Antes de entrar por la puerta principal, moví mi mano, la baje del brazo de Lorenzo a su mano y allí entrelace nuestros dedos. La imagen era lo más importante y nada más lindo que ver a un par de recién enamorados tomarse de la mano. —Todo saldrá bien —me dijo, aunque creo que lo estaba diciendo más para el que para mi. —Lo se, todo saldrá bien. Y si algo sale mal, será tu culpa, Lorenzo yo no cometo errores. —Deja de creerte perfecta —parecía divertido, pero a mi no me hizo gracias. —No me creo, se lo que soy y se lo que valgo. Sabía que mi tono había sido más arrogante de lo usual, pero no me importo, aprendí que si no era yo quién me daba mi lugar en el mundo, nadie lo haría por mi. —Eres exasperante. —También lo soy. Y el show empieza en 3... 2... 1... Cuando termine de