Cuando entre por las puertas de mi apartamento, lace mi bolso y mi abrigo estaba realmente molestia, quería matar a alguien. Me molestaban muchas cosas de las personas, pero algo que no podía aceptar era esa facilidad que tenían algunas personas para alborotar el avispero y luego salir corriendo. Entonces lo que había pasado con Lorenzo, más bien lo que venía pasando con Lorenzo me tenía realmente fuera de mis casillas. No me agradaba para nada su actitud de tomar de mi lo que le gustaba y luego dejarme allí como si nada. Llegue hasta el baño y me mire en el espejo, no soy nada hedonista, pero no podía negar que la imagen frente al espejo era... interesante. Abrí un poco el escote con la misma delicadeza que los dedos de Lorenzo y había recorrido el borde de encaje, me mordí los la