CAPÍTULO V-3

2796 Words

—Por supuesto— contestó Lord Frederick. Se dirigió al lugar donde habían sido instaladas las mesas de bridge, con mazos nuevos de cartas y libretas, sobre el tapete verde, para apuntar los resultados de cada partida. Marisa continuó tocando. Tenía la impresión, aun sin levantar los ojos, de que el Duque la estaba observando, pero no lo miró. Tocó durante otra media hora y entonces, para su consuelo, se dio cuenta de que el Príncipe, a quien siempre le gustaba retirarse temprano, se había puesto de pie. Era casi la medianoche y como el grupo comenzaba ya a despedirse, Marisa caminó hacia la puerta. En aquel momento, el Duque le dijo: —Buenas noches, señorita Mitton, y muchas gracias. —Buenas noches, Su Señoría. Marisa pasó frente a él. Se preguntó si todavía estaría enfadado con el

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