Cuando volviera, hablaría con la señorita Whitcham, a fin de que ésta hiciera los arreglos necesarios con respecto al grupo que llegaría de visita. También enviaría a buscar al guardabosque para decidir qué áreas eran las más aconsejables para llevar a sus invitados a cazar, el sábado siguiente. Mientras tanto, disfrutaba con la sola idea de montar a Samson, el potro que había comprado recientemente. El Duque hizo galopar al caballo para aplacarlo un poco y después empezó a cabalgar a través del parque, en dirección del bosque. Existía un terreno, en el extremo norte de la propiedad, que no había visitado desde hacía algún tiempo y pensó que podría tener una mejor dotación de perdices que las áreas más cercanas, en que la que hacia la caza con mayor frecuencia. Deseando explorarlo por