruzar en el camino. Pero mis pensamientos son un poco intransigentes con respecto a lo que mis ojos ven. Alessandra esta de rodillas mientras yo estoy de pie en la regadera, el agua caliente cae sobre mi espalda y la veo lamer y chupar mi miem,bro. Creo que estoy alucinando y mojo un poc