Entonces mis oídos escucharon perfectamente cada palabra que había salido de los gruesos labios del rubio que estaba frente a mi, sus ojos verdes y penetrantes su barba perfectamente perfilada y su sencillez para hablar. —¿Por qué me dices esto ahora? Llevas trabajando para mi hace dos años. —Porque nunca he sido tan valiente como hasta ahora, que por cobardía le digo lo que siento. Porque no soporto verla en brazos de otro hombre y se que soy un atrevido por decirle esto, por traerla hasta aquí. Pero simplemente no puedo seguir ocultando esto. Lo vi caminar por el lugar y su expresión, sus movimientos, sus manos sus ojos, estaba tan contrariado que me causo algo de nostalgia y dentro de mi algo se movió y me acerque para darle la mano e intentar calmarlo. —Fabrizio, yo no se que de