Yo sabía que era un error. Desde el primer momento lo fue, el ascensor, la sala, la cocina, la chimenea, el pasillo, mi habitación, el baño. Pero lo que fue peor, fue la despedida. No iba a decir nada, lo juro, iba a dejar que se acostara y durmiera, era lógico que debía estar tan cansado como yo, agotado por decir lo menos. Pero fue mi miedo y las miles de prevenciones que tenía con respecto a todo lo que tenía que ver con hombres lo que me hizo actuar de esa forma tan poco cortés, con alguien que me acaba de dar el mejor sexo de mi vida. Si, el mejor sexo de mi jodida vida. Sus brazos fueron firmes pero sus manos delicadas, sus labios fueron como seda pero sus besos eran candela viva, su cuerpo era grande y fuerte y en cada embestida pude sentirlo. Mi cuerpo se amoldo al suyo, me a